El uso de las tarjetas de crédito en un país siempre ha estado relacionado con la variable del consumo en el PIB. Y el hecho de que haya una variación al alza de un año a otro no significa mucho en términos corrientes para el cliente; es decir, si alguien consume 100 dólares en un mes y paga los 100 dólares a fin de mes sin ningún cargo financiero no existe ningún problema. Es lo que pasa en algunos países desarrollados.
Si una familia debe pagar el colegio de los hijos el 12 de cada mes, pero el salario llega el 15, 16 o 18 es normal usar la tarjeta de crédito, porque da 15 días de plazo para pagar a partir del corte. El pago de la tarjeta a tiempo no carga ningún interés.
Yo puedo utilizar la tarjeta para cubrir gastos de luz, agua, comida hasta que a mí me paguen la quincena o el fin de mes y luego los canceló, pero cuando se comienza a usar para esos consumos recurrentes el pago en diferido ahí se presenta un problema.
¿Por qué? Cuando los gastos corrientes de una familia comienzan a pagarse con crédito diferido a tres o a seis meses hay un serio riesgo de incumplimiento, porque lo lógico es que los consumos en diferido sean solo para bienes de capital o duraderos como una televisión, un equipo de sonido o hasta para pagar por adelantado la colegiatura de los hijos.
Generalmente, la causa del aumento de la cartera morosa en las tarjetas de crédito está relacionada con el endeudamiento en diferido de los gastos corrientes de las familias.
Cuando aumenta el endeudamiento en diferido de consumos recurrentes, sube la morosidad. Lo ideal para gastos corrientes sería usar no la tarjeta de crédito sino la de débito; es decir, yo pago en función de lo que realmente tengo, porque el dinero plástico es un crédito muy caro que paga la tasa de interés más alta, alrededor del 16,50 por ciento.
Una familia debe estar consciente cuándo usar las tarjetas de crédito, para qué prioridades y siempre con una política de ahorro mes a mes o en función de los ingresos futuros.
Por ejemplo, usar una tarjeta es aconsejable para cubrir un presupuesto de viaje, un crédito en cuotas idénticas cargado a un presupuesto real, que tenga en cuenta la capacidad de ahorro para pagar los gastos recurrentes y ese diferido.
Las personas ahora suelen tener dos o tres tarjetas para hacer lo que se llama ingeniería financiera, es decir, usan una tarjeta para cubrir las deudas de las otras. Eso sirve siempre y cuando haya un cronograma para salir del endeudamiento, porque cuando se comienza a pagar los mínimos o un poquito más allá del mínimo lo más probable es que se produzca un ahorcamiento financiero.
El ahorcamiento financiero con tarjetas aminora la capacidad de endeudamiento y restringe el acceso al crédito de las personas. Por eso no es muy recomendable tener varias tarjetas de crédito. Es mejor tener una buena tarjeta, darle un buen manejo, solicitar un aumento de cupo racional en función del tiempo del uso antes que tener tres.
No se debe olvidar que los bancos, dentro de su estado de resultados, tienen ingresos por gastos de intereses. Es una política que está dentro de la regulación financiera no solo de los bancos sino también de las casas comerciales.
Si un cliente, por ejemplo, tenía su corte el 18 y su plazo para pagar en una casa comercial era el 20, el día 21 ya le recargaron 15 dólares por gastos administrativos o de manejo de la cuenta.
Lo mismo ocurre cuando, por ahorcamiento financiero, alguien debe refinanciar su deuda en un banco. Mientras más alto sea el plazo para el pago mayor será el interés que le van a cargar en el refinanciamiento.
Eso significa ingresos por intereses para los bancos. Para el banco si alguien no paga a tiempo la tarjeta de crédito, le generará intereses y esto es parte de una ganancia bancaria.
La única forma de evitar esos altos intereses es pagar a tiempo. Si la tarjeta cortó el 30, el cliente tiene hasta el 15 para pagar.
Por eso es necesario que una familia aprenda a administrar sus tarjetas. Si tiene dos, puede usar la que tiene el cupo más alto para los consumos en diferido y la del cupo más bajo para los gastos recurrentes en función de los ingresos familiares.
El uso de las tarjetas de crédito no significa que haya una mayor bancarización ni un mayor acceso a los servicios financieros. Los bancos siempre miden el perfil de riesgo para entregar el dinero plástico, porque saben que cuando un crédito está bien otorgado al menos un cincuenta por ciento es recuperable.
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