Mateancho es una forma de buscar a los desaparecidos en los ríos correntosos. Es una creencia muy arraigada en la Costa. Lo primero es prender una vela en un mate que se desplaza desde el lugar donde las personas fueron vistas por última vez. El cuerpo del desaparecido se supone estaría donde el mate se detiene y comienza a dar vueltas.
Todo sirve a la hora de buscar a víctimas de un temporal devastador. Y nada puede ser desdeñado en la búsqueda de dos jóvenes que el domingo pasado desaparecieron en las aguas del río Carrizal, en Calceta, en la provincia de Bolívar.
Ellos iban con un grupo de amigos en botes improvisados con neumáticos de vehículos. En una curva, en el sector El Paraíso, un remolino se llevó a Iván Baldomero Vera Lucas, de 20 años, y Adonis José Bermeulli, de 17.
Estas son las historias trágicas que deja un temporal implacable, que se ha ensañado con provincias ya duramente afectadas por el terremoto del 16 de abril y sus continuas réplicas. Según la Secretaría de Gestión de Riesgos, Manabí ha sido la provincia más golpeada por las inclementes lluvias, con 1.833 familias afectadas, desde el 8 de febrero hasta el 10 de marzo del 2017.
La vulnerabilidad del país ante los desastres naturales no ha sido superada. Miles de personas reclaman atención en medio de un proceso electoral que, en cierta medida, ha invisibilizado un drama humanitario.
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