En su cruzada contra la prensa infiel o no leal a sus intereses, el expresidente de la República, dedicado a usar su cuenta de Twitter en las madrugadas cuando todo el mundo duerme, se convirtió en uno de los más fervientes defensores del nuevo Código Orgánico Integral Penal defendido sábado a sábado en interminables cadenas que ahora extraña, porque cree que su voz importaba. Eran los tiempos en que todo estaba bien, desde los contratos de preventa petrolera hasta la emisión de bonos o la utilización de los recursos del IESS.
Que alguien se atreviera a poner en duda las llamadas magnificas estrategias para hacer frente a una caída de los precios del petróleo que terminó por arruinar el milagro ecuatoriano solo podría merecer la cárcel. Y así fue como de pronto aparecieron dos artículos tramitados con prontitud por una Asamblea convertida en Intendencia de Carondelet, en tiempos del milagro ecuatoriano.
En la Sección Octava de ese Código Orgánico Integral Penal fueron integrados con prontitud dos delitos, el primero el del Pánico Financiero contra la persona “que divulgue noticias falsas que causen alarma en la población y provoquen el retiro masivo de los depósitos de cualquier institución del sistema financiero nacional y las de la economía popular y solidaria que realicen intermediación financiera, que ponga en peligro la estabilidad o provoquen el cierre definitivo de la institución”. Esa personas podría tener una pena privativa de libertad de cinco a siete años.
El Delito de Pánico Económico puede ser tipificado contra la persona que, “dentro o fuera del país, publique, difunda o divulgue noticias falsas que causen daño a la economía nacional para alterar los precios de bienes o servicios con el fin de beneficiar a un sector, mercado o producto específico”. Esa persona según esa normativa jurídica puede ser sancionada con una pena privativa de la libertad de cinco a siete años.
El mayor defensor de esos nuevos delitos, el expresidente, ahora se ha dedicado a anunciar un paquetazo económico para septiembre. ¿Con qué fin? El anuncio de un paquetazo económico por alguien que nada tiene que ver ya en el manejo de la política económica, ¿qué busca? A veces las personas se convierten en víctimas de sus palabras, de sus demiurgos.
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