Norteamérica está en medio de un desastre de sobredosis de drogas. En Columbia Británica, Canadá, donde casi 1.000 personas murieron de sobredosis en 2016, los funcionarios han declarado una emergencia de salud pública.
Si bien la prescripción excesiva de los analgésicos y la contaminación del suministro ilegal de opioides a base de fentanilo, un potente analgésico sintético, el cual se encuentra en el corazón del problema, y los usuarios de opiáceos no son los únicos en riesgo. Los funcionarios de salud pública en British Columbia advierten que el fentanilo ha sido detectado en muchos medicamentos que circulan en el mercado ilícito, incluyendo la cocaína – crack.
La posibilidad de una sobredosis de opioides es una nueva amenaza inusual para las personas que usan crack, el cual es un estimulante. Su consumo, ya sea mediante el tabaquismo o la inyección, no es necesariamente mortal.
Sin embargo, si es mal manipulado, el crack puede causar daños en la salud, incluyendo cortes y quemaduras de jeringas inseguras. La distribución de jeringas también puede transmitir enfermedades infecciosas como el VIH y la hepatitis C. A largo plazo, el consumo frecuente e intenso de crack puede contribuir a complicaciones psicológicas y neurológicas.
A pesar de la estimación de 14 a 21 millones de consumidores de cocaína en todo el mundo, la mayoría de los cuales viven en Brasil y en los Estados Unidos, los científicos todavía se encuentran en la búsqueda de un tratamiento médico eficaz que permita ayudar a las personas que desean disminuir el uso peligroso de esta droga.
Tratamiento del Cannabis – Asistido
Actualmente los científicos canadienses están trabajando en una sustitución no convencional para lograr esto.
Las investigaciones realizadas por el Centro BC sobre el Uso de Sustancias en Vancouver demuestran que el consumo de cannabis puede permitir que las personas consuman menos crack. ¿Podría convertirse la marihuana al crack lo que es la metadona para la heroína, una droga legal, segura y eficaz sustituto que reduce los antojos y otros impactos negativos del uso problemático de las drogas?
Entre 2012 y 2015, nuestro equipo encuestó a más de 100 usuarios de crack en los barrios Downtown Eastside y Downtown South de la ciudad. Estas son áreas pobres en donde el consumo de crack es común entre las personas que usan drogas. Encontramos que las personas que usaron cannabis intencionalmente para controlar su uso de crack mostraron una marcada disminución en el consumo de crack, con una proporción de personas que reportaron un descenso del uso diario del 35% a menos del 20%.
Los datos de este estudio, recientemente presentados en la Conferencia de Reducción de Daños en Montreal, fueron obtenidos a partir de trabajos realizados por tres instituciones que analizaron a más de 2.000 personas que consumen drogas (no necesariamente solo estimulantes). Estos fueron el Vancouver Injection Drug Users Study (VIDUS), la Institución de Atención del SIDA para evaluar la Exposición a los Servicios de Supervivencia (ACCESS); y, el Estudio de Jóvenes en Riesgo (ARYS).
Durante décadas, el estigma y la prohibición han bloqueado la evaluación científica rigurosa del cannabis. Ahora estos obstáculos están empezando a desaparecer, lo que permitirá comprender este tema de mejor manera y desbloqueará el potencial terapéutico de los cannabinoides.
Los investigadores utilizaron procedimientos armonizados para la inclusión, el seguimiento y la recopilación de datos. Los individuos de estos estudios fueron reclutados a través del muestreo y búsqueda de personas en las áreas de Downtown Eastside y Downtown South.
En primer lugar, se preguntó a los participantes si habían sustituido un fármaco por otro para controlar o ralentizar su consumo. Un total de 122 participantes (49 de VIDUS, 51 de ACCESS y 22 de ARYS) informaron que lo habían hecho al menos una vez en los últimos seis meses. Estos fueron los temas incluidos en nuestro análisis, contribuyendo a un total de 620 entrevistas a lo largo de tres años.
Cuando se analizaron las historias con respecto al uso de crack de estos participantes a lo largo del tiempo, surgió un patrón: el aumento significativo en el consumo de cannabis durante los periodos en que informaron que lo utilizaban como sustituto del crack, seguido por la disminución en la frecuencia del uso de crack.
Automedicación
Los hallazgos están alineados a un estudio más pequeño referente a una serie de casos en Brasil, que analizó a 25 personas que buscaron un tratamiento al consumo problemático del crack, quienes dijeron que usan marihuana para reducir los síntomas de ansiedad relacionados con la cocaína. Durante un periodo de seguimiento de nueve meses en ese estudio, realizado por Eliseu Labigalini Jr, el 68% de los participantes habían dejado de usar crack.
Al igual que en nuestro estudio, en Brasil el consumo de cannabis alcanzó su punto máximo durante los tres primeros meses de seguimiento, con un uso ocasional de cannabis en los seis meses posteriores.
Estudios cualitativos en Jamaica y en Brasil también indican que los usuarios de crack frecuentemente se automedican con cannabis para reducir los antojos y otros efectos indeseables del crack.
Otras investigaciones han demostrado que la dependencia a largo plazo del cannabis podría aumentar los antojos de cocaína y la existencia de un riesgo de recaída. En lugar de contradecir los hallazgos de Canadá, Brasil y Jamaica, estas discrepancias sugieren que los patrones de consumo y dependencia de cannabis y el momento de la automedicación pueden desempeñar un papel importante en los resultados individuales.
Basándose en los hallazgos de este estudio preliminar, el BC Center on Substance Use planea más investigaciones para confirmar si el uso del cannabis podría ser una estrategia eficaz para las personas que buscan reducir su uso de crack u otros estimulantes, ya sea como reducción de daño o como tratamiento.
La reciente iniciativa de Canadá para legalizar y regular la marihuana debería facilitar este trabajo. Durante décadas, el estigma y la prohibición han bloqueado la evaluación científica rigurosa del cannabis. Ahora estos obstáculos están empezando a desaparecer, lo que permitirá a nuestro equipo comprender este tema de mejor manera y desbloqueará el potencial terapéutico de los cannabinoides.
Autor: M-J Milloy,Eugenia Socias
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