La bancarización en Cuba –anunciada la semana pasada– se mueve en una delgada línea entre lo «necesario» y un «corralito bancario», según advirtieron a EFE expertos, quienes vaticinaron la interrupción de algunos negocios privados, un aumento en la dolarización y problemas para las personas vulnerables.
La medida, según informó el Banco Central de Cuba (BCC), priorizará los pagos electrónicos para minimizar el efectivo, utilizado en el país tanto entre las personas como en las empresas.
Además, el anuncio se dio en un momento en el que un no menor número de cajeros automáticos en la isla no dispone de billetes. Hace unos días, el propio BCC subrayó además que estos tienen un importante nivel de obsolescencia.
El BCC también explicó que la red de cajeros solo podrán utilizarse las tarjetas de los pensionistas, cuentas de ahorros, salarios y bonificaciones.
El banco central dio un plazo de seis meses para crear las condiciones para llevar a cabo el proceso de bancarización.
Uno de sus aspectos más polémicos es el límite en las operaciones en efectivo de las empresas, que será de 5.000 pesos cubanos (cup) -unos 42 dólares al cambio oficial-.
El presidente del BCC, Joaquín Alonso, dijo en la televisión estatal que la bancarización será “gradual” y subrayó que eso no significa que el efectivo vaya a desaparecer.
El Gobierno defendió la disposición como “necesaria, moderna» y que “beneficiará a la mayoría de la población”, según trascendió en la última reunión del Consejo de Ministros encabezada por el presidente, Miguel Díaz-Canel.
“La bancarización es un eufemismo para referirse a algo que ya Argentina acuñó en los años 2000 como un corralito bancario cuando la crisis, luego lo hizo Grecia y ahora Cuba ante la grave crisis financiera y económica”, explicó a EFE la economista cubana Tamarys Bahamonde.
La candidata a doctora en Políticas Públicas y Administración Pública en la Universidad de Delaware (EE.UU.) sentenció que la medida “no resuelve el problema real de fondo: la deformación estructural de la economía, sustentada en la escasez de oferta, un sistema productivo ineficiente y una elevada inflación”.
Para Bahamonde, el origen de la decisión del Gobierno pudiera estar en los límites de extracción fijados a principios de año: 80.000 cup diarios (666 dólares) y un máximo de 120.000 pesos mensuales (1.000 dólares).
Después de eso, muchos cubanos dejaron de guardar su dinero en el banco y “redujo la cantidad de reservas de efectivo del Banco y llevó al corralito”, consideró.
En declaraciones a EFE, el economista cubano Omar Everleny defendió la medida adoptada por el Ejecutivo insular pero advirtió que “no están creadas las condiciones: el comercio electrónico es útil, pero la población cubana llegó tarde a este proceso y gran parte de ella –muy envejecida- no está familiarizada con el uso de transfermóvil (banca móvil) o enzona (plataforma de comercio electrónico)”.
Bahamonde, en tanto, dijo que la reducción del efectivo afecta a “los más vulnerables» y a aquellos que «no tienen un teléfono celular inteligente; estamos hablando de ancianos pensionados que sí necesitan el efectivo”.
Cuba es de los países más envejecidos de la región. El 21,6 % de los insulares tenía más de 60 años al cierre de 2022, según datos oficiales.
Los pequeños y medianos empresarios privados abastecen –con dificultades- un mercado muy deprimido debido a la baja producción nacional (Cuba importa el 80 % de los alimentos que consume) y demandan divisas para importar los insumos que necesitan.
La moneda cubana se cotiza en una tasa fija oficial de 120 por cada divisa extranjera, pero su venta limitada a 100 dólares en las casas de cambio estatales abre la puerta al mercado informal, en el que cada billete verde equivale a 240 cup.
En ese escenario, Everleny prevé que la bancarización provoque “un recorte de las importaciones del sector privado y con ello, más carencias porque necesitan efectivo para comprar los insumos en el exterior”.
Por su parte, Bahamonde avizora una “disrupción” en sus operaciones porque mueven cientos de miles de pesos que no podrán realizarse a través de transferencias electrónicas.
El economista independiente Óscar Fernández vaticina una “severa reducción de la oferta de importación privada, al verse imposibilitada de cerrar el ciclo, dada la ausencia de un mercado cambiario “bancarizado”.
Fernández mencionó en redes sociales que lo más peligroso es que la bancarización “despojará al cup como unidad de cuenta y medio de atesoramiento”.
Una función que, a su juicio, ocupará el dólar: “la digitalización financiera no va a conseguir que el peso cubano recupere sus funciones dinerarias”.
En esa línea, el economista Pedro Monreal argumentó en Twitter que la bancarización limitará la circulación del efectivo. Pero advirtió que “por sí sola no impedirá el deterioro de funciones básicas de la moneda nacional y por tanto abre espacios a la dolarización (sustitución de moneda)”.
Bahamonde reiteró que “cualquier medida en el sistema financiero y monetario será un parche” e indicó que la medida anunciada por el Gobierno “reduce la confianza en la economía cubana”. EFE
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