A nivel internacional, en 2024, el trabajo infantil afecta a aproximadamente 160 millones de niños, según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y UNICEF. De este valor, al menos 79 millones de niños se encuentran en trabajos peligrosos que ponen en riesgo su salud y desarrollo. El 70% de los casos de trabajo infantil se concentra en el sector agrícola, seguido por los sectores de servicios e industrial. Según la ONU, Las regiones más afectadas son África subsahariana, Asia y el Pacífico. De modo que, combinando estos tres territorios, aproximadamente 9 de cada 10 niños se encuentran en situación de trabajo infantil en todo el mundo. Además, se estima que 8.2 millones de niños de entre 5 y 17 años trabajan, con una mayor incidencia en sectores agrícolas y zonas rurales.
El trabajo infantil en Ecuador se manifiesta de diversas maneras, a pesar de la normativa que regula el empleo de menores. Según datos recientes del Ministerio de Trabajo (MDT) y la OIT, aproximadamente el 5% de los niños y el 13% de los adolescentes entre 5 y 14 años están involucrados en alguna forma de trabajo. La mayor parte de estos niños y adolescentes laboran en sectores como la agricultura, ganadería, silvicultura y pesca.
La legislación ecuatoriana, a través del Código de la Niñez y Adolescencia y el Código de Trabajo, establece que es posible contratar a personas desde los 15 años, siempre y cuando se respeten sus derechos y se garantice su educación. A pesar de estas regulaciones, muchos niños y adolescentes siguen expuestos a condiciones laborales que pueden interferir con su desarrollo y educación.
Para Ider Salgado, docente de la UISEK y abogado experto en legislación laboral, la normalización del trabajo infantil en algunas zonas del Ecuador se debe a varios factores. Para el experto, “la persistencia de esta práctica está vinculada a la falta de aplicación rigurosa de las leyes que protegen a los menores y a la insuficiente supervisión de las condiciones laborales”. Además, la pobreza, la falta de acceso a una educación de calidad y la necesidad económica de las familias impulsan a los niños a trabajar, lo que a su vez perpetúa un círculo vicioso de pobreza y falta de educación.
Además, las principales brechas entre el marco legal y su aplicación en el país se deben a la falta de eficacia en la implementación de las normativas por dos razones principales: la falta de recursos y la escasez de programas de reinserción y apoyo.
“Solo el 12% de las denuncias por explotación laboral infantil terminan en sanciones, lo que refleja un sistema de justicia lento y permisivo; y actualmente, solo un 34% de los casos identificados reciben cobertura de programas de reinserción, lo que deja a muchos niños fuera del sistema educativo y en situación de vulnerabilidad”, menciona el abogado.
Sin duda alguna, la efectividad de estas leyes depende de su implementación efectiva y de políticas integrales que aborden las causas subyacentes, ya que solo así se puede romper el ciclo de vulnerabilidad y garantizar un desarrollo integral para los menores. Por ello, en el mes de junio que se conmemora el Día contra el trabajo infantil, es importante fortalecer los esfuerzos para proteger la infancia y negar rotundamente su participación en actividades laborales.
¿Ya conoces nuestro canal de YouTube? ¡Suscríbete!
César Montaño Galarza, rector de la UASB: “Ecuador debe cambiar sin repetir los errores del pasado”
Primó lo fiscal
Donde hay abejas, hay vida
La caricatura, genio y figura
Desafíos y oportunidades para erradicar el trabajo infantil en Ecuador