Con el propósito de exponer y compartir propuestas que buscan formalizar el sector y fortalecer las oportunidades que el mercado del cannabis no psicoactivo ofrece, desde su investigación y cultivo, hasta su procesamiento y exportación, la Universidad San Francisco de Quito realizó el I Foro de Investigación Científica en Cáñamo y Cannabis No Psicoactivo.
En 2022, el mercado mundial de cannabidiol, más conocido como CBD, movió aproximadamente $6.8 mil millones, y para 2027, se espera que este sector mueva más de $136 mil millones, según cifras del Ministerio de Producción, Comercio Exterior, Inversiones y Pesca del Ecuador.
El CBD es uno de los 113 cannabinoides que se encuentran en la planta de cannabis, y es el más abundante junto con el tetrahidrocannabinol (THC) que es el componente psicoactivo.
A diferencia del THC, el CBD no tiene efectos psicoactivos, y hoy en día se conoce que el CBD, además de sus facultades terapéuticas también es utilizado para la extracción de aceites esenciales, producción de cosméticos y maquillaje, fabricación de fibras textiles y bioplásticos, entre otros beneficios.
Debido a su importancia, la USFQ junto con el Ministerio de Producción, Comercio Exterior, Inversiones y Pesca (MPCEIP) organizaron el I Foro de Investigación Científica en Cáñamo y Cannabis No Psicoactivo, donde se presentó la iniciativa del Clúster de Industriales de Cannabis y Cáñamos del Ecuador.
Este clúster es una estrategia liderada por el MPCEIP el cual busca articular a empresa privada, academia y público, convirtiendo al sector del cannabis en uno de los 20 clústeres principales del país, según explicó la representante de este ministerio en el foro.
Más de 70 países han despenalizado o legalizado el uso de cannabis. En el caso de Ecuador, en 2020, a través del acuerdo ministerial 109-2020 se abrió el camino al reglamentar la importación, siembra, cultivo, cosecha, postcosecha, almacenamiento, transporte, procesamiento, comercialización y exportación de cannabis no psicoactivo o cáñamo y cáñamo para uso industrial.
Y en 2021, otras instituciones de control empezaron a aplicar normativas para impulsar el crecimiento de este mercado. La Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (ARCSA) emitió una regulación para los productos terminados de uso y consumo humano que contengan cannabis no psicoactivo o sus derivados.
El mismo año, el Ministerio de Salud Pública también emitió un reglamento para el uso terapéutico, prescripción y dispensación del cannabis medicinal y productos farmacéuticos que contienen cannabinoides. A partir de estas nuevas normativas el estatus legal del cannabis no psicoactivo en Ecuador cambió y se comenzó a desarrollar emprendimientos, procesos y productos terminados para el usuario.
Actualmente, la normativa ecuatoriana busca favorecer el cultivo, importación y exportación del cannabis no psicoactivo. Para la representante del MPCEIP, una de las políticas como país es el enfoque al desarrollo de productos de cannabis 2.0.
Investigación, la clave para la formalización del mercado
La academia es uno de los actores claves en este ecosistema, científicos e investigadores realizan distintos estudios en base a las respuestas fisiológicas de la planta del cannabis a distintos entornos para mejorar su cultivo y cosecha, estudian sus facultades para fabricar productos como fibras y bioplásticos, además de tener una relación estrecha con las empresas que procesan y fabrican productos terminados, con quienes trabajan para mejorar y optimizar productos y procesos.
En el contexto del I Foro de Investigación Científica en Cáñamo y Cannabis No Psicoactivo, la USFQ recibió la licencia número 6, de “Fito-mejoramiento y/o Bancos de Germoplasma e Investigación”, la cual es otorgada por el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAGAP) del Ecuador.
Para Antonio León, investigador del área de Ingeniería en Agronomía de la USFQ, “esta licencia permite que varios investigadores/profesores de la USFQ podamos hacer investigación en el área de producción agrícola, optimización de métodos para la cuantificación de cannabinoides de uso medicinal, y en el área de fabricación de bioplásticos, así como en entre otras áreas”.
“Por el momento mi laboratorio está buscando ver cuáles son los efectos del suelo en la producción de cannabinoides. Queremos ver si los suelos y el microbioma que contiene cada uno, produce más o diversos tipos de CBD, THC y terpenos. Se que otros laboratorios quieren realizar también acciones con respecto a biomateriales y caracterización química”, comenta Antonio León.
Y añade que “este cultivo tiene alto nivel económico y puede producir un impacto social de importancia a pequeños y medianos productores de la sierra ecuatoriana. Por lo tanto, el desarrollo y la investigación tiene que ir de lado de la producción agrícola. La USFQ quiere liderar en este ámbito”.
La USFQ ya ha tenido experiencia trabajando con empresas de este sector, como ECUASEEDs, negocio que vende semilla y plántulas para el inicio del cultivo. “Ahora que tenemos el permiso, podremos realizar más colaboraciones con otros actores de la cadena productiva”, explica Antonio.
Cooperación internacional para la industria
Otro de los aspectos principales para el crecimiento de este mercado es el intercambio y la transferencia de conocimiento con países que ya poseen un nivel avanzado en su cadena productiva. Este es el caso de Canadá, de quienes Ecuador ha recibido asistencia técnica acerca de los métodos y procesos para industrializar, regularizar y comercializar el cannabis.
Canadá, a través de su análisis realizado en su visita a Ecuador, pudo identificar algunos aspectos que son fortalezas para el mercado de cannabis ecuatoriano, como por ejemplo, potenciales líneas de negocio como; suplementos alimenticios a base de CBD, productos cosméticos y para cuidado de la piel, fibra de cáñamo, no solamente en textil, sino también en producción de papel y productos para la construcción.
Frank Alexis, es investigador del departamento de Ingeniería Química de la USFQ, y en los últimos años ha venido estudiando cómo aprovechar los desechos de la industria del cáñamo para producir bioplástico y madera.
“Los bioplásticos tienen una facultad de biodegradación más eficiente”, explica Frank Alexis y menciona que en los estudios que han llevado a cabo se ha podido evidenciar que después de 35 días de ser desechado, el bioplástico de cáñamo tiene una degradación del 90% en suelo y agua. A diferencia de plásticos comunes que pueden tardar años en degradarse.
En los laboratorios de la USFQ, el equipo de Frank Alexis ha creado formulaciones que utilizan mayor cantidad de bioplástico de cáñamo con una menor cantidad de plástico común como alternativa ecológica para la mitigación de contaminación por plásticos.
Además de las recomendaciones mencionadas, Canadá observó que Ecuador tiene ciertas condiciones favorables para el crecimiento de una industria de este tipo. Un fuerte legado de la agricultura que se sostiene con alta experiencia en cultivos y un suelo que permite producción de variedades para expansión de industria son oportunidades, que vinculadas con la investigación y una correcta interacción entre academia, empresas y público puede impulsar un mercado emergente en el país, permitir innovación, crear plazas de trabajo directas e indirectas, además de los ya mencionados beneficios para la salud humana.
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