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Un kitsch 1 perdido en Quito

Pablo de la Torre Neira
Universidad Andina Simón Bolívar
jueves, mayo 9, 2024
La participación de la ciudadanía en el proceso democrático es indispensable para idear y materializar el logro del bienestar. Es decir, entre otras cosas, construir un proceso de comunicación efectivo (diálogo) para alcanzar los objetivos comunes del desarrollo humano sustentable
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Polibio decía que la oclocracia, decisiones tomadas por la muchedumbre, se nutren del rencor y la ignorancia (falta de información) pues los líderes manipulan al pueblo para sus propósitos y por tanto podríamos hablar de una degeneración de la democracia.

La democracia es, para la mayoría, una forma justa de administrar un estado ya que es conveniente para facilitar la convivencia en armonía. La participación de la ciudadanía en el proceso democrático es indispensable para idear y materializar el logro del bienestar. Es decir, entre otras cosas, construir un proceso de comunicación efectivo (diálogo) para alcanzar los objetivos comunes del desarrollo humano sustentable.

Los acontecimientos de las últimas semanas, en Quito, han tenido como protagonista al burdomaestre: aluvión en el barrio de La Gasca, terrenos y parqueaderos del Hotel Quito, actualización de la patente municipal, mantenimiento del metro, entre otras, que demuestran claramente que no vivimos una democracia, peor democracia participativa, sino más bien algo cercano a la oclocracia.

Su comportamiento disonante denota que él considera que su pensamiento es el correcto, parece que cree tener la verdad él solo, pues nadie más puede decir lo contrario. Habría que investigar las razones o el fundamento que justifiquen tal accionar. Se peleó y creo que despidió al funcionario municipal que dijo públicamente que el último aluvión de La Gasca causó dos muertos. Públicamente también lo corrigió, que era solo uno, solo uno. ¿Importa uno o dos? Al final alguien perdió la vida por la negligencia administrativa técnica de la entidad responsable, pero se centró en corregir a quien cometió el error de contradecirlo.

El Cabildo Cívico de Quito y el Consejo Técnico de Apoyo, integrado por: Ministerio de Cultura y Patrimonio,  Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, Instituto Metropolitano de Patrimonio y el Colegio de Arquitectos del Ecuador, se han pronunciado sobre la discordia generada por los “nuevos” dueños del Hotel Quito (CRBC), con el apoyo del alcalde, al tratar de obtener la aprobación municipal para construir torres de oficinas, locales comerciales y apartamentos, en los terrenos de los jardines y parqueadero del hotel.

Según las redes sociales, que tanto las usa, el Consejo Técnico de Apoyo ha encontrado evidencias del concepto fundamental de la obra del Hotel Quito, no como un hotel, sino más bien, como su integración al paisaje circundante, y en ese aspecto la interpretación del edificio como lectura de la topografía no es gratuito: el hotel moderno de la postguerra viene a representar la nueva presencia internacional en la ciudad[2]/. Además, la implantación de la obra física obedece a un diseño integral: 1) funcional de servicios turísticos (hotel, piscina, restaurantes, casino, salas de reuniones y de baile); y, 2) paisajístico (jardines del entorno externo e interno, corredores de ingreso peatonal y vehicular y parqueaderos). Es una verdadera obra de arte por cualquier lado que se lo mire. Sus diseños arquitectónicos a cargo de Charles Foster McKirahan y su construcción por Meta Atlas, bajo la dirección de Oswaldo de la Torre V., han posibilitado su vigencia en el tiempo. La decisión inteligente de autoridades probas de mantener de forma integral esta obra majestuosa es encomiable.

Oponerse a ello es no tener idea de lo que implica ser el burgomaestre de ésta bella ciudad con historia y patrimonio universal, por eso lo catalogo como un kitsch.

Es importante que estemos atentos y vigilantes, como lo hace el Cabildo Cívico de Quito, pues existe jurisprudencia sobre hechos como los que promueve el alcalde (autorizar la construcción de edificaciones de altura en terrenos patrimoniales). Si, existen varios ejemplos, me voy a referir a dos.

Primero el famoso castillo de la Av. 12 de octubre y Baquerizo Moreno, perteneciente a la familia de Carlos Manuel Larrea Rivadeneira (1887-1984), diplomático, historiador, miembro de la Academia Nacional de Historia. El castillo fue diseñado en 1935 por el arquitecto mexicano Rubén Vinci Kinard, de estilo historicista (neogótico) inspirado en el castillo de Neuschwanstein del Rey Luis II de Baviera entre 1869 y 1886[3]/. Su construcción terminó en 1939. Carlos Manuel II ocupó el mismo hasta principios de los 90. Se vendió a la compañía de Seguros Alianza, quien mantuvo el diseño original del castillo, sus jardines y fuentes de agua. Luego, fue vendida a la constructora Valarezo Noboa y comienza otra historia, el centro cultural del complejo empresarial Torres del Castillo. No soy experto en el tema patrimonial, pero el castillo pasó de ser un ícono arquitectónico a perderse en una selva moderna de concreto.

Un segundo ejemplo, pero diferente, es la casa patrimonial: “Villa Humberto”, del célebre abogado ambateño Humberto Albornoz Sánchez (1894 -1950). Encargó la construcción al arquitecto mexicano Rubén Vinci Kinard. Su diseño de estilo ecléctico, historicista neoclásico con detalles de art-nouveau, muy de moda en los años 1930. Si, el mismo profesional del castillo de la familia Larrea, el embajador de México en Quito, quien aprovechaba su tiempo para dedicarse al diseño arquitectónico. Concebido, a pedido del abogado, como chalet de fin de semana, con amplios salones en la planta baja y una sola habitación en el segundo piso. Sus herederos (sobrinos) la vendieron al Banco Internacional, que desarrolló una edificación de altura. El chalet quedó aparentemente encerrado entre los edificios construidos al lado y atrás. Sin embargo, destaca la relación entre lo nuevo y lo viejo, es decir, sobresale el chalet ante los edificios modernos del banco, acentuando su articulación y funcionalidad con los usuarios y ciudadanos, a “pesar de diferencias expresivas”[4]/. El arquitecto responsable, Mario Zambrano, es digno de aplauso.

En el caso del castillo se puede decir, en lenguaje cotidiano, que está encerrado por las edificaciones, inexpresivo a los habitantes de la ciudad, mientras que la villa Humberto sobresale a la vista, enuncia claramente su importancia, su belleza y su facilidad de expresión para los habitantes de la zona. El Hotel Quito en su diseño original involucra a los jardines y parqueaderos de protección, pero es claramente reconocible su conectividad con los usuarios, turistas y habitantes de la ciudad.

Los tres casos son diferentes. Uno negativo, uno positivo y otro que podría convertirse en un monstruo moderno, si el burdomaestre insiste en su tozudez.

Valdría la pena que las autoridades investiguen a profundidad el proceso de compra-venta del Hotel entre el IESS y CRBC, las personas involucradas en representación de las entidades, los documentos y soportes originales de la declaratoria del hotel como patrimonio. Es indispensable que los documentos no hayan sido manipulados, enmendados, reformados, arreglados para concretar la venta. La sociedad ecuatoriana y la quiteña somos testigos, gracias a la labor de la Dra. Diana Salazar y su equipo de la Fiscalía, de la manipulación corrupta de los procedimientos legales que abalan un proceso de compra-venta. Recordemos a esas autoridades: Presidente, Vicepresidente, Asambleístas, Presidente del IESS, Contralor, entre otros, quienes han sido juzgados por su accionar culposo en unos casos, y que están siendo investigados por sus acciones, en otros.

El IESS podría denunciar en la Fiscalía el proceso de compra-venta del Hotel Quito, qué de resultar positiva, juzgue a las personas involucradas y obligue a devolver lo que hayan recibido como beneficio por su actuación fraudulenta. Así, la entidad podría iniciar un proceso de reversión por acción dolosa. Se abrirán algunas opciones posibles para recuperar el patrimonio y generar ingresos del mismo.

En fin, la oclocracia en su máxima expresión, con defensores altamente desinformados que sirven sólo a los propósitos políticos, de beneficio personal, sin mirar a la ciudad como un ente vivo, en el que los ciudadanos ávidos de seguridad, movilidad, arte, cultura, entretenimiento, queremos sentirnos orgullosos de ser quiteños, de nacimiento o por haber jurado la bandera de Quito. ¡¡Viva Quito carajo!!

 

[1] / Estilo artístico cursi, trillado, vulgar, aunque pretencioso, no sencillo, ni clásico, ni naif sino de mal gusto, regresivo o infantiloide. https//es.wikipedia.org, consultado mayo 8 de 2024.

[2] / Mundo Diners. Arquitectura: el Hotel Quito por Víctor Vergara, 16 de julio de 2022.

[3] / https://losladrillosdequito.blogspot.com, visitado el 8 de mayo de 2024.

[4] / Ibid.

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