¿Es la inteligencia artificial positiva para el mundo? Esta ha tomado el puesto que le corresponde en todas las esferas de la vida cotidiana, en un lugar donde convergen las experiencias de las tecnologías con las del saber. Avanza tan rápido que podría convertirse en un reto para la humanidad, porque incluso pone en juego la existencia del ser humano.
La inteligencia artificial (IA) es un tema muy actual, se le pudiera describir como la simulación de procesos de inteligencia humana en máquinas con un sistema informático. La IA incluye temas como el aprendizaje por computadoras, el razonamiento y la autocorrección.
El fundador de Microsoft, Bill Gates, la considera como una de las tres áreas más importantes para la humanidad en el futuro. Seguido por la energía limpia y la biociencia. El término surgió en 1956 y fue desarrollado por un informático norteamericano llamado John McCarthy.
La IA está presente hoy en día en los procesos de automatización robótica, el aprendizaje por computadora, la automatización de la analítica predictiva y en otros muchos aspectos importantes de la vida cotidiana. Se ha convertido en una de las herramientas más utilizadas y con más perspectivas de asimilación.
Aunque no se pensaba que su llegada sería tan rápida, con personas a favor y otras en contra, la IA ha comenzado a transformar áreas claves en la cotidianidad de las personas tales como la manufactura y las finanzas. En un congreso realizado hace poco en la Universidad de Boston donde se trató el tema sobre la relación de la manufactura con la inteligencia artificial, quedó demostrado que ya existen carros autorregulados con robots produciendo, ensamblando, cortando…
El tema de la manufactura está en un huracán desde el punto de vista tecnológico. No es posible concebir hoy la logística de producción, distribución y venta de productos manufacturados sin la intervención de las tecnologías de la información y las comunicaciones, especialmente la inteligencia artificial.
Casi a pocas semanas del congreso anteriormente mencionado, se celebró otro en Nueva York donde el tema central fue la importancia de la IA en las finanzas, para aumentar la productividad y eficiencia en procesos tales como las inversiones, trasferencias de capital, los seguros, etc.
Pero en medio de los debates sobre cómo los robots podrían suplantar o no a las personas o de cómo podrían generar billones de dólares a la economía global, la mayoría de los empresarios todavía piensan que falta mucho para que las nuevas tecnologías sean los motores del crecimiento económico del mundo. Tal vez, uno de los problemas mayores es la falta de percepción de las enormes transformaciones que se avecinan. Si en etapas anteriores de la humanidad los saltos fueron originados por el desarrollo industrial, las tecnologías de la información y las comunicaciones, hoy se está produciendo un potente proceso de integración de tecnologías y saberes que transformarán (y ya lo hacen) la forma en que aprendemos, nos comunicamos, producimos, comerciamos, vivimos en el planeta.
Por eso precisamente, una de las tareas urgentes es la capacitación para que la humanidad en su conjunto pueda seguir el ritmo de los cambios tecnológicos, pero de manera consciente. Gates ha propuesto un impuesto a las empresas que están produciendo e implementando robots para, de una u otra forma, ayudar a encontrar vías de re direccionamiento o creación de nuevos empleos a una gran cantidad de personas que perderán sus puestos actuales de trabajo.
No es que alguien niegue los adelantos tecnológicos y científicos, pero el robot irá cada vez más suplantando las labores repetitivas a cargo de las personas, incluso las contaminantes. Lo importante es desarrollar la inteligencia artificial, las capacidades o las competencias con conciencia.
Podría ser positivo, pero también negativo, pero el tema de la tecnología también cruza por los valores y la ética en el aprendizaje del humano. Si se aplica mal, la inteligencia artificial podría ser un problema, porque el mundo necesita del capital humano, sino llegará un momento en el que el robot tomará el lugar del hombre para sacarlo del juego.
Los valores cobran cada vez un mayor peso en este siglo de muchas transformaciones. Y más que una ley que regule en el futuro la inteligencia artificial, sería pertinente el rol que deben jugar las instituciones educativas a todos los niveles para que el hombre siga creciendo en conocimiento, en su poder de transformación hacia una mayor justicia y libertad.
El desarrollo de los saberes y de la tecnología debe continuar, porque allí está la clave a los grandes problemas de la humanidad. Bienvenida la tecnología y la inteligencia artificial, pero para bien de la humanidad y no para mal.
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