La respuesta de Donald Trump, presidente de Estados Unidos, de bombardear una base aérea en Siria, frente al ataque con armas químicas que se llevó a cabo en el poblado nororiental de Khan Sheikhoun tiene dos posibles significados: en primer lugar, Trump ha sido perseguido por los neoconservadores y los halcones (drones militares) de Estados Unidos quienes podrían tomar un papel militar activo contra Bashar al Ásad, presidente de Siria, en caso de ser así, se entendería que el país norteamericano optó por el camino que había tomado Barack Obama durante su administración. El segundo significado tiene relación con la geopolítica clásica de Trump, él está usando esto como una excusa para obtener alguna influencia tanto dentro de su partido como en las naciones extranjeras. Estados Unidos tiene un problema en Corea del Norte y con China. De hecho, Estados Unidos lidera esta huelga a partir del momento en el que el líder chino se reunió con Trump, por lo que este ataque pudo haber sido estratégico, para mostrar a los chinos y norcoreanos que Trump significa negocios y que está dispuesto a usar la fuerza cuando sea necesario.
Sin embargo, Trump dijo que una de las motivaciones para ordenar el ataque con misiles a Siria es que no pueden morir inocentes; esto es politizar el evento con el fin de alcanzar objetivos estratégicos a largo plazo. Ahora tendrá más poder para tratar con sus aliados y detractores. Ahí se incluye a Rusia y a Turquía; y en casa, a los neoconservadores y los demócratas que apoyan el uso de la fuerza en temas de relación política.
En la geopolítica internacional, Donald Trump probablemente tuvo contacto con Vladímir Putin antes del ataque para asegurarse de que esto no escale a una guerra. Trump ha sostenido que le gustaría evitar conflictos directos con ese país y eso es algo sensato. La última cosa que cualquier persona en el mundo debe pedir es la confrontación entre EE.UU. y Rusia, por lo que se espera que ambas partes mantengan una comunicación para evitar que aquello suceda.
El envío de misiles a Siria por parte de Estados Unidos contará con el apoyo de muchos países que tienen una fuerte posición en contra de Bashar al Ásad, incluyendo a Turquía y a Arabia Saudita. Por otro lado, Irán y Rusia verán esto como una posible reversión de la política por parte de Trump. Sin embargo, lo más probable es que nadie se precipite a dar conclusiones todavía, ya que esto no prueba nada, más allá de que Trump es sinónimo de negocios y que es impredecible.
En lo que tiene que ver con las armas químicas, los rusos han afirmado que éstas pertenecían a los combatientes locales en la zona que los sirios bombearon y que al destruir este depósito, se condujo a que los productos químicos se propaguen en la población. Sería más fácil creer esto y por ende que Bashar no pondría en peligro su nueva relación con Estados Unidos, después de que la administración de Trump había declarado que el sirio podría quedarse en el poder.
Por ello, no se podría pensar que el ataque de Estados Unidos cambie los términos actuales de la guerra civil en Siria. Pero, si se debería esperar a ver qué ocurre en los próximos días. En el caso de que no se den cambios importantes, lo que se entendería es que Donald Trump ha utilizado este ataque para ganar una ventaja a nivel de la diplomacia nacional e internacional.
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