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Los libros no han muerto: el libro impreso vive una nueva era

Cesar Echezuria
Dialoguemos.ec
lunes, julio 14, 2025
Lejos de quedar relegado por lo digital, el libro impreso ha recuperado su espacio. Las cifras de ventas, la experiencia del lector y la creatividad editorial demuestran que los libros físicos siguen siendo valorados como objetos culturales, duraderos y memorables.
Tiempo de lectura: 2 minutos

¿Los libros han muerto? Todo lo contrario: estamos en una nueva era del libro impreso

 

Durante años se repitió el mito de que con la llegada de los dispositivos digitales la lectura impresa estaba condenada a desaparecer. Pero la realidad ha sido otra. Lejos de extinguirse, el libro físico no solo resiste, sino que vive una nueva época de consolidación, gracias a la experiencia tangible, emocional y duradera que ofrece a los lectores.

 

Según cifras recientes publicadas por The Guardian (diciembre de 2023), el mercado del libro en el Reino Unido cerró el año con un crecimiento del 2,5% en ventas respecto al 2022, a pesar de la inflación y los desafíos económicos. Se vendieron más de 211 millones de ejemplares, y lo más importante: el libro impreso sigue representando más del 80% del total del mercado editorial.

 

Este fenómeno no es aislado. En países como Estados Unidos, Francia, Alemania y España, el libro físico sigue dominando el consumo cultural. En América Latina, aunque hay diferencias por país, también se observa una recuperación progresiva del sector editorial, con ferias del libro exitosas, nuevas editoriales independientes y un renovado interés institucional por fomentar la lectura.

 

Numerosos estudios de comportamiento del lector coinciden en tres aspectos fundamentales:

  • La experiencia sensorial del papel: tocar, oler y hojear un libro genera una conexión emocional imposible de replicar digitalmente.

  • Menor fatiga visual: leer en papel resulta más cómodo para los ojos.

  • Memoria y comprensión superiores: se retiene mejor lo leído en formato físico.

 

Además, los libros impresos circulan más allá del lector inicial: se prestan, se exponen, se regalan, se conservan. Mientras que el libro digital es más efímero y personal, el impreso deja una huella visible y prolongada.

 

Los libros que más éxito tienen hoy no son necesariamente los más publicitados, sino los mejor pensados: contenido relevante, diseño atractivo, buena fotografía, materiales de calidad. Por eso, los libros institucionales o conmemorativos —cuando están bien hechos— se convierten en objetos de prestigio, colección y orgullo. Son una herramienta poderosa para construir identidad y proyectar valores.

 

Invertir en un libro impreso no es solo editar una publicación: es producir un bien cultural que representa a una comunidad. En el caso de una institución o empresa que decide hacer un libro, este se transforma en un símbolo de historia, servicio y legado. Cada ejemplar entregado será un puente entre generaciones, con una vida útil que trasciende al momento de su lectura.

 

El libro digital no debe ser visto como competencia

 

Lejos de competir, el libro digital es un complemento ideal. Permite ampliar el alcance y compartir contenido interactivo. Pero el impacto simbólico y material del libro físico sigue siendo insustituible.

 

En un mundo saturado de pantallas, el papel recupera su valor como refugio, como símbolo y como legado. Y cuando hay detrás un contenido significativo y valioso, y un diseño memorable, el lector no solo compra un libro: adquiere una experiencia.

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