Los perros, como seres sociales, tienen un sofisticado sistema de comunicación que va más allá de los ladridos. Utilizan el lenguaje corporal para expresar sus emociones y necesidades. También emplean vocalizaciones, como gruñidos y aullidos, que pueden indicar desde alegría hasta advertencias.
Este lenguaje sutil es clave para entender lo que realmente sienten, ya que pueden manifestar ansiedad, felicidad o incomodidad de modo tal que suelen pasar desapercibidas para quienes no están familiarizados con su comportamiento. Comprender las formas de comunicación de los perros es esencial para fortalecer la relación entre el animal y su tutor.
Al interpretar correctamente las señales que emiten, se puede responder de manera adecuada, lo que mejora la convivencia y ayuda a prevenir problemas de comportamiento y estrés.
En un nuevo capítulo de Data Animal, el psicólogo y especialista en comportamiento animal, Juan Manuel Liquindoli, explicó los mitos y verdades de las expresiones caninas. Además, determinó el mejor curso de acción para iniciar interacciones con los perros.
–¿Cómo se comunican los perros?
-Los perros se comunican básicamente por tres vías fundamentales. Una son las vocalizaciones que incluyen los ladridos, los aullidos, los gruñidos, los lloriqueos, etcétera, con distintas entonaciones, que pueden ser cientos de vocalizaciones distintas. Otro gran modo es el lenguaje corporal, con distintas posturas que van a tener que ver con las orejas, la cola, la piloerección, la tensión muscular y cientos de posturas más. Y la otra vía de comunicación es a través de feromonas, es una comunicación química. Los dos primeros modos de comunicación, las vocalizaciones y las posturas corporales, a los perros le sirven para comunicarse con individuos de su misma especie, o sea, con otros perros, y también con individuos de otras especies, y ahí estamos incluidos los seres humanos.
Por otro lado, el especialista explicó que las feromonas, que son sustancias químicas secretadas por glándulas, comprenden una comunicación intraespecífica. Esto significa que solo es funcional entre miembros de la misma especie. Los perros pueden olfatear estos mensajes liberados por otros individuos para determinar su estado emocional y reproductivo, cómo se encuentra de salud, entre otros aspectos.
-¿Cuáles son los errores más comunes que cometemos los humanos por no aprender a reconocer ese lenguaje corporal en los animales?
-Creo que el error más común que cometemos es pensar que comprendemos el lenguaje corporal de los perros. Muy probablemente los perros sepan más de nosotros y de nuestras posturas corporales, que lo que nosotros sabemos de ellos. Entonces, este desconocimiento hace que se precipiten un montón de accidentes, en la calle o en casa, que de haber conocido ciertas señales y haber reconocido ciertos indicios, fundamentalmente en la postura corporal de los perros, se podrían haber prevenido.
El experto señaló que muchas de estas ideas erróneas se encuentran arraigadas en el imaginario colectivo. Una de las más comunes es el percibir el movimiento de la cola de un perro como una expresión de felicidad. “El movimiento de la cola de un perro es sinónimo de excitación fisiológica, que muchas veces coincide con un estado emocional de felicidad y muchas veces coincide con otros estados emocionales: tensión, estrés, frustración”, añadió Liquindoli.
Debido a esto es que en múltiples ocasiones, en los segundos previos antes de que un perro ataque se puede observar que mueve la cola. Por ende, es esencial analizar esta conducta en contexto y no asignarle un significado de manera aislada.
-¿Cómo podemos darnos cuenta de que el perro está incómodo?
-Los perros tienen múltiples señales para dar cuenta de su incomodidad. Hay tres grandes categorías de señales que los perros emiten para evitar conflictos y para decirle al entorno, para informar al entorno, “estoy incómodo, no quiero entrar en disputa”. Hablamos de señales. Una de ellas es señales de calma, o señales para inhibir conflictos, señales de incomodidad y señales de amenaza. Digo algunos ejemplos. Señales para evitar conflictos: perros que desvían la mirada; se están mirando dos perros y empiezan a desviar la mirada como diciendo “No quiero problemas”. Perros que, en un entorno social, empiezan a olfatear. Perros que tiran la lengua para arriba y se relamen. Perros que bostezan, que a una mirada ingenua uno podría decir “Está bostezando porque está cansado”, pero en un contexto social de incomodidad, el perro nos está diciendo “Che, estoy incómodo”.
“Después están las señales propiamente de incomodidad, que es tensión muscular, cola entre las patas, retraerse, encogerse, tirar las orejas para atrás. Y si emitiendo esas señales, el entorno no se da cuenta que el perro está estresado, muchas veces pueden aparecer las señales de amenaza. Y ahí estamos aproximándonos al peligro, que son los gruñidos, levantar los belfos, mostrar los dientes. Y si no damos cuenta de eso y hacemos caso omiso, lo próximo que le queda al perro para avisarle al entorno que está incómodo es atacar”, agregó el psicólogo.
Ante el gruñido del perro, Liquindoli indicó que no se debe recurrir al castigo ni al reto, ya que es simplemente una de las maneras que posee el canino de comunicar que se encuentra disconforme. Se debe intentar comprender la razón detrás de la incomodidad para solucionar la situación y que el animal no recurra al ataque.
-¿Cómo se puede dar una buena presentación entre dos perros en la plaza?
-Es importante porque no todos los perros son sociables con otros perros. No todos los perros tienen el mismo nivel de sociabilidad. Por más que yo tenga un perro que es sociable, a la hora de acercarme a un tutor que está con otro perro, es muy importante respetar primero las distancias críticas del otro perro, no quebrar las distancias de seguridad. Todos los animales en la naturaleza tienen distancias críticas. Eso pasa con todos los mamíferos. Entonces, al acercar a mi perro, tengo que frenarme uno o dos metros antes.
Después preguntarle al tutor del otro perro si su perro es sociable, si le gusta interactuar con otro perro. “Y por último preguntarle al perro si tiene ganas de interactuar en esa situación. Obviamente los perros no hablan, pero los perros, como vimos antes, se comunican. ¿Cómo le podemos preguntar al perro? Bueno, frenamos a nuestro perro un metro y medio antes, y si el otro perro quiere interactuar, va a tomar la decisión de venir. Si el otro perro no toma la decisión de venir, nosotros tenemos que irnos y aceptar eso. Si todos hiciéramos eso, evitaríamos la mayoría de los problemas y los conflictos entre perros, por lo menos en la calle”, manifestó el experto.
-Yo creo que hay un imaginario social de que los perros tienen que jugar entre los perros, y cuando forzamos eso a veces termina en accidentes.
-El error conceptual ahí es que, si bien el perro es un animal social, es un animal de grupo. Y cuando yo voy caminando por la calle con mi perro, no todos los perros con los que me cruzo son los perros de su grupo. Distinto es los perros con los que sale a pasear todos los días, o los que son amigos de la plaza, o con los que conviven. Ahí ya se formó un grupo. Pero no necesariamente cualquier perro que me cruce tengo por qué socializar. Va a haber perros que sí, que son sociables por naturaleza y que le da lo mismo, pero hay muchos perros que no. Entonces es muy importante estar atento al lenguaje corporal de los perros y a estas pequeñas pautas que acabamos de ver.
En el caso de encontrarse con un perro que pasea sin correa, hay pocas alternativas para resguardar al animal de compañía. “Si tenemos un perro que no es tan sociable con perros, o que tiene pocas habilidades sociales, o tiene miedos, es un perro tímido, lo recomendable es que no vayamos a lugares donde sabemos que puede haber perros sueltos, porque ahí ya hay variables que escapan a nuestro control”, declaró Liquindoli.
En esa situación lo recomendable es alejarse hasta que el perro esté cómodo. Ahora bien, si el otro canino continúa su acercamiento, la disconformidad del animal de compañía va a persistir.
-¿Y cómo podemos hacer la presentación de un perro con un ser humano?
-Eso también está en el imaginario social. Vemos un perro en la calle, sobre todo los que somos perreros, y pensamos que tenemos el derecho de ir a acariciarlo. Y esto no debe ser así, porque hay perros que son tímidos, que son temerosos, y que eso le genera conflicto. Entonces es lo mismo, tenemos que frenarnos un metro antes, preguntarle al tutor si su perro le gusta que lo acaricien o no, y si el tutor nos dice que sí, consultarle al perro. ¿Cómo le consultamos? Nos alejamos y bajamos la mano. Si el perro decide venir, entramos en contacto, si no, no. Y algo muy importante a la hora de acariciar a un perro, sobre todo que no conocemos: nunca de arriba. Porque cuando vamos de arriba hay algo en la visión periférica del perro que no llega a verlo y se pueden asustar, y ni hablar si tiene malos recuerdos o experiencias traumáticas de que le han pegado. Entonces siempre con la mano abajo y el perro ahí tiene sensación de control de lo que está pasando.
-El perro que no tiene ganas de sociabilizar con otros animales, que solamente se lleva bien con nosotros en nuestra casa, ¿puede ser un perro feliz igual?
-Sin lugar a dudas, porque los perros desarrollaron la habilidad de relacionarse no solamente con otros perros, sino de hacer grupos con otra especie que son los seres humanos. Entonces, si el perro tiene satisfechas todas sus necesidades de amor, de cohesión social, de juego, de buena nutrición, puede ser totalmente feliz sin necesidad de relacionarse con otros perros. Estamos hablando en caso de perros que tienen fobia a relacionarse con otros perros. Esto no quiere decir que no podamos trabajar con un profesional para ayudarlo a que pueda socializar mejor, sobre todo porque va a salir a la calle, se va a cruzar con perros y para que no la pase tan mal.
Texto original de Infobae
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