La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, y el ministro francés de Interior, Bruno Le Roux, participaron en ceremonias conmemorativas del segundo aniversario de los atentados yihadistas de París de enero de 2015 en los que murieron 17 personas. El homenaje comenzó en el exterior del edificio de la redacción del semanario satírico Charlie Hebdo, donde tres de los periodistas pusieron una corona junto a la placa en la que se recuerda a las 11 personas que fueron asesinadas allí.
Luego se trasladaron a unas decenas de metros de allí, en el mismo distrito XI de la capital francesa, donde los hermanos Said y Cherif Kouachi, que cometieron la matanza de Charlie Hebdo el 7 de enero de 2015, acribillaron en su huida a un policía que les salió al paso. En uno y otro sitio, los asistentes siguieron el mismo ceremonial con varios minutos de silencio.
Eso se volvió a repetir en el exterior del supermercado judío Hyper Cacher de la Puerta de Vincennes, en el extremo este de París, donde otro yihadista, Amedy Coulibaly, secuestró el 9 de enero de ese mismo año a los clientes y mató a tres de ellos, así como a un empleado, antes de ser abatido.
Un día antes, Coulibaly había acribillado a una policía municipal en Montrouge, una ciudad limítrofe con París.
Charlie Hebdo publica este jueves un número especial con motivo del segundo aniversario del atentado del que fue objeto el semanario satírico francés, en el que insiste en que ese acto del 7 de enero de 2015 fue un “crimen político” y asegura que seguirá en su línea.
En las páginas de este número especial, el semanario dedica un amplio espacio a ajustar cuentas contra una parte de la izquierda francesa que, según sus palabras, “se ha plegado siempre ante los déspotas”.
“Desde hace ya dos años -cuenta-, tenemos que soportar sus lecciones políticas y morales. Que si ‘Charlie’ habría ido demasiado lejos. Que si ‘Charlie’ no respeta nada. Que si ‘Charlie’ se lo habría buscado. Pero detrás de los vómitos de nuestros grandes pensadores de izquierdas, hay una historia. La sumisión al totalitarismo”.
En su portada, bajo el título “2017, por fin el final del túnel”, un hombre mira asustado el cañón de un fusil con el que un yihadista le apunta. El director de la publicación, Riss, afirma en el editorial que los sucesores de quienes sufrieron el atentado cometido en la redacción por los hermanos Kouachi (hubo 12 muertos y varios heridos) van a seguir combatiendo con la misma rabia contra los que ya luchaban los que ya no están.
Riss hace hincapié en que “el del 7 de enero (de 2015) no es un atentado como los demás. Es un crimen político que tenía como objetivo suprimir ideas y a quienes las proclamaban. Ese día, las víctimas fueron asesinadas a causa de sus opiniones políticas, de sus escritos políticos, de sus dibujos políticos publicados en el diario político Charlie Hebdo “.
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