No es muy grande, es un pequeño lote ubicado en el Valle de Cumbayá, en las afueras de Quito, en un borde de quebrada del río San Pedro al límite con la antigua vía de tren que actualmente funciona como ciclovía. Pero lo que parece un pequeño huerto en realidad contiene una gran idea. La recuperación de los espacios comunitarios que no solo servirán para juntar a la comunidad sino para repensar nuestra forma de alimentarnos y vivir saludables, de repensar nuestro estilo de vida desde lugares que se podían considerar irrecuperables. Una forma de repensar lo comunitario.
Kikinta es un proyecto presentado en la última cumbre de Hábitat en el que se cruza el diseño arquitectónico con la agricultura urbana. Es una semilla en la que ha trabajado en conjunto la empresa privada, la empresa pública y la academia, en este caso la Universidad San Francisco de Quito. Un proyecto que ha involucrado a profesores, estudiantes y gente de la comunidad del sector.
Son proyectos, iniciativas, visiones que necesitan un empuje. Que necesitan ser conocidas y reconocidas, que han nacido de debates que a veces se creen estériles como el desarrollo sostenible o las nuevas visiones de ciudad o de sociedad.
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