La firma italiano Kiko Milano, símbolo de un maquillaje de calidad y a un precio asequible, cumple 20 años en los que se ha expandido por Europa, Oriente Próximo, Estados Unidos, Hong Kong, India y Brasil. Su primer mostrador fue abierto el 1 de septiembre de 1997 en Milán, en la prestigiosa tienda de Elio Fiorucci del acomodado barrio de San Babila.
Dos décadas después, la marca no ha dejado de fortalecerse, cruzar fronteras y actualizar ideas. Por algo celebra los 20 años con una facturación de más de $600 millones, con 7.000 empleados y 1.070 tiendas.
La firma de cosméticos italiana más expandida del mundo nació en una cancha de fútbol, recuerda El País. El hombre que la imaginó y la fundó a finales de los noventa fue un jugador profesional. Último de seis hijos, con tan solo 17 años Antonio Percassi (Clusone, 1953) se estrenó como defensa de la Atalanta, el equipo de su Bérgamo natal, una ciudad de burguesía industrial al este de Milán.
Con 23 años conoció a Luciano Benetton, dueño del famoso grupo textil, y decidió dejar a un lado las botas de fútbol para unirse a la hazaña de aquel icono de la moda italiana, todo colores y sencillez: en 1977 abrió el primer Benetton de Bérgamo. Percassi, que en primera y segunda división había jugado como defensa, pronto descubrió ser un buen delantero en los negocios.
A lo largo de su carrera, Percassi ha encontrado, alquilado y organizado locales para firmas como Swatch, Nike, Levi’s, Calvin Klein, Guess, Gucci, Tommy Hilfiger, Ferrari o Ralph Lauren.
Sudar la gota gorda detrás de otros apellidos le metió el gusanillo de fundar su propia marca. Barajando la idea, vio que existía un sector muy arraigado y activo en la industria local que aún no estaba explotado por las marcas autóctonas: la cosmética. En aquella zona de Italia una miríada de pequeñas empresas produce más de la mitad del maquillaje de todo el planeta, que luego es vendido por firmas como L’Oréal o Estée Lauder.
Su hijo Stefano Percassi se puso manos a la obra y concretó la intuición del padre. Los dos varones, codo con codo, dieron vida al sueño del made in Italy: negocio familiar arraigado en el territorio y cabeza puesta más allá de los confines nacionales.
La consejera delegada Cristina Scocchia, ha dicho a El País que la fuerza de la marca es saber hablar a todas las mujeres. “No imponemos tendencias. Sino que con un acabado minimalista y con una variada propuesta de colores y texturas dejamos que cada una de nuestras clientas se sienta cómoda y cree su propio estilo en cualquier rincón del mundo y para cualquier ocasión. Make up your rules (Maquilla tus propias reglas) es nuestro lema”. Aunque la mayoría de sus clientas tienen entre 16 y 35 años. “Eligen sus primeros cosméticos y crecen con nosotros”.
Antonio Percassi llegó a gestionar cientos de tiendas de United Colors of Benetton, Sisley y Playlife en Italia y en el extranjero. En 1997 fundó Kiko, pero mantuvo sus muchos otros negocios. Cuando Amancio Ortega, fundador de Inditex, decidió hacerse un hueco en el mercado transalpino, él se puso a trabajar con el empresario gallego y la primera gran tienda de Zara abrió a bombo y platillo en 2001 pegada al Duomo de Milán.
A lo largo de su carrera, Percassi ha encontrado, alquilado y organizado locales para firmas como Swatch, Nike, Levi’s, Calvin Klein, Guess, Gucci, Tommy Hilfiger, Ferrari o Ralph Lauren.
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