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Madurez democrática

Pablo de la Torre Neira
Universidad Andina Simón Bolívar
jueves, julio 3, 2025
¿Tenemos una democracia madura o apenas una democracia formal? Pablo De la Torre analiza los elementos que definen el verdadero avance democrático: institucionalidad sólida, participación activa, respeto a los derechos, separación de poderes y transparencia. Un artículo que compara modelos internacionales y ubica a Ecuador en el mapa de una democracia aún en construcción.
Tiempo de lectura: 5 minutos

Según la Real Academia Española de la Lengua, democracia es una forma de gobierno en la que el poder reside en el pueblo, que lo ejerce directamente a través de representantes elegidos por él.

 

Deconstruyamos el concepto. Si el poder radica en el pueblo, quiere decir que: 1) existe soberanía popular, no un monarca, dictador o grupo selecto; y 2) se requiere de una norma, ley, procedimientos que implican que esa sociedad es un Estado de derecho. Si la ejerce a través de representantes elegidos quiere decir que: 1) existen elecciones periódicas libres y justas; 2) los ciudadanos ejercen su derecho mediante la participación en la toma de decisiones a través de sus representantes. Por tanto, ante la ley todos los ciudadanos son iguales y tienen libertades individuales.

 

En consecuencia, la democracia es un Estado de derecho con un sistema político que busca garantizar la participación ciudadana, la igualdad y la justicia, protegiendo los derechos y las libertades individuales, y persiguiendo el bien común (bienestar general). En su modelo de gestión utiliza las elecciones libres y justas para determinar los representantes, cuya participación contribuirá a mantener un estado de derecho con una administración que rinda cuentas a su representados.

 

Si estamos de acuerdo, en general, con lo anterior, también se podría decir que, un sistema político basado en una democracia representativa se caracteriza por:

 

  • Participación ciudadana: Los ciudadanos tienen el derecho y la oportunidad de participar en el proceso político, a expresar su opinión o la participación en organizaciones civiles.
  • Elecciones libres y justas: Las elecciones son periódicas, libres y justas, lo que garantiza que los líderes sean elegidos por la mayoría de los ciudadanos.
  • Respeto a los derechos humanos: La democracia protege y promueve los derechos humanos fundamentales, como la libertad de expresión, la igualdad y la justicia.
  • Separación de poderes: El poder se divide entre diferentes ramas del gobierno (ejecutivo, legislativo y judicial), lo que garantiza que no haya una concentración excesiva de poder en una sola entidad.
  • Transparencia y rendición de cuentas: Los líderes y las instituciones gubernamentales son responsables ante los ciudadanos y deben rendir cuentas de sus acciones.
  • Estado de derecho: La ley es aplicada de manera justa y equitativa a todos los ciudadanos, y los líderes están sujetos a la ley.
  • Pluralismo y diversidad: La democracia valora la diversidad de opiniones, creencias y culturas, y garantiza que todas las voces sean escuchadas.
  • Protección de las minorías: La democracia protege los derechos de las minorías y garantiza que no sean oprimidas por la mayoría.
  • Modelo de gestión para mejorar progresivamente el bienestar de la sociedad.

 

En teoría, somos una sociedad democrática representativa que cumple con lo señalado anteriormente. Cabría entonces la pregunta, si tenemos una democracia representativa, un marco jurídico y gran cantidad de recursos. ¿Por qué no mejoramos? Algo está fallando, y mucho.

 

Como todo proceso natural de mejora, requiere gestión, tiempo y recursos para alcanzar los resultados esperados. Los procesos que lo han logrado pueden catalogar como procesos maduros. Un ejemplo simple es el ser humano. Es concebido, nace, crece, se desarrolla y madura. En ocasiones puede tomar años o décadas. Entonces evaluemos si nuestra democracia representativa está en el camino correcto.

 

La madurez democrática se alcanza cuando una sociedad tiene un nivel estable, consolidado y eficaz de protección de los derechos y libertades de los ciudadanos. En el proceso de evaluación de la madurez democrática se busca analizar cuan cerca o cuán lejos del umbral, está una sociedad. Obviamente, mientas más cerca está, es una sociedad democrática con madurez política y mientras más lejos está, todo lo contrario.

 

Existen algunos factores que hacen posible que el proceso de madurez se encamine apropiadamente. Me refiero a la institucionalidad por encima de las personas, la participación proactiva, el respeto, la transparencia en la gestión y la previsibilidad política.

Sobre la base de lo expuesto, podría decirse que una sociedad está en el camino correcto de su madurez democrática, si: existe una institucionalidad sólida, un alto nivel de participación ciudadana en los procesos electorales, separación de poderes, transparencia en la gestión pública de los tres poderes, respeto de los derechos humanos y de las libertades fundamentales y, por último, si la estabilidad política conlleva a la previsibilidad económica y social.

 

Con el propósito de ilustrar adecuadamente la madurez democrática, se diseñó un esquema de análisis comparativo general, basado de doce factores, dos explicativos y diez valorativos, a los cuales se les asigna un valor (percepción) entre uno y tres, siendo tres una valoración muy buena y uno, una valoración baja. Luego se suma cada uno de los diez factores valorativos y se determina cuan cerca del umbral (30) de la madurez política se encuentra una sociedad (Cuadro).

 

También se han escogido sociedades globalizadas con información disponible. La selección tiene un sesgo respecto del tipo de democracia: inestable, estable, consolidada o autoritaria. Singapur fue escogida por su particularidad de una democracia mixta con características democráticas, pero bajo un estado autoritario, que ha llevado al país a colocarse entre los de mejor desarrollo humano y donde se pueden hacer negocios libremente.

 

 

Resalta Canadá por su cercanía al umbral (93%), tratándose de una democracia Parlamentaria pero que ha evolucionado muchísimo y, por ello, se le puede considerar una democracia madura, que se caracteriza por su diversidad y respeto a los derechos humanos. Aunque enfrenta desafíos importantes como mejorar el bienestar general. Es un modelo de democracia y estabilidad en el mundo.

 

Los casos de Corea del Sur y Uruguay son representativa y directa, en cada caso, pero están en el camino correcto de la madurez democrática (87%). Corea del Sur ha logrado consolidar su democracia en las últimas décadas, con un sistema político que garantiza la libertad de expresión y la participación ciudadana. Sin embargo, enfrenta desafíos importantes, como la corrupción y las tensiones con Corea del Norte. Uruguay es un país con un sistema político democrático y estable que se caracteriza por su transparencia y respeto a los derechos humanos. Aunque enfrenta desafíos importantes, pobreza y desigualdad. Uruguay sigue siendo un modelo de democracia y estabilidad en la región.

 

Singapur es un país con un sistema político único que combina elementos democráticos y autoritarios (67%). Aunque ha logrado un crecimiento económico impresionante y una estabilidad política notable, también ha sido criticado por sus restricciones a la libertad de expresión y asociación. Se incluyó a este país precisamente como un catalizador de la madurez política, no necesariamente democrática representativa, que conduce a mejorar el bienestar de sus ciudadanos

 

El Salvador ha logrado consolidar su democracia en las últimas décadas (67%), con un sistema político que garantiza la libertad de expresión y la participación ciudadana, con un sesgo autoritario. Sin embargo, todavía enfrenta desafíos importantes, como la violencia, la corrupción y la participación ciudadana libre.

 

En el caso de Ecuador, se optó por incluir dos análisis. Uno hasta 2023 (50%) y otro a 2025 (70%) con resultados diferentes, gracias a la recuperación política, de la institucionalidad, la separación de los poderes, y la pérdida de poder del correísmo. Es un proceso democrático en construcción que debemos apoyar todos y cada uno de los ecuatorianos de bien.

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