El compromiso del presidente Lenín Moreno con los representantes de la banca privada, para que el dinero electrónico sea operado por el sistema financiero privado, evidencia la intención de impulsar un medio de pago sencillo y a la vez, reducir la demanda del uso de dinero efectivo.
La denominación apropiada de este instrumento es “billetera electrónica”, porque el vocablo dinero puede fomentar el equívoco de que se trata de una nueva moneda para ser manejada en el contexto tecnológico. Y nada más lejos de la verdad.
La billetera electrónica no es otra cosa que un medio de pago a través del teléfono celular, cuyo respaldo es el dinero físico del usuario. Esta herramienta opera en igual forma que las tarjetas de débito que emiten las instituciones financieras privadas, los cheques, las transferencias digitales o las monedas fraccionarias que son emitidas por el Banco Central.
Otro de los motivos por los cuales el gobierno pone en marcha la billetera electrónica es por la necesidad de instaurar nuevas formas de pago orientadas a disminuir el uso de dinero en efectivo para moderar la demanda de billetes, monedas y cheques.
Administrado en forma exclusiva por el Banco Central, este mecanismo funciona en el país desde finales del 2014, pero no ha despertado gran entusiasmo entre los usuarios. Entre los motivos de esta aparente apatía existe cierto recelo de que, en un momento de iliquidez, el gobierno pudiese caer en la tentación de emitir dinero electrónico sin respaldo, lo cual sería el inicio del fin de la dolarización.
La incertidumbre se justificaría en resoluciones tomadas por autoridades que presidieron esa institución durante el anterior gobierno, quienes no tuvieron reparo en utilizar fondos de los depósitos públicos, que son intocables, para entregar créditos al Estado.
Estas decisiones sembraron dudas en relación a la idoneidad del manejo económico, sobre todo porque en los últimos 17 años, desde la vigencia de la dolarización, el Ecuador ha disfrutado de una estabilidad que permite a los ciudadanos realizar inversiones, programar deudas, viajar y, en fin, realizar muchas cosas que pocos podían hacerlas en los años ochenta y noventa del siglo pasado, cuando el sucre se devaluaba a una tasa promedio del 40% anual.
El Presidente ha mostrado su disposición a convertirse en un verdadero estadista, no obstante, tiene pendiente la remoción de los integrantes del equipo económico del gobierno anterior, que diseñaron el esquema financiero con un Banco Central hiperactivo en política monetaria. Aquello desbrozaba el camino hacia la desdolarización.
Para los ecuatorianos, la dolarización equivale a lo que en otra época representaba tener una moneda fuerte respaldada en el oro. La gente tiene confianza en el dólar porque no se devalúa y puede planificar su vida financiera a largo plazo.
Según lo acordado con los representantes del sistema financiero privado, el mecanismo de la billetera electrónica deberá funcionar en los primeros meses del próximo año. Esto solo será posible mediante una reforma al Código Orgánico Monetario y Financiero, que actualmente faculta en forma privativa al Banco Central.
El trámite pondrá a prueba la habilidad política del Presidente Lenín Moreno, quien, ante todo, tendrá que convencer a la bancada oficialista, Alianza País, desde donde han surgido los mayores cuestionamientos a su gestión durante estos tres primeros meses de gobierno.
Sin la aprobación de la Asamblea Nacional no habrá participación de la banca privada y la billetera electrónica continuará en manos del Banco Central, lo que implicará dejar la puerta entreabierta para que, en algún momento de emergencia, el gobierno se vea tentado a crear una moneda electrónica sin respaldo.
Desde su llegada al poder, el Presidente ha mostrado su disposición a convertirse en un verdadero estadista, inteligente y mesurado. Su actitud serena, el llamado al diálogo, el impulso a la lucha contra la corrupción, entre otros aspectos han tenido eco en la ciudadanía. Aquello se refleja en un alto nivel de aceptación. Este capital político deberá usarlo en provecho de medidas acertadas.
No obstante, tiene pendiente la remoción de los integrantes del equipo económico del gobierno anterior que diseñaron el esquema financiero, con un Banco Central hiperactivo en política monetaria, lo cual desbrozaba el camino hacia la desdolarización.
Por el bien del país y de su gobierno, el Presidente tiene que retirar de su lado, lo más pronto posible, a esos funcionarios que intentaron llevar a la nación por el camino equivocado, del déficit fiscal, del endeudamiento irresponsable y del uso de fondos de terceros, de una manera imprudente.
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