Primera semana de abril. Ir de compras fue angustioso y desconcertante. Angustioso porque nos percatamos que nuestro poder de compra se redujo, a lo que no estamos habituados porque la dolarización nos ha traído baja inflación. Desconcertante porque los precios tienen un comportamiento errático.
¿La razón? Hay muchos factores en juego que afectan a los productos de manera diversa. Entre ellos que las cinco leyes económicas urgentes traen variadas normas tributarias.
Empecemos por lo más sencillo: el IVA del 12 % al 15 %. Muchos productos de la canasta básica pagan 0 % de IVA y el alza no los toca. Para los productos que ahora pagan 15 %, los comercios pueden optar por distintas estrategias: los más aplican el nuevo IVA, y el producto se encarece en 3 %. Pero algunas empresas prefieren absorber el aumento del IVA al menos en un primer momento, para no perder ventas. Además, si un comprador ve que el producto que consume sube 3 %, pero el similar de otra marca no sube, a lo mejor se cambia al más barato. En ese caso, la estrategia de diferir el alza permite ganar mercado.
Hay productos de bajo precio que adquirimos cotidianamente, por ejemplo, un sándwich en $ 3. Qué hace el sanduchero: ¿sube 3 % a $ 3,08 el bocadillo? Lo más probable es que en algunos casos absorba el aumento del impuesto, pero que en otros opte por redondear el alza, digamos a $ 3,25. En ese caso, el sándwich no sube en 3 % sino en 9 %.
Más adelante esta incertidumbre se despejará, pero hoy hay que cotizar en varios almacenes…
Hay productos para los que baja el IVA: una norma dispone la devolución del IVA en transacciones inmobiliarias. Otra baja el IVA a los materiales de construcción al 5 %. ¿Pero cuáles materiales? Solo los de la obra gris, por ser los que más pesan en la vivienda popular: cemento, ladrillos, bloques, varillas de hierro, entre otros. No aplica a puertas, porcelanato. Algunos comercios lo han acatado y han bajado el IVA. Pero otros no por haber incertidumbre y no quieren correr el riesgo de que les diga el SRI que correspondía el 15 %, y entonces incurren en una pérdida de 10 %. Más adelante esta incertidumbre se despejará, pero hoy hay que cotizar en varios almacenes antes de comprar materiales de construcción.
El ISD sube de 3,5 % a 5 % y afecta a las importaciones y todo pago al exterior. Casi todo producto termina incorporando algún insumo que paga ISD. Eso se traslada al precio.
Los automóviles pagan un ICE cuya tasa aumenta para los vehículos más caros. Calculado sobre el precio incluyendo IVA e ISD. El IVA e ISD más elevados causan que unos vehículos pasen a una categoría de precio superior, gravado con más ICE y el precio al consumidor sube más de 3 %.
Las empresas mayores tienen que pagar una contribución especial a base de las ventas de 2022 y adelantar el impuesto a la renta de 2024, a la vez que pagan como corresponde, el de 2023. Hay mayor costo de financiamiento, porque tienen que financiar el pago de impuestos, los bancos tienen menos plata porque les acaban de poner un impuesto fuertísimo, y suben las tasas de interés. Todo estos costos tributarios y financieros se pasan al consumidor vía precios. Por último, las empresas que suben precios a principio de año habrían diferido esa alza hasta que entre en vigencia el nuevo IVA y hacer un solo ajuste.
Tantas razones distintas, de ahí el caos de precios y nuestro desconcierto.
Texto publicado en El Universo
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