Al hacer un análisis de discurso es posible ver la manipulación de la opinión pública a través de los discursos políticos y el uso de los significantes vacíos en la propaganda electoral. Por ejemplo, el discurso que se está posicionando con fuerza es el que gira en torno al concepto de cambio –significante vacio- que utiliza tanto Guillermo Lasso con su ‘vamos por el cambio’ como Cynthia Viteri cuando recurre a la frase ‘cambio positivo’. Sin embargo, lo contradictorio es que en teoría política cuando se habla de ideologías, los discursos de la izquierda guardan como patrimonio el uso de palabras como: progreso, transformación, revolución y cambio; mientras que en la derecha el uso discursivo evoca estabilidad, pasividad o conservación.
Por la lectura que se está haciendo de la estructura de la sociedad, es decir, la necesidad de algo nuevo, la derecha está utilizando las frases de cambio y en el caso de la izquierda, que vendría a ser la Revolución Ciudadana, está utilizando también el mismo término. Ahí el discurso político señala que lo que promueven las ideologías no se aplica necesariamente desde el punto de vista discursivo.
En relación a lo último, es importante analizar que en la propaganda de Alianza País ya no se utiliza el término revolución puesto que este significante vacío se agotó, ahora Lenin Moreno habla de cambio verdadero. Al deconstruir la palabra, lo que se denota es que lo que ha ocurrido antes es falso?, o es la necesidad de un nuevo término discursivo por explotar que denote algo novedoso? Lo segundo es lo que sirve como estrategia discursiva
En discurso político se utiliza mucho el framing discursivo, es decir que los discursos seleccionan ciertas partes de la realidad y lo transmitan. Y en el país se observa que los dos discursos –de izquierda y derecha- utilizan la misma técnica. Seleccionan una causa, establecen un problema, plantean una solución, realizan una evaluación moral y utilizan la resonancia cultural.
Para que pasen los cambios de estructura en el aparato discursivo hay un momento en que el discurso va a la par de la necesidad social; cuando la necesidad se abre –cuando ya no va de acuerdo al discurso- existe una brecha entre la expectativa y la necesidad y ahí es en donde los candidatos aprovechan en incursionar en un nuevo discurso.
Un ejemplo de ello es que la oposición –que es un significante vació- porque no sabemos qué es oposición; si derecha, izquierda o centro- es todo aquel que está en contra del gobierno; establece una causa, que vendría a ser el correísmo en sí; el problema que es la crisis económica, la crisis institucional y la falta de independencia; la solución es que llegue la oposición a gobernar. En resonancia cultural se utiliza la parte ética o de legitimidad y la parte sentimental.
Por ello en los discursos de derecha se juega con la parte emotiva, con situaciones sentimentales. Por ejemplo Guillermo Lasso tiene un discurso que no le sale natural, sin embargo, trata de utiliza historias en tercera persona a través del uso de la narrativa y el sentimiento para entablar empatía: “cuando yo conversé con Juan”, que quizá no existe, pero a través de terceros construye su discurso de ofertas. En cambio, la parte de legitimidad se da por experiencia, este candidato usa mucho el ejemplo del Banco del Barrio y su discurso es: “yo di empleo”. Esa misma técnica fue usada por Correa en su momento y ahora lo usa Lenin Moreno.
Rafael Correa es el resultado de una necesidad estructural y discursiva que pedía la sociedad. Antes el clamor se centraba en 10 años muchos presidentes, ahora es 10 años el mismo presidente; eso quiere decir que la sociedad siempre va a ser conservadora en su clamor, por más que se pinte progresista siempre vuelve a la misma estructura. Con Correa en el 2006 se establecieron debates en torno al buen vivir, al matrimonio igualitario, al aborto; 10 años después Lasso dice no aborto, no matrimonio igualitario y la gente aprueba ese discurso. Otro ejemplo es que en Ecuador hace 10 años apoyó que no exista la figura de la primera dama porque se decía que es un puesto machista, que no es una designación electoral, etc. y ahora la sociedad pide esa figura; por ello, ciertos candidatos usan discursos encaminados en el rol de la familia.
Otra característica que se observa en la campaña es por ejemplo el PRIAN, un partido que no tiene una representación presidencial pero para mantener su cuota como partido promueve sus candidatos a la Asamblea. Una pregunta interesante es ver si estos candidatos responden a una estructura cuando publicitan el slogan “ojo seco”. Al decir que no tienen títulos académicos, que han trabajado duro, que no propondrán leyes pero están pendientes de que se cumpla lo que otros ofrecen… dan una muestra de movilidad social porque no se sabe qué piensan las personas que siguen los programas en los que ellos participaron. No se sabe si se sienten identificados. Es gente que salió de estratos bajos y tuvo su reconocimiento en la pantalla por concursos y ahora participan en política. Le están diciendo a su elector: si yo puedo, tú también puedes. Ellos marcan un discurso que no es para la denominada élite, es otra forma de discurso en la que el más importante es el ciudadano que no tiene estudios y busca una identificación. Esto responde a como piensa una parte de la sociedad. Entonces esto responde a una gente que busca este discurso.
Por ejemplo, uno de los periódicos más vendidos en el país es el Extra, pero no le dice nada, muestra a una mujer semidesnuda, que permite entender a una sociedad machista, hay fotografías de muertos, que es el morbo que la sociedad ecuatoriana le gusta ver, pero no todos compran un determinado diario para ver la sección de opiniones, este diario responde un nicho discursivo. La falla del discurso académico es que no aterriza el discurso a la gente común. El debate político ahora es muy técnico cuando este debate debe aterrizar en la calle, en la ciudadanía.
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