Este 20 de agosto de 2023 los ecuatorianos irán nuevamente a urnas para decidir sobre la extracción petrolera en la Amazonía, específicamente en el Yasuní. La consulta popular tendrá una única pregunta: ¿Está usted de acuerdo en que el gobierno ecuatoriano mantenga el crudo del ITT, conocido como bloque 43, indefinidamente en el subsuelo?
Esta consulta popular plantea para muchos un dilema ambiental y presenta argumentos en contra y favor de la explotación petrolera. El Yasuní es uno de los lugares con mayor biodiversidad del planeta por kilómetro cuadrado en la que también se encuentra la zona petrolera conocida como el bloque 43-ITT (Ishpingo, Tambococha, Tiputini).
Para muchos científicos y ambientalistas, continuar con su explotación, significa poner en grave amenaza a más de 2.000 especies de árboles y plantas, más de 800 especies de mamíferos y de aves, y cientos de especies de reptiles, anfibios y peces.
La iniciativa Yasuní ITT (Ishpingo-Tambococha-Tiputini) ha sido objeto de un intenso debate en Ecuador durante los últimos 10 años. Este proyecto propuso dejar bajo tierra millones de barriles de petróleo en el Parque Nacional Yasuní a cambio de una compensación económica por parte de la comunidad internacional.
Sin embargo, a lo largo de los años, la iniciativa ha enfrentado desafíos significativos y se ha debatido intensamente debido a las implicaciones ambientales que conlleva. Las actividades petroleras generan contaminación del agua, emisiones de gases de efecto invernadero y deforestación, lo que amenaza la diversidad biológica y los ecosistemas frágiles del parque, además, de poner en riesgo la subsistencia de las comunidades indígenas que dependen de la salud de estos bosques.
La Estación de Biodiversidad Tiputini de la USFQ se encuentra ubicada justamente en los límites del Parque Nacional Yasuní, desde la cual se manejan proyectos de conservación y de investigación científica en distintas áreas. El pasado 6 de julio de 2023 se organizó un debate acerca de este tema en el campus universitario con expertos invitados para presentar sus perspectivas en el campo jurídico, económico, ambiental y social.
Hugo Echeverría, profesor del Colegio de Jurisprudencia de la USFQ y especialista en derecho ambiental, mencionó que “lo que está pasando en el Yasuní es excepcional. Hay un asunto jurídico importante que no se lo ha tomado en cuenta”, e hizo énfasis en el papel que ha desempeñado la Corte Constitucional, la cual en 2023 reinvindicó el derecho de participación de un colectivo que el estado obstaculizó por 10 años, haciendo referencia al colectivo Yasunidos.
Para Echeverría, de ganar el Sí, va a existir un retiro progresivo de las actividades extractivas en la zona hasta que se cumpla el cierre de operaciones, lo que incluye también contratos. Por su parte, David Romo, experto en impactos petroleros y profesor del Colegio de Ciencias Ambientales de la USFQ, especificó que “toda actividad extractiva tiene impacto; entre los impactos indirectos están las afectaciones a las poblaciones indígenas de esa zona, quienes justamente son los menos beneficiados de esta actividad petrolera”. Y añade que para entender la dinámica del bosque se necesitan décadas y no únicamente estudios ambientales de corta duración.
Durante el debate, también participó Oswaldo Landázuri, analista económico, quien recalcó que “esta discusión tiene que venir acompañada de temas como; subsidios y modelo de desarrollo del país. Hay un problema con el Presupuesto General del Estado lo cual lleva a buscar dólares en todos los espacios, y aquí se está hablando de $1.200 millones”. Para Landázuri, el panorama es claro, en caso de ganar el Sí el gobierno debe eliminar subsidios, de ganar el No entonces la inversión debe ir a las comunidades indígenas, y algo más importante aún es plantear ¿cuál va a ser el plan de acción del gobierno?
El espacio, contó con la intervención de Doménica Becerra, graduada de la carrera de Economía en la USFQ, quien considera importante el aprovechamiento del recurso petrolero, el cual ya se viene explotando desde el 2016 en el ITT. “Esta consulta no es oportuna en el contexto actual del país”, puntualizó Doménica en uno de sus argumentos.
Para Gonzalo Rivas, investigador en ecosistemas tropicales de la USFQ y director de la Estación de Biodiversidad Tiputini USFQ, habló sobre la invaluable diversidad del Yasuní, “en términos de biodiversidad el Yasuní tiene más riqueza inclusive que Galápagos”. Además, “gran parte del agua que abastece a Quito viene de la zona del Yasuní y nadie habla de eso. La afectación no sólo se da por las hectáreas en exploración, sino que en el momento que se abre la zona también ingresan carreteras, maquinaria, construcciones que afectan a millones de hectáreas”.
Esta información la corroboró Carlos Larrea, anterior director técnico de la iniciativa Yasuní ITT, para quien “el petróleo no ha conducido al desarrollo del país luego de 50 años de política extractivista”, y cuestiona que los $1.200 millones que se plantea como posible pérdida sean realmente un beneficio para el Estado. En su intervención, Carlos Larrea fue categórico al indicar que Petroecuador presenta cifras distintas al Estado ecuatoriano y a la opinión pública.
La iniciativa Yasuní ITT en Ecuador representa un dilema ambiental de gran magnitud. A pesar de los esfuerzos iniciales por preservar la biodiversidad y los modos de vida de las comunidades locales, los desafíos financieros y las presiones económicas están llevando a un manejo poco planificado de los recursos.
La extracción de petróleo en Yasuní ITT amenaza irreversiblemente un ecosistema único y vulnerable. Sin embargo, los ecuatorianos tendrán la oportunidad de tomar una decisión en la consulta popular del 20 de agosto de 2023 donde se definirá el futuro del Yasuní.
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