Estamos conscientes que nos encontramos en una era de avances tecnológicos agigantados que nos llevan incluso a aseverar que no “podríamos vivir sin la tecnología”, esta afirmación resulta radical e impulsiva, pues es importante que reflexionemos y seamos más objetivos respecto a las consecuencias que todo avance tecnológico tiene, aprender a poner en balanza todo resulta más real y nos permite mantenernos en alerta frente a los riesgos, pues como en todo, existen ventajas y desventajas, aspectos positivos y negativos.
Al abordar el tema específico del uso de dispositivos móviles en la infancia, podemos caer en una controversia, más aún cuando la pandemia por Covid-19, aceleró el uso de éstos por parte de infantes y adolescentes en el ámbito educativo, lo cual consecuentemente se desplazó al uso fuera de las aulas. El uso de estos dispositivos genera opiniones a favor y en contra; sin embargo, este es un tema que se debe abordar mediante una visión multidisciplinaria, en especial cuando se trata de la infancia.
Los infantes no son “pequeños adultos” como se pretende creer o de aquello que nos quieren convencer, en realidad son niños que no han llegado a un nivel de madurez y autonomía, se encuentran en una etapa de desarrollo biológico (motor, fisiológico y neuronal), psicológico (personalidad, emociones y habilidades cognitivas); social (relaciones y afectos); espiritual (creencias, valores y fe) y son los padres o tutores los responsables de una sana formación y desarrollo de sus capacidades.
Cada vez son más los padres que recurren al uso de dispositivos móviles para sus hijos que se encuentran en la infancia, muchas veces lo utilizan como distractores, en sus tiempos libres, para que se alimente, para que no “importune a los padres”, como mediadores de situaciones de expresión de las emocionales de sus hijos con las cuales no pueden lidiar o con cualquier otra excusa que ocasiona que los niños por la luminosidad y colores les capte la atención, prefiriéndolos frente a otros recursos. Los niños frente a los dispositivos móviles adoptan una postura de inactividad, que los mantiene en una posición rígida de su cuerpo y mirada, creando un mundo imaginario paralelo a la realidad, por lo cual frente a exposiciones prolongadas, aparte de afectar su salud física, afecta su desarrollo psicológico y social.
Un estudio realizado por una empresa de tecnología GSMA (que dicho sea de paso no se puede ser juez y parte), ya que, al haber conflictos de intereses, los resultados son sesgados, destaca entre los resultados el hecho de que los niños sienten mayor “seguridad” al portar un celular y por supuesto que este nivel de percepción es promovido de forma consciente o inconsciente por los adultos que rodean a estos infantes, por lo cual esto no garantiza que sea lo mejor para ellos.
El Ministerio de Salud de Perú (2015), cita a Vargas H, director adjunto del Instituto Nacional de Salud Mental (INSM), quien manifiesta que, el uso de dispositivos electrónicos por los niños durante largas horas cada día, perjudica su desarrollo normal y les ocasiona problemas de conducta, trastornos del sueño e incluso problemas de depresión infantil y ansiedad, con riesgo de generar adicción en casos extremos.
La American Academy of Pediatrics (AAP) (2016), reitera recomendaciones vigentes sobre la restricción del uso de teléfonos celulares para niños y adolescentes. También recuerda a los padres, que los teléfonos celulares no son juguetes y no se recomienda que los bebés y los niños pequeños jueguen con ellos. En el mismo contexto, un estudio realizado por (Rivas, et al. 2017) en Temuco, Chile, abordó un caso de estudio con estudiantes de cuarto básico en una escuela pública municipal. Los resultados revelaron una serie de aspectos preocupantes relacionados con el uso del celular entre niñas y niños.
Más tarde, (López, et al. 2021) llevó a cabo un análisis sistemático de investigaciones científicas sobre el uso de dispositivos móviles. Llegaron a la conclusión de que su uso durante al menos dos horas al día se asocia con el riesgo de desarrollar problemas de salud en niños de 1 a 5 años. Por lo tanto, se requiere una supervisión activa por parte de los tutores. Luego el Instituto Nacional de Cáncer de España, cita varios estudios realizados en animales, los cuales no han sido concluyentes; sin embargo, afirman que el riesgo más frecuente para la salud relacionado con el uso de celulares es la distracción al conducir y los accidentes de tránsito, así como, otros posibles efectos neurológicos en jóvenes, los cuales son preocupantes. (2022)
La Unicef comparte un estudio reciente (2023), desarrollado por las universidades de Chile y Católica, en alianza con MINEDUC y UNICEF, realizado en 131 establecimientos de ese país, con más de 3 000 niños, niñas y adolescentes. En este estudio concluyen, que el uso del celular se ha adelantado en niños de 8 a 9 años, considerándolo beneficioso para el aprendizaje mediante la realización de tareas y el acercamiento a temas de su interés. El estudio está enfocado, únicamente, a la cobertura de Internet y el acceso al uso de la tecnología, sin preocuparse en las consecuencias de su uso, a edades que cada vez son más tempranas.
En el documental disponible en Netflix, “El dilema de las redes sociales”, se aborda con mucha claridad y en forma multidisciplinaria los efectos del uso de las redes sociales. Aunque estas aplicaciones son accesibles mediante dispositivos móviles, se observa un creciente número de niños que tienen cuentas en estas plataformas, originalmente diseñadas para adultos. El documental destaca los impactos psicológicos y sociales que afectan a los usuarios de las redes, así como su efecto adictivo. Es relevante señalar que los mismos desarrolladores de estas aplicaciones sugieren que la edad adecuada para utilizarlas es a partir de los 16 años, limitando su uso en dispositivos móviles y el acceso a redes incluso para sus propios hijos.
Por ello, los padres deben estar conscientes que los niños no necesitan utilizar los dispositivos móviles, lo que necesitan en la asistencia permanente con juegos y ambientes didácticos que favorezcan el desarrollo de sus habilidades y la interacción con otras personas en diferentes contextos, para el desarrollo de su personalidad y habilidades sociales.
La Asociación Americana de Pediatría, plantea las siguientes recomendaciones de seguridad para los padres y tutores, con el fin de evitar los daños colaterales en los adultos, por ello se considera que con mayor razón no se debe exponer a nuestros niños a los dispositivos móviles y si se requiere su uso para fines académicos, este sea por tiempo limitado y supervisión:
El desarrollo de niños debe ser asistido por adultos y debe crear oportunidades, espacios y uso de recursos que les permita la interacción permanente no con pantallas planas, sino la relación con un mundo real tridimensional de los diferentes escenarios ambientales, sociales y sobre todo la relación con sus padres y, posteriormente, con sus pares para su formación para la vida.
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