La ONG Human Rights Watch (HRW) instó hoy a investigar «los repetidos ataques, aparentemente ilegales, del Ejército israelí a instalaciones sanitarias, personal y transporte médicos» que, aseguró, podrían constituir «crímenes de guerra».
Según la entidad, todo ello «está destruyendo aún más el sistema sanitario de Gaza», y tras días de fuertes combates en que Israel va avanzando a nivel terrestre sobre el norte y la ciudad de Gaza, «las preocupaciones sobre ataques desproporcionados se magnifican en los hospitales».
«Incluso la amenaza de un ataque o de daños menores puede tener enormes implicaciones de vida o muerte para pacientes» y personal sanitario, asegura HRW, que apela al Gobierno israelí «a poner fin a los ataques a los hospitales», algo que la Corte Penal Internacional y la Comisión Internacional Independiente de Investigación sobre territorio palestino ocupado «deberían investigar».
Israel dice que el grupo islamista Hamás tiene una red de túneles e infraestructura militar debajo y entorno a los hospitales de Gaza, y ayer le acusó de usar el hospital infantil Rantisi para esconder a milicianos que cometieron el ataque del 7 de octubre en Israel y retener a rehenes que fueron hechos cautivos entonces.
Aún así, según HRW, pese a las alegaciones israelíes de que Hamás «hace un uso cínico de los hospitales», cualquier evidencia que haya no es una razón «para privar a los hospitales y ambulancias de su estatus de protección bajo el derecho internacional humanitario».
A su vez, denunció los 137 ataques «contra la atención sanitaria» de Gaza registrados hasta el 12 de noviembre, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que también contabilizó la muerte de 521 personas, entre ellas 16 trabajadores humanitarios, y han dejado casi 700 heridos entre pacientes y sanitarios.
HRW también lamentó el cerco israelí casi total sobre el enclave que veta el acceso de agua, comida, recursos básicos como medicinas y combustible, lo que ha dejado sin electricidad a hospitales por no tener gasolina para hacer funcionar los generadores.
«Dos tercios de los centros de atención primaria y la mitad de hospitales de Gaza no funcionan en un momento en que el personal médico se enfrenta a un número sin precedentes de pacientes gravemente heridos», lo que ha dejado a los centros sanitarios «sin medicamentos ni equipamiento básico», obligando a médicos «a operar sin anestesia y a usar vinagre como antiséptico».
Según remarcó, HRW investigó ataques desde el 7 de octubre hasta el 7 de noviembre en las cercanías como directamente contra centros médicos de Gaza como el hospital Indonesio, hospital al Ahli, el hospital de la Amistad Turco-Palestina, el Hospital al Quds o el Centro Internacional para la Atención Oftalmológica.
Este último «fue atacado repetidamente y completamente destruido entre el 10 y 11 de octubre», dijo HRW.
También mencionó el caso del Hospital al Shifa, el más grande de Gaza, donde los recientes ataques, el cerco al hospital denunciado por los palestinos -y que Israel negó- y el corte de energía llevaron a la muerte de tres bebés prematuros y al menos 29 pacientes entre el 11 y 13 de noviembre.
«Impedir el acceso de los civiles a artículos esenciales para su supervivencia, como agua, alimentos y medicinas, equivale a un castigo colectivo y es un crimen de guerra», concluyó HRW, que apeló «a las partes en conflicto» a «facilitar el paso de ayuda humanitaria imparcial para todos los civiles necesitados». EFE
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