Amigo ecuatoriano,
amiga ecuatoriana:
Escúchame, por favor, es importante. Nos jugamos tú futuro, nuestro futuro, el futuro de Ecuador.
ECUADOR ESTÁ EN CRISIS. Y es una crisis que será larga, profunda y grave.
Ya sé que te gustaría no verlo, que preferirías no saberlo. Pero esta es la realidad, y ya nos ha inundado. Ecuador está en crisis, y tenemos que plantearnos cómo vamos a salir de la crisis mejor, más unidos y más fortalecidos.
La crisis es larga, profunda y grave.
LARGA pues ya llevamos dos años de crisis (2015 y 2016) y no se avista ningún cambio de tendencia o nada que la pueda revertir. Si seguimos haciendo lo mismo tendremos los mismos resultados. No sé cuántos años más durará la crisis, pero nada hace pensar que habrá soluciones para 2017 o 2018, pues aún no hemos empezado ni a plantear las soluciones, y éstas no actuarán de la noche a la mañana y llevará años implementarlas y que den resultados.
PROFUNDA pues causará mucho dolor y mucha pobreza. El 10% de quienes tenían un empleo adecuado en Ecuador ya ha perdido su empleo. El 10%, piénsalo. Es mucho. El caso de tu sobrino, de tu primo, de tu amigo, no es aislado, es parte de algo generalizado y dramático. Dramático, pues a estas personas les va a ser muy difícil encontrar un nuevo empleo hasta que no solucionemos la crisis.
Y GRAVE pues la crisis no es sólo económica, es democrática, es de valores, es de conceptos, es estructural. Para solucionar esta crisis tendremos que cambiar muchas cosas, y replantearnos muchas más. Y va a ser duro hacerlo. Tenemos un grave déficit democrático, tenemos una falta de confianza (entendible) de los mercados internacionales que llevará años recuperar, tenemos una falta de libertad de expresión asfixiante, tenemos una toda una retórica errónea.
El correísmo (al menos con Correa liderándolo) ya es historia (´gracias a Dios` decimos los creyentes en Dios y en los valores democráticos y de prosperidad). Pero esa no es la solución a los problemas. Ahora tenemos que plantearnos como revertir todas las ineficientes y controladoras leyes que ha aprobado este gobierno. Pero lo que es más, tenemos que pensar en la reconciliación nacional, tras años de sabatinas frentistas cargadas de rencor e insultos. Tenemos que replantearnos cómo reconstruir los valores de este país, no en torno a un líder salvífico que resultó ser una decepción hasta para sus mismos acólitos de la izquierda, sino en torno a un proyecto de futuro ilusionante.
Pero no nos engañemos: los problemas de Ecuador ni los ha traído Correa, ni los va a solucionar Lasso, ni Viteri, ni Moncayo, ni Bucaram, ni Espinel ni Pesántez ni ningún otro político.
Correa es más bien el cúlmen de todos los problemas históricos de Ecuador (corrupción, nepotismo, clientelismo, autoritarismo, cerrazón económica…), y Lasso (o los demás) no es más que un político, y no son los políticos los que traen las soluciones, son quienes traen los problemas.
¿Qué tenemos que hacer? Para salir de la crisis económica hacer lo contrario de lo que hemos hecho hasta ahora en economía, para salir de la crisis política e institucional re-plantearnos los valores políticos que tenemos, aceptamos y relatamos.
> Tenemos que recuperar nuestra libertad de expresión. Ejerce y exige tu libertad de expresión. Dí lo que deseas decir, aunque te de miedo. Y en este país da miedo decir lo que no le gusta al poder, en el mejor de los casos te insultan los trolls o el presidente, en el peor tienes un juicio en la SECOM. Si no lo haces, al menos apoya a quienes aún defienden la libertad de expresión de todos. Los juicios de la SECOM deberían estar abarrotados de manifestantes cada mañana.
> Tenemos que abrir nuestra economía. Y esto va por ti amigo empresario. Ecuador no es una hacienda en la que mantener un mercado cautivo. Ecuador tiene que abrirse al mundo. Aunque sea doloroso y competir nos lleve a perder cuota de mercado. Pero está claro que el proteccionismo nos está asfixiando a todos. A ti también. Sé consecuente y exige apertura para todos los productos, incluidos los que compiten contigo.
> Tenemos que abandonar la idea de que el Estado, el poder, lo debe controlar todo. Tenemos que perder el miedo a la libertad y el miedo a los demás. No hace falta una superintendencia de control de poder de mercado para que el tendero de la esquina, su súper mercado de confianza no te engañe. Dejemos de pensar que todos los demás (supermercados, medios de comunicación, universidades…) nos quieren engañar o aprovecharse de nosotros, todos menos el gobierno que todo lo controla; mejor confiemos entre nosotros y seamos responsables exigiendo a quienes compramos.
> Tenemos que cambiar de retórica. No podemos seguir ni en la retórica victimista, de la culpa de la crisis de Ecuador es culpa del dólar, del petróleo, del correísmo -como si los correístas fuesen marcianos-, del colonialismo yanqui o del colonialismo español. Ni continuar con la engañosa retórica triunfalista de “la década ganada” (Ecuador modelo para el mundo, Ecuador potencia turística, tenemos carreteras…) que sólo nos lleva a una ridícula auto-satisfacción. Tenemos que asumir una retórica del trabajo: Ecuador tiene graves problemas estructurales que son responsabilidad de los ecuatorianos, y está atravesando una crisis larga, profunda y grave, que solucionaremos entre todos los ecuatorianos trabajando con vistas a un mejor futuro.
> Tenemos que dejar de culpar a la mitad del país de los problemas de todo el país. Un país dividido en el que unos llaman a los otros “pelucones oligarcas al servicio del imperio” y los otros a los unos “borregos” no es un país que tenga ningún futuro. Ojo, no estoy diciendo que hay que olvidar o hacer borrón y cuenta nueva. Cada uno debe asumir sus responsabilidades por acción u omisión y ser juzgados todos. Pero estoy diciendo que el frentismo no es un planteamiento ilusionante de futuro, y si queremos salir adelante tenemos que tener un proyecto de país confiable y esperanzado, en el que puedan confiar los inversores internacionales y volver a invertir.
> Tenemos que dejar de confiar en un líder salvífico que nos solucionará los problemas. NO es ni éste ni aquel candidato aspirante a caudillo quien le solucionará sus problemas. Son políticos, ¿cuántas veces no le han decepcionado o mentido los políticos? Pues éstos también. Tenemos que ser nosotros, tiene que ser usted, quien comience a cambiar el país. No puede delegar esta su responsabilidad en nadie, y menos en ellos. Más bien exíjales su responsabilidad a ellos. No todos los candidatos son iguales, no me mal interprete. Los hay que nos proponen el mismo modelo nefasto de años y décadas y quienes proponen cambios a mejor. Pero la manera de que los políticos cumplan es fiscalizando, exigiendo, dando un voto siempre escéptico, siempre responsable, nunca esperanzado ni confiado. Vote, pero hágalo con responsabilidad, informándose de lo que piensa o promete su candidato, y exigiéndole respuestas a sus demandas.
Esto es sólo el principio. A partir de aquí todo lo demás también lo tenemos que re-hacer, que replantear, que cambiar. Y lo tenemos que hacer todos. Lo tiene que hacer usted querido lectora, querida lectora. Lo tienes que hacer tú. Y tenemos que empezar hoy a hacerlo. La situación es grave. El Ecuador lo requiere.
No podemos seguir ni un minuto más con la ridícula y estéril discusión de si estamos en crisis o si ya nos estamos recuperando. No. La pregunta ya es: ¿cómo vamos a salir de esta crisis?, o mucho más importante: ¿qué puedo hacer yo para salir de esta crisis mejor de lo que entramos? Ecuador tuvo mucha suerte en la anterior crisis, gracias al acierto y tesón de unos pocos salió mucho mejor como economía de lo que entró. Fue la bendita dolarización la solución a la crisis del 99 (fruto de los errores acumulados durante los 90). No creo que esta vez tengamos tanta suerte de encontrar una solución tan radical y beneficiosa. Tenemos que trabajar en solucionar todos los problemas que llevan décadas sin siquiera ser afrontados, y que con el correísmo tan sólo se han profundizado.
Amigo ecuatoriano, amiga ecuatoriana. La situación es grave. Estamos en una crisis larga, profunda y grave, que no se solucionará por sí sola, y a la que parece que nadie está dispuesto a afrontar y a plantear. ¿Serás parte de la solución o parte del problema? O lo que es peor: ¿optarás por ser de aquellos que “no se mojan” y seguirá mirando para otro lado mientras se viola la libertad de expresión en su país, mientras los compatriotas pierden su trabajo, mientras siguen los escándalos de corrupción de los que todos hablaban en callado pero nadie se atrevía a denunciar en público?
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