La huella de carbono provocada por los viajes en jets privados aumentó un 46% entre 2019 y 2023, y seguirá agrandándose si no se regula la industria de ultralujo, según afirma una investigación publicada el jueves (07.11.2024) por la revista Communications Earth & Environment.
Las emisiones de dióxido de carbono de la aviación privada alcanzaron su punto máximo durante el verano europeo, en torno a grandes eventos mundiales como la Copa del Mundo, el Festival de Cine de Cannes y las cumbres de la ONU sobre el cambio climático, según el estudio.
Los aviones privados son el medio de transporte preferido de los ricos y los famosos. Se trata de la industria que más energía consume, y desde hace tiempo es blanco de protestas por parte de los activistas climáticos.
La aviación privada fue responsable de 15,6 millones de toneladas de emisiones de CO₂ en 2023, según los autores de la nueva investigación, procedentes de universidades suecas, danesas y alemanas.
Si bien esto representa menos del 2% de las emisiones de carbono de la aviación comercial total, los jets privados atienden a solo 256.000 personas (alrededor del 0,003 % de la población adulta mundial), lo que significa emisiones por pasajero significativamente más altas que los viajes comerciales.
Los investigadores evaluaron los datos del rastreador de vuelos de aproximadamente 18,7 millones de vuelos chárter individuales realizados entre 2019 y 2023, lo que representa la gran mayoría de la aviación privada mundial.
De esta manera, los autores descubrieron que aproximadamente la mitad de estos viajes eran de una distancia menor a 500 kilómetros y muchos estaban totalmente vacíos, en ruta para recoger algo o realizar una entrega.
Asimismo, los investigadores señalaron que los jets privados que realizaron viajes muy cortos parecían, en muchos casos, “reemplazar a los automóviles por ganancias de tiempo o conveniencia”.
“El análisis demuestra que los individuos que utilizan la AP (aviación privada) emiten desproporcionadamente más que un ser humano medio”, afirma el estudio.
Alrededor de dos tercios de los jets privados del mundo tienen su base en Estados Unidos, y el pasajero promedio tiene un patrimonio neto personal de 123 millones de dólares.
En 2023, un tráfico considerable de aviones privados estuvo asociado a la Super Bowl, el Foro Económico Mundial de Davos y la conferencia sobre el clima COP28 de Dubai, eventos de gala que pueden atraer “cientos de vuelos individuales” que generan “emisiones considerables”.
También se observa “una clara tendencia estacional a que las visitas alcancen su punto álgido en verano” en lugares costeros de lujo como Ibiza y Niza, con viajes agrupados en torno a los fines de semana.
Según las previsiones, el sector de los jets privados seguirá creciendo, y se calcula que la flota actual de 26.000 aviones aumentará aproximadamente un tercio de aquí a 2033. Esto significa que el rubro será cada vez más importante como fuente de emisiones de CO₂ en términos relativos y absolutos, plantean los expertos.
“Dado que el uso sostenible del combustible de aviación sigue siendo limitado, y que la mayoría de los propietarios de aviones privados no tienen previsto utilizarlo en un futuro próximo, será necesario regular el sector”, aseguran.
El transporte aéreo privado “ilustra el enigma político que supone abordar el papel de los ricos, ya que los responsables políticos son reacios a centrarse en los ricos y poderosos”, concluye el estudio.
JU (afp, efe)
Texto DW
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