La BBC filmó más de un centenar de rorcuales comunes en la Antártida, un espectáculo inédito y «emocionante», saludado por los científicos.
La especie ha sido prácticamente exterminada por la caza de la ballena, prohibida desde 1976. Su número se redujo «a 1% o 2% respecto a la población original», explicó a la AFP Helena Herr, científica especializada en mamíferos marinos.
Los rorcuales eran asesinados por el aceite contenido en su grasa corporal, «un ejemplo de cómo la humanidad trata los recursos (…) siempre y cuando pueda obtener beneficios», añadió.
Las imágenes filmadas por un dron muestran hasta 150 de estas ballenas, soltando grandes penachos de aire y agua a la superficie, mientras que las aves giran en el cielo.
«El mar a nuestro alrededor estaba muy agitado porque los animales subían sin cesar», contó Helena Herr. «Fue emocionante, quedarse allí y verlo».
Una señal de esperanza para el segundo animal más grande del mundo, después de las ballenas azules, considerado, según ella, como un «ingeniero del ecosistema».
Los científicos ven en el aumento del número de rorcuales una buena señal para la salud de los océanos, incluso para los esfuerzos de lucha contra el cambio climático.
Alimentación
Los rorcuales se alimentan de krill, rico en hierro, y defecan en aguas superficiales, devolviendo así al océano nutrientes que contribuyen al crecimiento del minúsculo fitoplancton, que utiliza los rayos del sol para transformar el dióxido de carbono en energía y oxígeno (fotosíntesis).
Por otra parte, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) clasificó el rorcual común en la categoría de especies «vulnerables» y estima que la población mundial es de 100.000 individuos, la mayoría de los cuales se encuentran en el hemisferio norte.
Los científicos afirman que el número de rorcuales comunes del sur se recupera lentamente desde la prohibición de la caza de ballenas en 1976; pero pocos de estos animales han sido observados en grandes grupos en sus zonas de alimentación históricas.
«Estamos hablando de unos pocos miles de animales que quedan en todo el hemisferio sur», explicó Helena Herr.
La científica planea otras misiones para investigar los misterios que persisten sobre estos gigantes oceánicos, especialmente su lugar de reproducción.
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