La aparición de Ómicron, la nueva variante del coronavirus, ha acelerado en varios países incluido el Ecuador la aplicación de la dosis de refuerzo.
En inicio en el país esta tercera dosis estaba dirigida a los adultos mayores de 65 años, a las personas con inmunodeficiencias o sistemas inmunológicos debilitados. En este grupo están quienes se realizan radio y quimioterapia y terapia hormonal, trasplantados, VIH o Sida, con tratamientos inmunosupresores, corticoides, etc.
Ahora a la tercera dosis pueden acceder todas las personas que hayan cumplido 6 meses, luego de la aplicación de la segunda dosis.
Sin embargo, las medidas sanitarias deben mantenerse, el lavado de manos, el uso de la mascarilla, el distanciamiento y evitar los lugares cerrados son fundamentales, para reducir el número de contagios.
Luego del feriado nacional se evidenció un repunte de casos por un conjunto de sucesos. Hay mucha gente que no se ha vacunado o no ha completado su esquema de vacunación, esas personas son quienes se encuentran en mayor riesgo.
Hay demasiado relajamiento en la sociedad, se calcula que aproximadamente un 60% a 70% de las personas ya no cumplen todas las medidas de bioseguridad, no utilizan la mascarilla o lo hacen, solamente, en los en los lugares en los que se les exige como son los centros comerciales; otros la utilizan pero no de manera adecuada. Asimismo, se redujeron las restricciones en el comercio y el aforo en los restaurantes y el transporte público. Las consecuencias de ello, es la elevación del número de contagios.
En Ecuador la vacunación ha dado muy buenos resultados, pese a ello hay un número considerable de no vacunados, no por falta de vacunas, sino porque la gente no quiere vacunarse, y los resultados pueden tornarse tan desagradables como las del año pasado, con el colapso del sistema sanitario. La vacuna para los niños de 5 a 11 años también es segura e importante.
Otro aspecto a considerar es que la vacuna genera la inmunidad, pero lo hace a los 21 días de aplicada, mientras ocurre hay que seguir cuidándose, la inmunidad se refuerza con la segunda dosis y después de los 21 días de esa segunda dosis estamos inmunizados, lo que no se sabe es por cuánto tiempo; según varios estudios la eficacia de la vacuna disminuye con el tiempo, en especial la de Johnson y Johnson, por lo tanto, los países han determinado aplicar una tercera dosis, con la vacuna que esté disponible y sea la recomendada de acuerdo a los estudios que se realicen.
El ensayo ciego COV-Boost, del Instituto Nacional para la Investigación de la Salud de Reino Unido (NIHR), que analiza la efectividad de siete diferentes refuerzos inoculados después de dos dosis de AstraZeneca o Pfizer, indica que aún no hay respuestas definitivas sobre cuántos refuerzos de la vacuna contra el COVID-19 serán necesarios, ni hasta cuándo.
Tampoco se puede asegurar en este momento si serán necesarios refuerzos cada año (como sí ocurre con la vacuna para la influenza).
Según ese estudio, los niveles de inmunidad en las personas después de una tercera dosis fueron mucho más altos que después de las dos primeras. “La vacuna incita una amplia respuesta de los linfocitos T, que son parte crucial del sistema inmune, junto con los anticuerpos”.
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