El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, advirtió este lunes, 8 de agosto de 2022, en Japón que cualquier ataque a una planta nuclear es “una misión suicida”, tras el bombardeo la semana pasada de la mayor planta atómica de Europa, aunque sin señalar responsables.
“En este momento, con la amenaza nuclear de vuelta, debemos pedir a los países con armas nucleares que se comprometan a no usarlas. Si no es así, esto supondría la destrucción del planeta”, dijo hoy Guterres durante una rueda de prensa con el Club Nacional de Prensa en Tokio.
Guterres hizo estas declaraciones después de que el pasado viernes se produjera un ataque contra la central nuclear de Zaporiyia, controlada por Rusia prácticamente desde los primeros días de su campaña militar en Ucrania, y de los cuales Moscú y Kiev se han acusado mutuamente.
El secretario de las Naciones Unidas se encuentra en Japón con motivo del 77 aniversario del bombardeo nuclear de Hiroshima, que se produjo el 6 de agosto de 1945, y participó en una ceremonia celebrada en esta ciudad japonesa, donde también advirtió sobre el riesgo de la proliferación nuclear.
Ataque nueclear
“Participar en la ceremonia del sábado fue una experiencia emocionante”, dijo este lunes Guterres, quien también advirtió sobre las amenazas globales y la escalada de tensiones, especialmente tras la invasión rusa de Ucrania el pasado febrero.
Al ser preguntado por la postura de la ONU sobre un posible ataque nuclear ruso, dijo que de producirse este hecho, “la ONU no podría hacer nada, ya que existe la posibilidad de que el mundo deje de existir”.
Guterres también dio su apoyo al Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) y sus esfuerzos para estabilizar la situación general de la zona y acceder a la planta nuclear.
El director del OIEA, el argentino Rafael Grossi, se mostró dispuesto en junio a visitar la central bajo control ruso, pero Ucrania criticó con vehemencia esos planes al considerar que el viaje del responsable de la ONU podría suponer algún tipo de legitimación de la ocupación rusa.
En relación a las maniobras militares chinas tras la visita a Taiwán de la presidenta del Congreso estadounidense, Nacy Pelosi, la semana pasada, Guterres señaló que la ONU “espera una resolución pacífica del conflicto” y llamó al “sentido común”.
Supervivientes de Nagasaki esperan que no avance una guerra nuclear en Ucrania
Nagasaki, situada al sur de Japón, fue la segunda ciudad en ser bombardeada con armas nucleares el 9 de agosto de 1945 y recuerda esta trágica fecha con la preocupación de sus supervivientes puesta en la guerra de Ucrania y el deseo de ser los últimos en sufrir este destino.
Los “hibakusha” -supervivientes de la bomba atómica- tienen ahora al menos 77 años y tras sobrevivir a los estragos de la guerra y las consecuencias de la radiación, observan ahora con inquietud la situación global, especialmente, tras la invasión rusa de Ucrania el pasado febrero y la amenaza de un posible ataque atómico.
“Lo más preocupante de la guerra en Ucrania es la posible utilización de armas nucleares. Ya no es como antiguamente, ahora son mucho más sofisticadas y me preocupa pensar cómo la situación podría escalar”, explica Mise Seiichiro, un superviviente de 85 años, que se encontraba a 3,6 km del hipocentro de la explosión.
Desean el fin de la guerra en Ucrania
Seiichiro, que hace estas declaraciones durante un tour con prensa extranjera organizado por el Ministerio de Asuntos Exteriores nipón, espera que la guerra en Ucrania termine lo antes posible, “ya que ellos están sufriendo lo mismo que pasamos nosotros”, dice este hombre que tenía 10 años cuando se produjo la explosión y se encontraba en su casa por las vacaciones de verano.
“Ahora los niños se preguntan sobre sus vacaciones de verano tras la vuelta al colegio. Entonces, estábamos contentos de ver a nuestros amigos con vida”, explica emocionado mientras sostiene un lapicero afilado hasta el límite, un recuerdo de su época de estudiante.
Al ser preguntado por las facciones políticas niponas que sugieren un armamento nuclear de Japón ante la situación en Ucrania y la creciente amenaza de Pionyang, que estaría preparado para hacer un nuevo test atómico en cualquier momento, Seiichiro se muestra visiblemente enfadado.
“Los políticos que sugieren esto no vivieron la guerra”, critica el hibakusha, quien vio como cuatro de sus familiares sufrieron cáncer como consecuencia de la radiación, aunque él dice orgulloso estar sano.
Postura del desarme
El alcalde de Nagasaki, Tomihisa Taue, también observa estos comentarios con preocupación, ya que, según dice, “Nagasaki debe ser el último lugar del planeta en sufrir un ataque atómico”.
“Tener armas nucleares supone un riesgo. Siempre estamos rodeados por este riesgo, y aunque se está avisando a las generaciones futuras, este mensaje no ha llegado a todo el mundo”, advierte Taue, quien también lamenta la actual postura del Gobierno japonés en relación al desarme nuclear internacional.
Japón, el único país que ha sufrido un ataque nuclear, en Hiroshima y Nagasaki, no ha rubricado el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, que entró en vigor en 2021, y contiene prohibiciones de desarrollo, producción, posesión, uso o amenaza de uso de las armas nucleares, además de disposiciones para la asistencia de víctimas y remedio ambiental.
“Este tratado es el único que manda un mensaje claro y todo el mundo debe estar involucrado. Necesitamos que Japón mande un mensaje claro por la paz”, señala Taue.
Nagasaki lleva a cabo desde hace años actividades para la “educación por la paz”, especialmente en la escuela primaria de Shiroyama, ubicada a 500 metros del hipocentro de la devastadora explosión, un edificio que quedó en ruinas y donde murieron 139 profesores y alumnos.
El 9 de agosto, la bomba “Fat Man” fue arrojada sobre Nagasaki. Explotó a las 11:02 AM a unos 470 metros de altura, con una detonación equivalente a 21 kilotones de TNT y dejó más del 40 % de la ciudad destruida.
Recordar para no volver a ese pasado
Nagasaki ha sido durante siglos uno de los puertos más importantes del sur de Japón y tuvo gran importancia durante la II Guerra Mundial por su actividad comercial, que incluyó producción naviera, de artillería y otro equipamiento militar.
Se calcula que unas 40 000 personas murieron en el momento del bombardeo atómico y la cifra se elevaría a más de 70 000 en los meses siguientes. Incluyendo el bombardeo de Hiroshima el 6 de agosto, unas 400 000 personas perdieron la vida en ambas ciudades hasta la actualidad.
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