El cómic tiene su origen prehistórico con los jeroglíficos. El ser humano desde hace 14.000 años tuvo la necesidad de expresarse a través de dibujos para explicar una historia, un acontecimiento. Esta práctica ha evolucionado notablemente en el siglo XXI y fue acogida en el periodismo para contar hechos políticos y económicos con humor, y en el ámbito del entretenimiento se transformó en series cómicas trasladadas a la pantalla de la televisión, además del papel. De allí las icónicas historias de Condorito.
Cómic en la Educación
En el ámbito de la educación, al cómic se lo utiliza como un recurso pedagógico para la enseñanza y aprendizaje en niveles escolares, bachillerato y universidad. En este espacio nace el proyecto denominado “El cómic como recurso educativo para mejorar las destrezas lectoescritoras en estudiantes de bachillerato del país”, impulsado por iniciativa de las docentes Marcela Castillo e Isadora Rodríguez de la carrera de Pedagogía de la Lengua y Literatura (antes Educación mención Lengua y Literatura) de la UTPL y aplicada en las materias de Prácticum 3: Servicio Comunitario y Prácticum 3.2: Pasantías y prácticas preprofesionales de vinculación con la comunidad.
Niveles de comprensión lectora
Según Víctor Niño en el libro Competencias en la comunicación. Hacia las prácticas del discurso, estos son los tres niveles:
Antes de que los estudiantes de la UTPL ingresaran a las aulas como instructores, el equipo de investigadoras aplicó un test de diagnóstico para determinar el grado de dificultad que presentan escolares, adolescentes y universitarios, con la lectura. Entre los resultados que se obtuvieron, destaca: cuando leen no respetan signos de puntuación, el tono de voz que emplean no es el adecuado, retraso entre la visualización y la lectura en voz alta, cambiar u omitir palabras. Además, se identificó que los niños, adolescentes y jóvenes universitarios no distinguen los géneros literarios, no abstraen la idea central y, por ende, hay escaso desarrollo de la comprensión inferencial y la comprensión crítica.
Por ello, la utilización de la herramienta del cómic como recurso didáctico contempla la lectura reflexiva, inicialmente, y contribuye al desarrollo de los tres niveles de comprensión lectora: literal, inferencial y crítico. El buen lector comprende en los tres niveles, lo que permite una aceptable valoración e interpretación de lo que lee, es decir, una mayor inferencia, por ejemplo, la relación del título con la portada y el contenido, la interpretación y análisis de los argumentos y finalmente la aplicación en la vida.
Importancia de la observación
Un dato importante que las investigadoras Castillo y Rodríguez argumentan es que la vista constituye un elemento de fundamental importancia para el fomento de la observación, habilidad innata de la persona que sin duda debe desarrollarse desde edades escolares.
Para Rodríguez el proyecto “El cómic como recurso educativo para mejorar las destrezas lectoescritoras en estudiantes de bachillerato del país”, fue un reto, tanto por el trabajo de equipo, en alianza con el Ministerio de Educación a través de la Coordinación Zonal 7, como por la organización con los 108 estudiantes, lo que permitió trabajar con 75 instituciones que participaron en tres talleres virtuales de inducción para luego instaurar el trabajo en equipo y aplicar la metodología seleccionada para la enseñanza de la lectura con la utilización del cómic.
Entre los resultados se distingue que el trabajo en equipo es vital para la implementación de proyectos a gran escala. El cómic como recurso pedagógico para la enseñanza de la lectura contribuye a descubrir habilidades artísticas relacionadas con el dibujo y la escritura; mejorar aspectos como la comprensión, interpretación y valoración; y desarrollar la creatividad y el pensamiento crítico y las habilidades comunicativas.
Finalmente, entre los trabajos presentados, destacan los que relatan experiencias de vida, adaptaciones de leyendas urbanas y de ficción. Cabe destacar, que este último género ha gozado de gran popularidad, disparando su consumo. Como recomendación se anima a las familias ecuatorianas a que incorporen en sus rutinas la lectura por un tiempo de 15 minutos al día, pues de esta forma se va incluyendo a la lectura como un hábito individual y familiar.
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