Con la llegada del Black Friday ¿cómo distinguir el bombo publicitario de la realidad?, ¿es posible saber si la oferta de Black Friday, ya sea en el día de o en las semanas anteriores, es realmente una ganga?
Una oferta es cuando el precio promedio en el mercado bajó, se lo llama ‘promedio’, porque no es lo mismo comprar en un centro comercial, que en un local más popular.
Si un producto la semana pasada costó $90 y ahora lo encuentra en $40, a simple vista es una ganga y por eso no compro uno, sino dos, pero resulta que hace unos tres meses ese producto costaba $35 o $40, entonces no hay tal oferta, pero mucha gente cae fácilmente. Si los precios se comparan y se constata que después de uno, dos o tres meses un producto cuyo costo era de $50 ahora está en $25, es decir si ese precio promedio se mantuvo fijo y ahora está por debajo, ahí si es una oferta.
Lo primero es informarse sobre el producto que van a adquirir, visitar varios lugares y varias páginas para saber si el precio realmente es conveniente o está en oferta porque muchas veces, por tema de marketing, nos engañan diciendo que tiene el 50% de descuento, pero dos días o una semana antes subieron el precio. Hay que tener mucho cuidado en ese tipo de ofertas, especialmente, en el país o en Latinoamérica, porque el Black Friday no funciona como en Estados Unidos o Europa. Lo primero es revisar los precios y las cotizaciones.
Cuando ofrecen productos diciendo el segundo a mitad de precio o el tercero es gratis, simplemente debe sumar el total y revisar si en realidad hay descuento, para no dejarse llevar por la oferta. Se debe tener cuidado con las ofertas disfrazadas.
En Viernes Negro, algunas tiendas ofrecen modelos viejos, que fueron lanzados hace tres o cuatro años, a precios rebajados pero promocionándolos como si fueran dispositivos de último modelo. Asegúrese, por ejemplo, que el televisor que está buscando no esté desactualizado, con menos apps de streaming o bocinas menos potentes que sus contrapartes más nuevas.
En época de pandemia y para evitar aglomeraciones muchos optarán por las compras en línea. Sin embargo, es necesario revisar el historial de esa página en la que va a realizar la compra y verificar si es formal o no.
Si ya se decidió a comprar, lo mejor es hacerlo en un lugar donde tenga su Wi-Fi propio. Nunca use uno público, porque se corre el riesgo de un hackeo de la información. A veces por no gastar los megas prefieren los lugares y eso genera problemas. Antes de comprar por Internet investigue el courrier, sus costos y seriedad en la entrega para evitar perjuicios.
Lo ideal es comprar en un solo día varios productos y no hacer compras diarias. Si es la primera vez que va a comprar en una página, de la cual conoce muy poco, debe informarse, preguntar o revisar las experiencias de otros usuarios porque, normalmente, estas épocas son susceptibles para los delitos cibernéticos.
Para evitarlo lo mejor es realizar las compras en páginas oficiales y seguras, pero ¿cómo saber si es una página es segura?, una buena pista es fijarse en los comentarios que hacen quienes han adquirido los productos en páginas como Amazon, eBay o muchas otras, dedicadas al servicio de ventas. Si la página no tiene antecedentes es mejor no ingresar.
Es probable encontrar en un sitio una oferta excelente; sin embargo, cuando llegamos al carrito vemos que el envío es excesivo y hasta devora el descuento. Para eso hay que elegir tiendas que ofrecen un bajo costo de envío y distintas modalidades de entrega.
Estas ofertas y lanzamientos buscan generar consumo y dan una ilusión de liquidez, al ver las cosas más baratas. Cuando se utilizan tarjetas de crédito no se toma en cuenta que estas ya tienen un saldo acumulado y si hizo alguna compra, ese gasto no estaba planificado; por lo tanto, provocará un aumento de la deuda. Por ello, antes de hacer cualquier compra con tarjeta, debe saber cuál es el saldo y el límite. Y, además, tener claro cuánto le va a representar esa compra, cada mes, de lo contrario tendrá problemas de financiamiento y morosidad, que al momento es uno de los mayores conflictos de los tarjetahabientes.
Estas ofertas pueden ser una ganga, pero si no son algo que necesita, entonces es dinero gastado. En esta época de crisis cuando recién nos estamos recuperando, destinar dinero para cosas suntuarias, que pueden esperar tres o seis meses sería lo ideal.
Por la falta de liquidez, la economía sigue en recesión. Los negocios están tratando de reactivarse, pero el empleo todavía no es estable. Persiste la incertidumbre por un rebrote de la pandemia, que puede ocasionar otra vez una falta de liquidez y de empleo; por ello, lo mejor es priorizar sus necesidades y no gastar en cosas innecesarias.
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