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El 2024 fue un año turbulento, marcado por varios frentes de guerra activos, golpazos electorales, tensiones entre las superpotencias y cambios en el equilibrio geopolítico. Un panorama internacional lleno de inestabilidad de cara al 2025.
La continuidad de la guerra en Ucrania y su internacionalización, siguen siendo determinantes. La llegada de Donald Trump a la presidencia de EEUU plantea incertidumbre en cuanto a los respaldos de occidente a Ucrania, lo que podría replantear las estrategias de Kiev y Moscú, abriendo la puerta a un posible cese al fuego, y probable proceso de negociación.
La volátil situación en Oriente medio es otra de las incógnitas del 2025. Después de la sorpresiva caída de Bashar Al-Asaad por parte de los rebeldes islamistas de Hayat Tahrir al Sham (HTS), El futuro de Siria se encuentra política, económica y socialmente atomizado. ¿Se consolidará un régimen alineado con la sharía o habrá espacio para un liderazgo más moderado y cercano a Occidente? En paralelo, la guerra entre Israel, Hamás y Hezbolá, los últimos fuertemente diezmados por la ofensiva bélica israelí, y el hecho de que tanto Irán como Rusia han perdido influencia y capacidad de respuesta política y militar, podrían propiciar espacios de tregua momentánea, aunque el desafío de la paz perdurable parezca aún lejano.
En América Latina, los ojos del mundo recaen sobre Venezuela. El diez de enero asumirá la presidencia el controvertido Nicolás Maduro, pero la oposición venezolana liderada por Urrutia anuncia un juramento paralelo, alimentando las esperanzas de un cambio de dirección repentino. Existe expectativa de cara a los rumores sobre la posibilidad de que los mandos medios de la fuerza armada retiren su frágil apoyo a Maduro permitiendo una transición hacia un nuevo régimen. En este escenario, la presión internacional será clave con Marco Rubio y Cristopher Landau liderando la política exterior de EE. UU, incrementando su enfoque más allá de la migración y adoptando una postura determinante en la búsqueda de soluciones a la crisis.
El panorama internacional de 2025 continúa siendo un rompecabezas complejo. Los conflictos no muestran señales de resolverse en el corto plazo, y los anuncios de Donald Trump generan expectativa para la moderación de la conflictividad internacional, pero sin certezas, ni garantías. La verdadera pregunta es si estamos presenciando los primeros pasos hacia la gestión de los grandes conflictos o simplemente otro capítulo de la perpetua volatilidad del mundo.
Texto original de Hora 32
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