Aprovechando la luna de miel de todo nuevo mandatario tomó duras medidas tributarias y mejoró algunas leyes económicas, aunque se equivocó en la energética. Eso le permitió conseguir apoyo del FMI y la banca multilateral para enfrentar el déficit fiscal de 2023 y 2024.
El presidente que elijamos en febrero o abril deberá enfrentar el vencimiento durante su mandato de la deuda externa que reestructuró Moreno. No hay cómo pagar esa deuda; lo que puede hacer es colocar nuevos bonos para con eso pagar los que se vencen. Además, hacer crecer la economía y así licuar el peso de la deuda. La receta es simple de enunciar, difícil de aplicar.
Los bonos solo se pueden colocar a precios de mercado. ¿Cómo nos ven hoy? Una de las principales calificadoras, S&P, sacó en agosto un nuevo informe sobre Ecuador, asignándole B-, que en su sistema es una nota bajísima. El puñado de países que comparten la B- con Ecuador son Ucrania y Nicaragua. Más abajo solo están El Congo (CCC+), Mozambique (CCC) y Venezuela (CC), el peor calificado entre 134 países.
Esta percepción se refleja en la cotización de los bonos ecuatorianos en los mercados financieros internacionales. El riesgo país es hoy de 12,63 puntos porcentuales por sobre la tasa de interés del Federal Reserve, lo que arroja una tasa de 18 %. Endeudarse al 18 % es suicida.
S&P advierte que podría bajar la calificación si observa un retroceso en la corrección fiscal o si no hay suficiente apoyo de los acreedores multilaterales y bilaterales. Bajar un escalón nos pondría a la par con El Congo. Eso nos cerraría el mercado de dinero, en 2026 o 2027 entraríamos en moratoria, y quedaríamos marginados de la economía globalizada.
Detrás de esa mala calificación está la renuencia de la élite nacional a seguir una línea de recuperación económica. Por su parte, el electorado exige soluciones mágicas que no requieran esfuerzo; negó dos reformas constitucionales que favorecerían la inversión. Tenemos un sistema electoral que resulta en gobiernos débiles. Asambleístas que en gran parte o son contrarios a una economía de mercado, o ignoran cómo funciona, o solo buscan su beneficio personal. Las multinacionales ecológicas nos manipulan para hacernos sacrificar la explotación de recursos naturales.
Para S&P, la tarea del próximo Gobierno sería seguir fortaleciendo el perfil financiero y económico de Ecuador, reduciendo más rápidamente el déficit fiscal. Con eso los tenedores de los bonos considerarían que el Gobierno va por buen camino, que la situación fiscal tiene visos de mejorar y la colocación de nuevos bonos se torna factible.
Pero si el Gobierno prioriza bajar el déficit por sobre todas las cosas tendría que elevar más los impuestos, como propone YASunidos, esto es deprimir aún más a la economía.
El desafío del nuevo Gobierno es hacer crecer la economía, para lo que hay que desbloquear la inversión privada, remover las trabas que existen sea por mandato de la Corte Constitucional, por inercia burocrática, o por el gravamen a la salida de capitales (y por lo tanto a su ingreso). Esto requiere un gobernante bien dispuesto, que sea capaz de poner en movimiento a la burocracia, y que goce de mayoría legislativa. Solo así saldremos de esta ciénega donde ya llevamos una década empantanados. (O)
Texto original de El Universo
https://www.eluniverso.com/opinion/columnistas/el-desafio-de-2025-nota/
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