Ecuador es uno de los países que decidió utilizar la etiqueta "semáforo" para explicar a los consumidores la cantidad de grasas, sal y azúcares que contienen los productos, clasificándolos con los colores rojo, amarillo o verde. Es decir, aquellos alimentos que representen un riesgo para la salud son calificados con el rojo, los que no sean tan nocivos, con el amarillo, y los saludables, con el verde.
Tiempo de lectura: < 1 minutoEste viernes, La Universidad de San Francisco de Quito y el Departamento de Ingeniería en Alimentos, del Colegio de Ciencias e Ingenierías, organizo el Simposio: Sustitución de nutrientes y la etiqueta semáforo. El evento se realiza en el teatro Calderón de la Barca (USFQ).
La actividad está dirigida a los estudiantes de ingeniería en alimentos, nutrición, química, gastronomía y áreas afines, docentes, investigadores, profesionales y público en general interesado en el desarrollo de productos alimenticios. El simposio toma en cuenta tres tópicos: la influencia de la etiqueta semáforo en el desarrollo de nuevos productos, desafíos y oportunidades para la industria alimenticia y la etiqueta semáforo y la percepción del consumidor.
El objetivo del encuentro se centra en evaluar la sustitución de nutrientes en diferentes líneas de producción de la industria alimenticia ecuatoriana, Conocer las estrategias de la industria frente a disposiciones oficiales que determinan el desarrollo de productos alimenticios y familiarizar al consumidor con la etiqueta semáforo.
Ecuador es uno de los países que decidió utilizar la etiqueta “semáforo” para explicara los consumidores la cantidad de grasas, sal y azúcares que contienen los productos, clasificándolos con los colores rojo, amarillo o verde. Es decir, aquellos alimentos que representen un riesgo para la salud son calificados con el rojo, los que no sean tan nocivos, con el amarillo, y los saludables, con el verde.
Posterior al desarrollo de los temas habrá un conservatorio marcado con la etiqueta semáforo donde participaran los representantes de la academia, la industria y el ente regulador.
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Un perfecto texto y muy aconsejable. Enhorabuena