Sanidad Animal y Zoonosis de la UTPL, lidera un proyecto enfocado en cuyes (Cavia porcellus), conocidos como cobayas o conejillos de indias. Este tiene el propósito de garantizar la seguridad y soberanía alimentaria. Domesticados hace más de 10 mil años, estos animales son una fuente clave de proteínas para las comunidades rurales andinas gracias a su alta eficiencia productiva y bajo impacto ambiental: “mientras los bovinos requieren grandes extensiones de tierra y generan polución por gases de efecto invernadero, los cuyes necesitan menos espacio y pueden ser alimentados con alfalfa y ray grass”.
El equipo de Saa utiliza técnicas avanzadas como Next-Generation Sequencing para rastrear el origen y caracterización genética de los cuyes, explorando su domesticación y su rol en las culturas andinas. En colaboración con Albano Beja, genetista del Centro de Investigação em Biodiversidade e Recursos Genéticos de la Universidad do Porto (Portugal), líder del grupo Agrigenomics y reconocido por su trabajo sobre el origen del asno publicado en la revista Science, se ha ampliado el análisis genético para comprender mejor su historia evolutiva.
Se ha recolectado más de 1.300 muestras de ADN y tejido a escala nacional para estudiar la microbiota y los patógenos genitales, rectales y orales de los cuyes. Este trabajo busca preservar la diversidad genética y mejorar las razas existentes: “nuestro objetivo es garantizar la sostenibilidad y eficiencia de los cuyes como fuente de alimento para las comunidades.”.
Esta investigación tiene un impacto directo en la seguridad alimentaria, el desarrollo agroindustrial y la conservación de la biodiversidad. En palabras de Saa: “Los cuyes son una solución sostenible frente al impacto ambiental de la ganadería tradicional”. Además, este proyecto estrecha los vínculos entre la ciencia y las comunidades rurales, asegurando beneficios concretos para quienes dependen de esta especie.
La Universidad Técnica Particular de Loja, a través de la Escuela de Ingeniería Agropecuaria, implementará un innovador sistema de producción de cuyes en la Estación Agropecuaria, que incluirá una amplia variedad de razas y subtipos para fomentar prácticas sostenibles, fortalecer el proceso de enseñanza-aprendizaje y potenciar la investigación técnica. Este proyecto, clave para la formación académica, ofrece recursos prácticos que enriquecen las competencias estudiantiles, contribuye a la conservación genética de los cuyes y refuerza el compromiso con la excelencia académica y el impacto positivo en el entorno productivo y social.
Tipo I: Pelaje corto, lacio y pegado al cuerpo. Es el más común en cuyes productores de carne
Tipo II: Pelaje corto, lacio pero con rosetas o remolinos a lo largo del cuerpo.
Tipo III: Pelaje largo. Se divide en dos subtipos: 3-1: Pelo largo y lacio, pegado al cuerpo y 3-2: Pelo largo y lacio en rosetas.
Tipo IV: Pelaje corto y encrespado. Esta característica puede disminuir a medida que el animal crece.
Raza Perú: Gran tamaño, pelaje lacio corto (Tipo I), color marrón y blanco. La raza Perú es considerada una raza pesada y con desarrollo muscular marcado.
Raza Kuri: Se caracteriza por su gran tamaño, pelaje corto y tonalidades que van desde el marrón rojizo hasta el bayo. Es el resultado de un riguroso trabajo de mejoramiento genético llevado a cabo por el Programa Nacional de Cuyes del Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA) de Perú en 2021, lo que la posiciona como una de las razas más destacadas en términos de productividad y adaptación. (Imagen: INIA).
Raza Sheltie: Originaria de las Islas Shetland de Reino Unido, esta raza fue desarrollada en la década de 1970 mediante el cruce intencional de una cobaya peruana de pelo largo con una cobaya self black de pelo corto. El objetivo era obtener un cuy con un pelaje suave y sedoso que creciera hacia atrás, dejando la cara despejada para mejorar la visibilidad. Es considerado de Tipo III.
Raza Skinny: Surgió en 1978 en el Instituto Armand Frappier de Montreal, Canadá, como resultado de estudios dermatológicos con cobayas Hartley sin pelo. Su piel desnuda, con algo de vello en el hocico y las patas, les da un aspecto único y exótico. Debido a su sensibilidad al frío, calor y lesiones, requieren un ambiente controlado y cuidados constantes.
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