El vicepresidente sin funciones, Jorge Glas, trató de reeditar el sábado los llamados enlaces ciudadanos que implantó en el país su coideario y expresidente Rafael Correa. Lo hizo a espaldas de toda la institucionalidad. Sin la autorización de la Secretaría de Comunicación, el equipo de Glas utilizó las cuentas de las redes sociales, creadas por la anterior administración, para divulgar un mensaje en contra del Gobierno al que pertenece.
Glas realizó el enlace con el apoyo del expresidente que reside en Bélgica. Y básicamente repitió los argumentos de su defensa en el caso de los sobornos de la constructora brasileña Odebrecht: todo es una conspiración en su contra.
Es conspiración en su contra, entonces, también todos los procesos judiciales entablados en contra de altos exfuncionarios públicos en el resto de América Latina, desde esa perspectiva. La conspiración mundial de una empresa en contra de un humilde vicepresidente que tenía a cargo todos los sectores estratégicos del país en los tiempos del expresidente.
Usar medios oficiales para propaganda es un abuso instaurado por la anterior administración. Querer reeditar ese abuso a cuenta de que un vicepresidente sin funciones quiera rendir cuentas de un viaje por carretera de Quito a Guayaquil, porque ya no tiene a su disposición el avión presidencial, es otro abuso de tamaño más grande.
El caso Odebrecht ahora está en instancias judiciales, al menos en uno que ha llegado a una indagación previa y que alcanza al vicepresidente sin funciones. Es en esas instancias donde el vicepresidente sin funciones deberá rendir cuentas, como lo hacen todos los ciudadanos que se ven involucrados en procesos judiciales.
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