Dos días antes de la posesión de Daniel Noboa como Presidente, el Régimen saliente de Guillermo Lasso realizó una convocatoria para la presentación oficial de la estrategia nacional contra el crimen organizado. Pero, sin mayores explicaciones, el evento se canceló.
Sin embargo, el documento se aprobó y quedó en el archivo del Ministerio del Interior, que ahora encabeza -como encargada- Mónica Palencia, quien también es la ministra de Gobierno de Noboa.
PRIMICIAS accedió al documento, llamado Estrategia Nacional Contra la Delincuencia Organizada 2023-2030. Tiene 126 páginas y forma parte de una serie que el Régimen se había proyectado aprobar y que serviría como base para delinear el plan nacional de seguridad.
Además, los técnicos del Ministerio del Interior habían trabajado en las estrategias para Prevenir la Violencia Criminal y contra el Narcotráfico. Esos documentos aún no se han hecho públicos.
Para la construcción de la Estrategia Contra la Delincuencia Organizada, 159 delegados de 20 instituciones públicas participaron en talleres y respondieron encuestas para evaluar la delincuencia organizada en el país.
El diagnóstico
“La delincuencia organizada representa una amenaza creciente a nivel nacional, convirtiendo a Ecuador en uno de los países más violentos de América Latina”. Esta es una de las primeras conclusiones del documento.
Según el diagnóstico, las condiciones sociales y políticas, la permeabilidad de las fronteras y la ubicación geográfica han convertido a Ecuador en un punto estratégico para el comercio ilícito global y regional.
Una de las herramientas que el informe utilizó para evaluar los niveles del crimen organizado en el país es el Índice Global, sobre los países miembros de la ONU. Ese documento habla de una correlación entre la violencia y la delincuencia organizada, expresada en la tasa de muertes violentas.
En 2021, en América Latina, de 19 países, apenas cuatro tuvieron tasas de homicidios de un dígito. En tres de ellos, las tasas son menores al promedio global. Dos países se encontraban en la categoría de “violencia muy alta”, con más de 31 homicidios por cada 100 000 habitantes: Venezuela (40,9) y Honduras (38,6).
Para 2023, Ecuador se proyecta a cerrar con una tasa de 45 asesinatos. Es decir, que no solo que será parte de los país con violencia muy alta, sino que encabezará la violencia criminal en América Latina.
Otro indicador que refleja un cambio en la forma en que la violencia criminal se está expresando en Ecuador es la incautación de explosivos a nivel nacional. Por ejemplo, entre 2020 y 2022, el decomiso de nitrato de amonio aumentó en 3.827%; el de tacos de dinamita, en 1.22 %, y el de las cápsulas detonantes, en 108%.
“La delincuencia organizada ha ampliado su influencia estratégica. Y ha desconcentrado el control de toda la cadena de producción, acopio y envío de distintos bienes y servicios criminales, dejando atrás la lógica de cártel y pasando a un proceso de especialización dentro de la cadena de valor”, concluye la Estrategia.
Todo el Estado infiltrado, por las mafias
Dentro del análisis del crimen organizado en Ecuador, la Estrategia explica que en el país existe “una gobernanza criminal incipiente en determinados territorios”.
Esto significa que hay bandas criminales que han establecido un orden social paralelo, para replegar la presencia estatal en esa zona.
El documento identificó a 11 grupos criminales que operan en 21 de las 24 provincias de Ecuador.
Pero no solo la gobernanza es la forma en que las mafias buscan controlar el país. El 61% de los agentes estatales consultados respondió que existe un alto grado de infiltración en las Instituciones del Estado.
Además, el 54% de los encuestados refirió que el nivel de penetración de las mafias también se ha extendido a otras instituciones como medios de comunicación y entidades financieras.
Con información de Primicias
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