Una alarma y logística de guerra se activó dentro de las Fuerzas Armadas minutos después de que la tierra temblara el 16 de abril fue de guerra, según diario El Comercio. En una sala del Comando Conjunto, en Quito, se levantó el denominado Comando Administrativo Logístico (Comal), una unidad conformada por militares de las tres ramas de las FFAA para solventar todas las necesidades de los soldados desplazados a las zonas afectadas.
El martes 19, cuando las FFAA asumieron el control de los centros de acopio, se activó un sistema de distribución similar al que funcionaría en caso de un conflicto, según el coronel Luis Altamirano, quien participa en las actividades del Comal. Esa “estructura logística” permitió zonificar las poblaciones afectadas y abastecer a los damnificados horas después del sismo de 7,8 grados.
La noche del terremoto, los destacamentos, brigadas y unidades militares que operan en el país activaron sus recursos y enviaron a su personal a la zona de la catástrofe. El domingo 17, a eso de las 13:00, llegó el mayor contingente. Pero el sábado, el personal que estaba en Manta, ya apoyó a los afectados de la zona cero.
Ahora, la misión es custodiar los albergues, liderar las demoliciones de las estructuras colapsadas y remover escombros. En las vías resguardan los tanqueros de agua.
En la Zona Cero de Manta los militares no hablan. Permanecen de pie y también sentados, protegidos con mascarillas. Solo permiten ingresar a los locales comerciales a aquellos habitantes que tienen salvoconducto. A nadie más. En Pedernales, la ciudad donde se originó el epicentro, hay tareas establecidas a cargo de los militares: el acopio, distribución de los alimentos y de entrega de agua; la seguridad en la cuidad; el derrocamiento de las estructuras; y la creación de dos escombreras. En este cantón de Manabí, los soldados reparten 2 000 kits en promedio al día, a las poblaciones afectadas.
Los soldados levantaron su centro de operaciones en la Escuela del Milenio, un complejo educativo que también colapsó con el sismo, y que ahora sirve como centro de acopio oficial. Desde este lugar, 17 vehículos salen hacia las áreas urbanas y rurales del cantón.
Los militares sectorizaron la ciudad en 18 zonas: 14 urbanas y 4 rurales. Esta localidad es la que más ha avanzado en el derrocamiento de las edificaciones. Hasta ayer, el Cuerpo de Ingenieros del Ejército ya derrumbó 60 inmuebles. Similares tareas se ejecutan en Portoviejo, Bahía, Jaramijó, Chone, Jama, Muisne, Chamanga… (I)
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