Debido al aumento de casos de enfermedades respiratorias, el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) resolvió el uso obligatorio de mascarillas en espacios cerrados.
El Ministerio de Salud Pública (MSP) informó que en los hospitales y centros de salud se evidencia una alta demanda por consulta externa y atención ambulatoria, sin embargo, la atención por hospitalización no ha registrado un aumento considerable. Los casos confirmados para COVID-19 a escala nacional tienen mayor incidencia en la población de 20 a 49 años. Del total de “infecciones graves el 80% son por influenza y el 20% por Covid-19″.
Paúl Cárdenas, Investigador y miembro del Instituto de Microbiología, de la Universidad San Francisco de Quito, responde a varias interrogantes sobre este tema.
¿Cuál es el origen para el incremento de las enfermedades respiratorias en el país, la época estacional o a la relajación de la ciudadanía ante un virus que sigue presente?
Hay varias cosas a tomar en cuenta con respecto a los virus que circulan, con el Covid-19 surgen nuevas variantes más contagiosas y eso se ha visto durante estos casi tres años de pandemia. Estas variantes escapan al sistema inmunitario; es decir, afectan incluso a las personas vacunadas haciendo que estas se contagien y transmitan el virus a otras. Si bien la vacuna brinda alta protección frente a una hospitalización y muerte, su eficacia ha bajado por estas nuevas variantes. A ello se suman otros virus como la Influenza A y B de diferentes cepas, el virus sincitial respiratorio, el rinovirus, el adenovirus que también producen enfermedades respiratorias. Todo es un factor importante. En los últimos dos años usábamos regularmente mascarillas, ahora tenemos nuevas variantes de covid y adicionalmente virus que antes no circulaban, porque las usábamos. Por una parte, el virus y por otra, nosotros, los hospedadores del virus.
En el Ecuador tenemos muy buenos porcentajes de primera y segunda dosis; sin embargo, la tercera dosis llega solo al 55% y la cuarta es muy baja. Esto ha hecho que nos confiemos porque el discurso respecto a los porcentajes de vacunación era que estábamos bien, pero ya no es así. Nuestros vecinos como Perú, Chile y Uruguay tienen porcentajes de vacunas de refuerzo (tercera y cuarta dosis) de más del 80%. Estamos muy atrás en términos de vacunación. Tampoco aprendimos a evaluar cuándo debemos usar una mascarilla. Otro factor que influye, es que a pesar de tener síntomas respiratorios igual voy al trabajo, al centro comercial… y sin mascarilla. Con ella no solo me estoy protegiendo, sino que también lo hago con el resto. Las personas enfermas van a trabajar porque dicen solo es un resfrío, etc., sin que se les diagnostique bien y, muchas veces, en los trabajos, los médicos laborales consideran que ya no es necesario realizarse la prueba y la confunden con una faringitis. Estos virus tienen síntomas muy similares y no se los puede diferenciar sintomatológicamente. El permiso para un trabajador positivo es de un día o 48 horas y si requiere más días es con cargo a sus vacaciones, ante ello la gente sigue yendo al trabajo enferma o enviando a sus hijos incluso con síntomas gripales leves a las escuelas y colegios. Esto hace que todos los niños se contagien, por ello, muchas escuelas reportan grados completos enfermos, el profesor, los alumnos y más. Todos estos factores han provocado esta nueva ola de contagios ya no solo de covid, sino de todas las enfermedades respiratorias.
¿Es necesario que una persona con síntomas de una enfermedad respiratoria, se haga la prueba de Covid-19, para seguir el tratamiento adecuado?
Como investigador y médico digo si es necesario, y no solo me refiero a hacer diagnóstico de covid, sino también de otros virus como la influencia. Si tengo una persona de la tercera edad con covid, voy a dar un tratamiento específico para esa infección, pero si esta persona tiene influenza le doy antivirales; si no sé qué tiene, no lo voy a manejar adecuadamente. También hay diagnóstico para el virus sincitial respiratorio, este es muy importante en niños, porque corren el riesgo de desarrollar bronquiolitis relacionada con una enfermedad inflamatoria en el pulmón, que después de años puede desencadenar en asma, por eso es muy importante el diagnóstico. Sin embargo, mucha gente no lo hace porque estos métodos de diagnóstico no están disponibles o no son accesibles de manera gratuita para la mayor parte de las personas. Un test de covid de antígenos cuesta entre $7 u $8 en una farmacia, lo ideal sería tener varios de estos test en casa, para saber si se trata de este virus y qué medidas tomar. Pero si debemos hacerlo cada dos o tres meses es un costo importante. Asimismo, sólo ciertos laboratorios clínicos realizan pruebas rápidas de influenza o para el virus sincitial respiratorio a nivel comunitario. Los hospitales públicos y privados si lo hacen, pero en la parte comunitaria es difícil endosar estos costos de diagnóstico a las personas.
A qué responden los bajos porcentajes de vacunación en la población, ¿falta de responsabilidad de la ciudadanía o confusión en el mensaje dado desde el Gobierno?
Ambas cosas han sido importantes. Es primordial que un gobierno dé mensajes claros basados en decisiones y en evidencias científicas. El año anterior estábamos muy contentos con los niveles de vacunación y llegó Delta, una variante que ocasiona una enfermedad grave, que casi no afectó al Ecuador. Sin embargo, después vinieron discursos políticos señalando el fin de la pandemia y de un día para otro, las mascarillas dejaron de ser obligatorias. Si a una persona le dicen que se acabó la pandemia ya no es necesaria la mascarilla y después sale una campaña de vacunación, lo más seguro es que no hará caso. Uno de los problemas graves que tenemos es esta dicotomía antagonista en la comunicación que recibimos, por un lado, nos dicen que todo está súper bien y por otro nos dicen vacúnate o toma estas otras medidas.
El bajo porcentaje en la colocación de los refuerzos ha jugado un papel fundamental. A ello se suma la información o desinformación que circula en redes sociales, que influyen en la mentalidad de las personas. Muchos piensan para qué me vacuno cada seis meses, si para otras enfermedades lo hago una o dos veces en la vida o, en el caso de la influenza, cada año.
¿Por qué cada seis meses?
Justamente, porque este virus es diferente a otros en relación a sus niveles de cambio o tasas de mutaciones y de combinaciones, por ello surgen nuevas variantes y son necesarios los refuerzos.
En los centros de salud el esquema completo de vacunación contra la Covid-19 es con la cuarta dosis. Si transcurrieron seis meses ¿es posible ponerse la quinta dosis?
En eso hay un vacío, muchas personas que trabajamos como servidores de la salud, las personas de la tercera edad y las personas vulnerables, nos pusimos la cuarta dosis en abril o en mayo pasado y ya han transcurrido más de seis meses, pero en el país ya no se permite una quinta dosis. Dicen que tenemos que esperar, que no es necesario, pero quisiera ver la evidencia científica que lo respalde. Obviamente, esa evidencia señala que con este virus cada seis meses deben vacunarse, sobre todo las personas de más riesgo. En otros países como Europa y Estados Unidos ya están disponibles las vacunas actualizadas para las variantes y subvariantes de Ómicron, que circulan en la actualidad. En este momento, para el país, ya es tarde porque estamos en pleno pico de contagios, es probable que el otro año lleguen las nuevas vacunas. Sin embargo, todavía hay dosis en stock porque parte de la población no se colocó los refuerzos.
Mientras llega el quinto refuerzo ¿cuáles son las medidas que debemos aplicar para evitar el pico de contagios, en especial con la cercanía de las fiestas navideñas y de Fin de Año?
La primera vacunarse. Si se puso la segunda dosis y no se ha animado por la tercera póngase la tercera. Si se puso la tercera y se olvidó de la cuarta póngase, eso es muy importante.
Segundo. Utilice la mascarilla si tiene síntomas respiratorios o acude a lugares con mala ventilación. En estos casi tres años de pandemia aprendimos que sí estoy caminando en el parque no necesito usar mascarilla, pero si voy a un centro comercial donde acude mucha gente y hay poca ventilación, me la pongo para protegerme y al resto de personas. No necesitamos que el COE, o el gobierno nacional, provincial o de la ciudad nos diga qué debemos hacer.
Tercero. Con la aproximación de las fiestas si presenta síntomas respiratorios no asista a la cena de Navidad de la oficina, ni de su familia, porque puede contagiar. Evalúe la adquisición de las pruebas de antígenos, en caso de tener síntomas respiratorios.
Si una persona acude a ponerse el refuerzo de Covid-19, ¿en ese momento se puede colocar la vacuna contra la Influenza o hay alguna contraindicación?
No hay ninguna contraindicación. Las campañas actuales están relacionadas a protegerse de las enfermedades respiratorias como la influenza o Covid. No se van a colocar ambas en el mismo brazo, tampoco la una vacuna hará que la otra no funcione, ni tendrá más efectos adversos.
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