Los glaciares de la cordillera de Los Andes perdieron el 42% de su superficie en los últimos 30 años, al encogerse desde 2 429 kilómetros cuadrados en 1990 hasta 1 409 kilómetros cuadrados en 2020, según un estudio divulgado este viernes por la iniciativa ambientalista brasileña MapBiomas.
Los glaciares en la región tropical de Los Andes se redujeron a casi su mitad en tres décadas, tanto en extensión como en volumen, como consecuencia de los cambios climáticos y de otros factores como los crecientes incendios en la Amazonía, según MapBiomas, iniciativa que mapea los cambios en el uso del suelo en Suramérica a partir del análisis de imágenes de satélite y otras herramientas tecnológicas.
“Ese crecimiento sin precedentes en la pérdida de los glaciares puede ser atribuido a los cambios climáticos y a factores no climáticos como el aumento de los incendios forestales en los últimos años en la Amazonía, que generan carbono negro, elemento que puede acelerar el retroceso de las nieves”, según el estudio.
MapBiomas es una iniciativa multidisciplinaria brasileña en la que participan varias organizaciones no gubernamentales, universidades y empresas de tecnología y que se dedica a mapear la cobertura del suelo y los cambios de uso del suelo en Suramérica, principalmente en Brasil y en la Amazonía.
En el estudio sobre la situación de las nieves en la cordillera suramericana participaron especialistas de Mapbiomas, de la Universidad Nacional Agraria La Molina (Perú), del Instituto de Pesquisas en Glaciares y Ecosistemas de Montaña (Perú) y del Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE, Brasil).
Los resultados fueron destacados en un artículo publicado en la última edición de la revista científica Remote Sensing.
“Los glaciares de Los Andes tropicales están pasando por una rápida reducción, con potenciales impactos ambientales, culturales y económicos para las poblaciones locales”, afirma el artículo.
Según Efrain Turpo, uno de los autores del estudio, además de los cambios climáticos generados por el efecto invernadero y que están acelerando el calentamiento global, la velocidad de pérdida de los glaciares en Suramérica es consecuencia directa del carbono negro lanzado por los incendios forestales en la Amazonía.
Turpo agregó que la reducción de las nieves afecta la integridad de los ecosistemas que dependen del ciclo de agua, la agricultura, el abastecimiento de agua, la generación de electricidad y hasta el turismo.
Para María Olga Borja, otra de las coautoras, se muestra que la reducción de gases contaminantes lanzados por los incendios forestales se convirtió en algo urgente para Suramérica.
“Es urgente que los gobiernos nacionales adopten medidas decisivas para combatir la crisis climática, incluyendo políticas y programas de mitigación de cambios climáticos, principalmente en cuencas con glaciares, para reducir los impactos de su derretimiento”, alertó.
De acuerdo con el estudio, el ritmo de pérdida de los glaciares de la región tropical de Los Andes, es decir los ubicados entre los trópicos de Cáncer y de Capricornio, es de 28,4 kilómetros por año, y los más afectados son los que están a menos de 5 000 metros del nivel del mar, que en 30 años perdieron el 80,25 % de su área.
Por países, los más afectados proporcionalmente fueron los que cuentan con menos glaciares.
Perú, Bolivia y Ecuador son los países con mayores áreas de glaciares tropicales, con el 72,76 %, el 20,35 % y el 3,89 % del total respectivamente. Los porcentajes de pérdida de glaciares en estos países fue del 41,19 % para Perú, del 42,61 % para Bolivia y del 36,37 % para Ecuador.
Los países que les siguen con mayor porcentaje de glaciares en la región tropical de Los Andes son Colombia, con el 2,18 % del total, Chile (0,78 %), Argentina (0,04 %) y Venezuela (0,01 %). Pero las pérdidas de glaciares en porcentajes fueron del 96,9 % para Venezuela, del 60,2 % para Colombia, del 47,24 % para Chile y del 45,47 % para Argentina.
De acuerdo con el estudio, además de los impactos ambientales y económicos, ese derretimiento también provoca pérdida de bienes culturales, ya que los nevados son de especial valor para las poblaciones locales.
“Las poblaciones de los países andinos viven aún hoy una simbiosis única entre lo telúrico, lo emocional y lo natural, de modo que sus montañas nevadas forman parte de su visión de mundo y envuelven mitos, leyendas, y prácticas sociales y culturales ancestrales que sobreviven hasta hoy”, explicó el sociólogo Raúl Borja Núñez, igualmente autor del estudio.
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