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En Medellín acamparon desde el jueves por un boleto para la final de la Libertadores en el Atanasio Girardot

sábado, julio 16, 2016
La taquilla del Atanasio Girardot para la final de la Copa Libertadores de América está agotada. A eso de las seis de la tarde y Mauro Duque, un hincha del Nacional que llevaba casi 24 horas haciendo fila al sol y al agua, se quedó, como dicen, con los crespos hechos, dice una crónica del diario El […]
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La taquilla del Atanasio Girardot para la final de la Copa Libertadores de América está agotada. A eso de las seis de la tarde y Mauro Duque, un hincha del Nacional que llevaba casi 24 horas haciendo fila al sol y al agua, se quedó, como dicen, con los crespos hechos, dice una crónica del diario El Colombiano.

Mauro no fue el único. Cuando llegó al complejo deportivo a eso de las 19:30 del jueves, alrededor de mil personas ya estaban haciendo fila. Incluso había gente acampando a las afueras del estadio desde que Nacional le ganó al Sao Paulo en el partido de vuelta de las semifinales, el miércoles en la noche. “Una noche en la calle es muy peligrosa, pero la compañía fue entretenida y amena”, dice Mauro.

Los hinchas del Atlético Nacional organizaron las vallas a lo largo de la fila en la taquilla oriental del estadio, para evitar los colados. “En las horas de la madrugada se presentaron desórdenes, pero las vallas cumplieron con su objetivo. Ya solo nos quedaba seguir aguantando frío y la lluvia durante toda la noche”.

Luis Felipe Gutiérrez llegó el jueves a las 11 de la noche y estuvo esperando durante 16 horas “en medio de drogas, licor, constantes peleas y olores nauseabundos. Fue una odisea por la que no volvería a pasar”. La luz del día no mejoró la situación. “Cuando yo llegué a las siete de la mañana del viernes la gente estaba dormida, entonces la fila se veía muy larga, pero cuando se despertaron la fila se empezó a acortar”, cuenta David Carvajal, otro hincha del Nacional que estuvo haciendo fila por casi 12 horas.

Los aficionados siguieron llegando al estadio en el transcurso de la mañana y a las dos de la tarde del viernes, cuando por fin abrieron las taquillas, alrededor de 12 mil personas estaban haciendo fila para comprar la codiciada boleta de la final de la Copa Libertadores, un partido que no se juega en Medellín desde 1995.

A esa hora la gente empezó a estrujar. Los que iban más adelante vendían los puestos a 20 mil pesos, entonces los de atrás se enojaban y se armaban las peleas”, relata David. “A las dos de la tarde, después de pelear con las personas que se querían colar, la fila no se movía. El Esmad y los carabineros (la Policía) no hacían nada para proteger a los que muy organizadamente soportamos toda la noche ese calvario. Solo se veían riñas, bombas y chorros de agua, y nosotros con nuestro aguante verde ahí. Pero la fila no avanzaba”, recuerda Mauro.

Franci Elena Puerta, gerente financiera del Atlético Nacional, dijo que era imposible que todas las personas que estaban esperando en la taquilla del estadio entraran a ver la final entre Nacional y el Independiente del Valle, de Ecuador, porque el Atanasio Girardot tiene capacidad para 44 mil personas, pero que el Club debe garantizar la entrada a los 30 mil hinchas del Nacional que se abonaron para este semestre.

Cuatro mil entradas están reservadas para los seguidores del equipo visitante, 2.600 son para la Conmebol y 3 mil más se reparten entre la Alcaldía de Medellín, las cortesías comerciales y las entradas de prensa. De esta forma, al Club le quedaron menos de 5 mil para vender entre los no abonados, que se agotaron en cuatro horas. (I)

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