Una paradoja es un dicho o un hecho, al parecer, contrario a toda lógica como la Cumbre a la que asisten 13 Presidentes, dos primeros ministros, cuatro vicepresidentes y 30 cancilleres de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
Fue una Cumbre que se inició en República Dominicana primero con un homenaje a Fidel Castro, el cubano fallecido en noviembre de 2016, después de permanecer decenas de años en el poder para retirarse a su casa, no sin antes traspasar el mando de todo un país a su hermano, como si de una monarquía o un reino se tratase.
El presidente dominicano, Danilo Medina, al inaugurar la Cumbre dijo parecerle irracional que Estados Unidos, tras años de empujar la globalización y la apertura de mercados, abandone esas políticas que habrían contribuido a acrecentar las esperanzas de sus pueblos. La esperanza, entonces, estaba en Estados Unidos.
Medina, quien empezó su discurso, pidiendo un minuto de silencio por Fidel Castro, advirtió contra el discurso proteccionista que se escucha desde Estados Unidos y sobre la propuesta de revisión de tratados de comercios internacionales por parte de la Administración republicana de ese país del norte.
La paradoja de la flecha en movimiento que no se mueve, de un organismo creado en pleno auge de los petrodólares y de un chavismo venezolano que culpaba de todos los males a Estados Unidos por alentar la apertura comercial. Ahora la culpa también es de Estados Unidos por alentar las políticas proteccionistas que se comenzaron a implementar desde el sur, desde el lado de los buenos contra los malos.
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