Falta de entrenamiento. Eso es lo que ha ocurrido con el sistema inmunológico de los más pequeños, como efecto de casi dos años de medidas de bioseguridad, confinamiento y clases en línea por la pandemia de covid-19.
La poca exposición a patógenos produjo una ‘brecha inmunológica’, una menor capacidad de defensa del organismo contra virus respiratorios que, generalmente, circulan en esta época del año por el cambio de estación climática.
El número de contagios puede elevarse debido al incremento de escenarios masivos por las festividades de diciembre y las bajas tasas de cobertura de vacunación, tanto contra influenza como los refuerzos contra el SARS-CoV-2.
En el Hospital IESS-Quito Sur hay un repunte de enfermedades respiratorias desde octubre. Pasaron de atender unos 80 casos por día a 700. De ese total, cerca de 500 se concentran en pediatría.
Al igual que en otros países, Ecuador enfrenta una tridemia: la circulación simultánea de varios virus respiratorios.
Mediante pruebas de laboratorio, este hospital ha detectado casos de influenza tipo A y B, sincitial respiratorio, virus de resfriado común, rinovirus y también SARS-CoV-2. “Hemos visto un leve repunte de covid-19, con una positividad de 12%, que no es alarmante. En cambio, más del 70% de los casos son por influenza A, que es mucho más transmisible en edades pediátricas”, explica Juan Sánchez, gerente general del Hospital IESS-Quito Sur.
Y aunque el 95% de los cuadros son leves y se pueden manejar en casa, el acelerado aumento de contagios eleva las cifras de hospitalizaciones. En octubre eran internadas unas cinco personas por día, ahora llegan hasta 25.
“Todavía se prevé que podríamos tener un pico máximo en tres semanas”, advierte Sánchez. Según el plan de contingencia de esta casa de salud, el área de pediatría podría implementar hasta 140 camas más.
Covid-19, en alza
En tres semanas, Guayaquil pasó de 320 casos confirmados de coronavirus a 1 810. “Esto representa un aumento del 465%. Los más afectados son los adultos mayores, las personas con enfermedades catastróficas y los niños”, indica el boletín epidemiológico del Municipio de Guayaquil.
Al Hospital Bicentenario, de la Alcaldía, llegan entre 70 y 80 pacientes con problemas respiratorios. “Dolor de cabeza, de garganta, tos y malestar general están entre los síntomas”, dice Andrés Ojeda, director de este centro.
Más allá de retomar las medidas de bioseguridad para evitar una saturación de los hospitales en enero, el epidemiólogo Carlos Farhat recomienda tomar dos estrategias como Estado: fortalecer la vacunación y aprobar la comercialización de antivirales, como Remdesivir y Molnupiravir, que se usan en otros países durante la primera etapa de síntomas.
La inmunización es otro desafío porque la aplicación del primer refuerzo no pasa del 55%. Para Farhat, la campaña debe enfocarse directamente en escuelas y lugares de trabajo, para lograr un mayor alcance. Además, sugiere la adquisición de la vacuna bivariante, una fórmula que no solo protege contra el virus original -como la que se está aplicando hasta ahora-, sino también contra algunos sublinajes de Ómicron.
Durante meses, Guayaquil no registró muertes por covid-19. Pero en esta semana una adulta mayor falleció por el virus; tenía solo las dos primeras dosis de la vacuna.
De vuelta a la mascarilla
Ecuador alcanzó una de las cifras más bajas de contagios por covid-19 a fines de octubre. Desde entonces, la curva empezó a elevarse nuevamente.
El acelerado aumento impulsó al Gobierno a retomar la mascarilla, que fue eliminada casi en su totalidad en abril. Su uso es nuevamente obligatorio en espacios cerrados, lugares poco ventilados y donde no se pueda mantener
el distanciamiento.
Para Fernando Espinoza, medidas como el uso de mascarilla no debieron ser eliminadas. El director del Centro de Investigaciones de la Universidad Espíritu Santo ha insistido en que la pandemia no ha terminado, porque continúan apareciendo nuevas mutaciones de SARS-CoV-2, con capacidad de burlar el sistema inmunológico.
“Sabíamos con anticipación que íbamos a tener un repunte de contagios y nuevas variantes, porque eso es lo que ha ocurrido en los dos últimos años en el hemisferio norte, en donde llega el invierno, la gente se concentra más y aparecen las enfermedades -dice-, eso demora más o menos 30 días en llegar a nuestro país, según lo que hemos aprendido”.
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