Un vuelo de Air Europa que se dirigía desde Madrid a Montevideo, Uruguay, debió ser desviado este lunes a un aeropuerto brasileño tras sufrir fuertes turbulencias, y 30 pasajeros sufrieron heridas de diversas severidades, según las autoridades sanitarias locales.
El vuelo UX045 realizó un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto de Natal, en el noreste de Brasil, a las 2.32 am hora local, de acuerdo a información reportada por el operador Zurich Airport Brasil. Un avión Boeing BA.N 787-9 Dreamliner realizaba la ruta.
Fotografías y videos difundidos en Internet mostraban a varios pasajeros recibiendo atención por sus heridas, incluida una mujer con un collarín ortopédico.
Además, varios asientos y el techo del avión sufrieron daños considerables, y un hombre quedó atrapado tras ser lanzado a un compartimento superior, según se pudo ver en videos que circulan en las redes sociales.
“Nuestro vuelo con destino a Montevideo fue desviado a Natal debido a fuertes turbulencias”, dijo Air Europa en un comunicado difundido a través de las redes sociales. “El avión aterrizó con normalidad y los heridos de diversa gravedad ya están siendo atendidos”.
La secretaría de Salud del gobierno del estado de Rio Grande do Norte, donde se encuentra Natal, informó en un comunicado que 30 pasajeros habían sido trasladados a hospitales de Natal con abrasiones menores o traumas ortopédicos.
“Informamos que nuestros clientes se trasladan a Recife, donde se alojarán y luego viajarán a Montevideo. Natal era el aeropuerto que más rápido podía atender a los pasajeros con necesidades médicas. Al no ser destino de Air Europa, personal de la compañía se desplaza hacia Natal y Recife también para dar mejor atención a nuestros clientes”, explicó la compañía aérea a través de la red social X.
“Todas las personas que han requerido asistencia sanitaria están siendo atendidas en centros de Natal. Los pasajeros serán notificados con información actualizada de esta operativa”.
Según declaraciones a un medio uruguayo realizadas por una pasajera venezolana residente en Uruguay, el vuelo transcurría con normalidad hasta que el piloto comunicó que el avión iba a “entrar en zona de turbulencia” cuando ya se encontraban en medio del océano Atlántico, y pidió a los pasajeros que se colocaran los cinturones y permanecieran sentados.
“Mucho rato después de eso, hubo una turbulencia muy muy leve, casi ni se sintió, y de un momento a otro abruptamente el avión cae y todos nos elevamos. Aquellos que no tenían cinturón, volaron y quedaron algunos enganchados al techo. Duro como 3, 5 segundos”, relató la pasajera a un medio uruguayo.
Nelson Blanco, uno de los pasajeros del vuelo, habló con Infobae mientras estaba siendo trasladado en micro hacia Recife: “No estuvo muy bueno, la verdad, fue un momento horrible, pero estamos bien por suerte. Hubo mucha gente herida, algunos fracturados. La verdad que la sacamos barata”.
“El avión cayó como si hubiera sido al vacío. O sea, hizo como un amague de turbulencia, como un escalón. Y de repente cayó literalmente como si te fueras en picada”, describió. “Se llama turbulencia de aire claro. O aire blanco, que no lo detectan, y es cuando se encuentran dos corrientes de aire. Golpea como por un par de lados y queda como en vacío el avión”.
Por qué hay cada vez más turbulencias en los aviones
Este incidente sucede tan sólo unas semanas después de que un británico de 73 años falleciera debido a una fuerte turbulencia en un vuelo de Singapore Airlines desde Londres hacia Singapur.
“Los cielos por los que vuelan los aviones son más movidos hoy que hace cuatro décadas”, según descubrieron los científicos, después de producir un nuevo análisis publicado en Geophysical Research Letters que muestra que la turbulencia ha aumentado a medida que cambia el clima.
La turbulencia en aire claro, que es invisible y peligrosa para las aeronaves -y, como resultado, puede golpear a un avión repentinamente y sin previo aviso-, ha aumentado en varias regiones del mundo.
Algunas turbulencias de las aeronaves se producen en lugares bien definidos, como cadenas montañosas o en las inmediaciones de tormentas convectivas, y son en gran medida evitables. Sin embargo, la turbulencia en aire claro es difícil de observar antes de la trayectoria de una aeronave utilizando métodos de detección remota. Además, para los meteorólogos de aviación sigue siendo un desafío pronosticarlas.
En un punto típico sobre el Atlántico Norte, una de las rutas de vuelo más transitadas del mundo, la duración anual total de turbulencia severa aumentó en un 55%, de 17,7 horas en 1979 a 27,4 horas en 2020, encontró la investigación. La turbulencia moderada aumentó un 37% de 70,0 a 96,1 horas y la turbulencia ligera aumentó un 17% de 466,5 a 546,8 horas.
El equipo detrás del estudio dice que los aumentos son consistentes con los efectos del cambio climático. El aire más cálido de las emisiones de CO2 está aumentando la cizalladura del viento en las corrientes en chorro, fortaleciendo la turbulencia del aire claro en el Atlántico Norte y en todo el mundo.
“Esto se debe a que la atmósfera superior se está calentando más rápido en los trópicos, como resultado de las emisiones de gases de efecto invernadero, que en las regiones polares. Esta mayor diferencia de temperatura entre latitudes bajas y altas aumenta la cizalladura del viento en las corrientes en chorro, las corrientes de viento de alto nivel que soplan a 10 km por encima de nuestras cabezas donde vuelan los aviones, lo que a su vez favorece la formación de parches de aire turbulentos”, explicó Isabel Smith, investigadora de turbulencias del Departamento de Meteorología de la Universidad de Reading.
El investigador de doctorado Mark Prosser, coautor del estudio, afirmó que “la turbulencia hace que los vuelos sean movidos y, en ocasiones, pueden ser peligrosos. Las aerolíneas deberán comenzar a pensar en cómo manejarán el aumento de la turbulencia, ya que le cuesta a la industria entre USD 150 millones y USD 500 millones al año solo en los EEUU cada minuto adicional gastado. Viajar a través de turbulencias aumenta el desgaste de la aeronave, así como el riesgo de lesiones para los pasajeros y asistentes de vuelo”.
Si bien los EEUU y el Atlántico Norte han experimentado los mayores aumentos, el nuevo estudio encontró que otras rutas de vuelo muy transitadas sobre Europa, Medio Oriente y el Atlántico Sur también experimentaron aumentos significativos en la turbulencia.
El profesor Paul Williams, científico atmosférico de la Universidad de Reading y coautor del estudio, agregó: “Después de una década de investigación que muestra que el cambio climático aumentará la turbulencia en el aire claro en el futuro, ahora tenemos evidencia que sugiere que el aumento ha ya comenzado”.
De esta manera, el científico dijo que se debería invertir en mejores sistemas de pronóstico y detección de turbulencias, para evitar que el aire más agitado se traduzca en vuelos más “movidos” en las próximas décadas.
Sin embargo, tras una serie de informes recientes de turbulencias severas en vuelos en los EEUU, Isabel Smith trató de dar tranquilidad.
“Si bien ha habido algunas historias recientes preocupantes y de alto perfil sobre aeronaves que se encuentran con incidentes de turbulencia, la gente debe recordar que encontrarse con turbulencias severas todavía es muy raro”, aclaró.
Texto original de Infobae
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