El aniversario 50 del asesinato del guerrillero Ernesto ‘Che’ Guevara es recordado este domingo en varios países del mundo, con programas centrales en Argentina, su lugar de nacimiento; Cuba, a donde llegó de la mano de Fidel Castro para hacer la Revolución Cubana, y en Bolivia, sitio en el que encontró la muerte el 9 de octubre de 1967.
Hasta la escuelita de La Higuera boliviana, donde le disparó el teniente Mauro Terán, brazo ejecutor del crimen, llegó el presidente Evo Morales para rendir homenaje, mientras en la provincia cubana de Villa Clara, donde reposan sus restos desde 1997 en que fueron encontrados en Bolivia, el presidente Raúl Castro encabezó el tributo al legendario argentino-cubano.
“El Che no ha muerto como querían sus asesinos”, dijo el vicepresidente cubano, Miguel Díaz-Canel en Santa Clara, al pie del monumento al Che y a sus compañeros de la guerrilla que allí reposan.
En esta fecha, pero de 1967, Cuba instituyó el ‘Día del Guerrillero’ tras la muerte de Guevara; en su alocución sobre un análisis de las informaciones que llegaban a La Habana, el entonces presidente Fidel Castro leyó esa decisión del Consejo de Estado y anunció 30 días de duelo nacional, pero el los restos no fueron ubicados hasta 30 años después.
Una comitiva oficial cubana viajó hacia Bolivia, donde se realizarán una serie de actos conmemorativos, con la participación del presidente Morales. La encabeza el Comandante de la Revolución, Ramiro Valdés, muy ligado al Che en su campaña militar en Cuba, y la integran también los cuatro hijos del Che: Aleida, Celia, Camilo y Ernesto. También viajaron dos militares cubanos en retiro que son sobrevivientes de la guerrilla boliviana, el general (r) Harry Villegas (Pombo) y el coronel (r) Leonardo Tamayo (Urbano).
En Argentina se desarrollaron varias actividades en la última semana para recordar al Che, tanto en Buenos Aires como en su natal Rosario, donde hay un museo sobre su vida y su obra.
Nacido el 14 de junio de 1928 Guevara fue un joven de familia burguesa que estudió medicina y protagonizó un histórico viaje en moto por Sudamérica con su amigo Alberto Granados, fallecido en años recientes.
Era fotógrafo ambulante en México cuando conoció a Fidel Castro, que preparaba la expedición del yate Granma y luego de varias horas de conversación fue incorporado en el grupo de 82 hombres que viajó desde el puerto de Tuxpan a la isla caribeña como parte de la acción revolucionaria contra la tiranía de Fulgencio Batista.
Llegó a ser ministro de Industrias y presidente del Banco Nacional tras el triunfo de la Revolución Cubana en 1959, pero tenía la idea de continuar liberando pueblos. Primero fue al Congo, posteriormente envió una ‘avanzada’ para hacer la guerrilla en Argentina, encabezada por Jorge Ricardo Masetti, cuyo cuerpo no apareció nunca. Pocos años después, retomó su proyecto de liberar a su país y en Bolivia fue delatado y capturado el 8 de octubre, murió un día después.
Trascienden sus últimas palabras cuando sintió que había llegado su hora final y le dijo a su verdugo “póngase sereno, usted va a matar a un hombre”.
Fuente: Andes
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