Bailar para seguir viviendo. Esa es la propuesta de un trabajo de grado de la Universidad Católica Santiago de Guayaquil. El estudio involucra a la danza árabe como una alternativa terapéutica para un grupo de ancianos del Centro Gerontológico “Dr. Arsenio De La Torre Marcillo” de esta ciudad.
La actividad aplicada por varias semanas regalò sonrisas y devolvió la autoestima a varios abuelos.
La intención de esta terapia fue evaluar las condiciones físicas de cada adulto mayor observándolo en la pista de baile. El arte conspiró para brindar bienestar físico y emocional a personas distraídas, arrugadas y encorvadas, pero con unas ganas tremendas ser queridos.
Inicialmente el trabajo involucró la ritmología como un componente especial para hacer música con el cuerpo. Fue un reto pensar en los adultos mayores, pero la danza es una disciplina complementaria que cada geriátrico podría aplicar a otras actividades que realizan.
La danza árabe es una rutina adecuada a los requerimientos de orden físico de las personas de la tercera edad y tiene como objetivo mejorar sus condiciones funcionales aplicadas a los problemas de la edad: el equilibrio, la falta de flexibilidad y las limitaciones para la movilidad de columna, entre otras…
El proyecto busca que los adultos mayores practiquen y dediquen tiempo a realizar destrezas basándose en sus necesidades emocionales. Este tipo de disciplina artística aporta beneficios físicos, psicológicos y de integración grupal entre ellos: mejora la flexibilidad, tonifica la musculatura, mantiene y optimiza el equilibrio, aumenta la autoestima y brinda un soporte emocional.
Pero, ¿cómo se convierte la danza árabe en una alternativa terapéutica para el adulto mayor?
La danza árabe tiene una característica especial por el tipo de música espiritual; es decir, una mujer que está conectada con el centro de energía y se siente feliz consigo misma, está a gusto. La felicidad se nota en cada paciente que realiza movimientos que no sabían que podían hacer, posiciones y bases sencillas.
Las cualidades quedan al descubierto ya que a los pacientes les permite ganar confianza y sobre todo trabajar la parte emocional.
Detrás de cada adulto mayor hay una historia difícil y distinta de contar. Unos realizan actividades físicas para mejorar la salud, pero otros requieren distraer su mente. Y la danza logra conectar la parte espiritual, sentimental y física.
La bailoterapia y la gerontogimnasia están de moda, pero no hay que conformarse con ello, se debe ir más allá de los brazos y las piernas. El adulto mayor es una persona vulnerable que necesita atención y de actividades llenas de retos que mejoren la calidad de vida del paciente.
Por esta razón, es preciso que las familias y las mismas instituciones analicen y traten de incluir actividades de este tipo, fuera de lo común, que mezclan la salud física y emocional. Cada abuelo necesita ser amado y no pasar como un florero de la casa o del geriátrico.
Como recomendación, las actividades recreativas se pueden realizar por medio de un análisis con el uso de un programa preventivo que tenga varias opciones. En esta oportunidad los abuelos descubrieron que al ritmo de la danza árabe no solo recuperaron vitalidad, sino que lograron cambios positivos en cada una de sus presentaciones.
La danza árabe es una disciplina que con tranquilidad y supervisión terapéutica la pueden practicar los adultos mayores. Las instituciones no deben tener miedo de aplicar la técnica. Por lo contrario, iniciativas de este tipo deben ser tomadas en cuenta como opciones terapéuticas que le devuelvan la vitalidad y la sonrisa a cada abuelo.
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