A más de cinco décadas de la llegada del hombre a la Luna, Richard Branson, Jeff Bezos y Elon Musk, los tres hombres más ricos del mundo han hecho que el turismo espacial se convierta en una realidad. Con ello, la NASA también tiene en sus planes nuevas misiones a la Luna y Marte. Una carrera que más qué futurista está considerada por algunos autores como el siguiente paso del ser humano hacia el espacio.
Pero, con el turismo espacial tan activo, ¿Cuáles serán los requerimientos nutricionales que tengan los futuros astronautas o viajeros espaciales? El planteamiento como Universidad San Francisco de Quito es dar a conocer a la comunidad científica el potencial del uso de un cóctel de antioxidantes personalizado con el fin de ayudar a los viajeros espaciales de este siglo a estar en forma y tener una buena salud fuera de nuestro planeta.
La investigación en curso del equipo “Biomedical Discovery” en la Escuela de Medicina, se fundamenta en la búsqueda de disminuir el estrés celular y en cómo inhibir los radicales libres que pueden afectar la salud y generar envejecimiento prematuro. Para el equipo técnico, es primordial mantener una buena alimentación con las dosis recomendadas por las agencias de regulación en vitaminas y antioxidantes. Sin embargo, las condiciones para los exploradores espaciales cambian radicalmente a las de la tierra pudiendo afectar su salud y donde la suplementación con un cóctel de antioxidantes podría resultar beneficiosa.
El cóctel sugerido por la investigación decidió enfocarse en los astronautas y en las personas que, posiblemente, viajarán al espacio, ya que la microgravedad y la exposición a la radiación ionizante fuera del planeta contribuye al estrés celular. Frente a esta problemática, los científicos han unido esfuerzos con el Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea de los EE.UU con el fin de comprender los mecanismos por los cuales las células mantienen su salud. El equipo propone un cóctel de antioxidantes basados en algunas de las publicaciones y evidencia contrastada sobre las dosis óptimas y que podrían ser administradas. Las dosis tendrían relación con la capacidad de cada individuo en producir proteínas antioxidantes a través de sus genes. Aplicar el cóctel será una manera de minimizar el daño y el estrés en los viajeros espaciales.
La tierra es un oasis donde las personas tienen todas las condiciones para la vida, pero en el cosmos, los humanos sin protección estarían expuestos a la radiación espacial ionizante de las estrellas y todo afecta a la biología humana debido a que la genética no está hecha para el espacio. La falta de un entorno terrestre afecta el funcionamiento de los órganos, produce degeneración muscular, etc.
El equipo analizó los factores que generan estrés celular. Para hablar en términos científicos, el estrés celular se podría definir como el estado donde esta deja de montar una respuesta a factores dañinos en su ambiente y morir prematuramente, siendo el estrés oxidativo uno de los más importantes. El concepto está asociado a un tipo de estrés en el que se generan radicales libres nocivos para las estructuras celulares.
El trabajo de investigación realizado en los laboratorios de la universidad se centró en la comprensión de los procesos que se dan dentro de la célula, en respuesta a lo que es el estrés ambiental, la exposición a la radiación ultravioleta y que puede afectar la piel e incluso ocasionar cáncer.
La célula puede responder a este tipo de efectos dañinos y una dosis de este cóctel tratará de ayudar a lograr una mejor capacidad de resistencia. En este caso, el estudio se enfocó en los futuros viajes espaciales porque es un punto necesario. Es decir, ya no solo los astronautas realizarán viajes al espacio, ahora se plantea que existan turistas espaciales y, para ello, necesitan estar protegidos con un cóctel antioxidante.
De acuerdo con los investigadores, una de las moléculas antioxidantes que nosotros mismos producimos es el glutatión. “Una mejor producción de esta molécula podría ayudar a resistir los efectos nocivos de la radiación”. Esta molécula constituida por diferentes aminoácidos ayuda a mitigar los efectos del estrés celular.
Hablar de este tipo de estrés es afirmar que el ser humano gracias a la reacción del cuerpo frente al estrés envejece mucho más rápido. La inducción de estrés celular puede venir del ambiente, como es el caso del espacio o de un mal balance en la alimentación.
Cada vez que respiramos todo este oxígeno se va hacia las mitocondrias y estas son órganos celulares que permiten al individuo generar energía. Cuando el ser humano se alimenta, algunos de los nutrientes se van hacia la mitocondria, la cual los procesa para generar una carga de energía (ATP) y así funcionar en el ámbito de la vida.
Sin embargo, dentro de este proceso, de la toma de oxígeno y de nutrientes, se llega a un punto en la cual la mitocondria se satura, y es ahí cuando puede formar radicales libres. Por ejemplo, si un carro tiene buena gasolina, pero comienza a dañarse el motor, este genera mucho smog; lo mismo pasa en las células.
Si una mitocondria comienza a producir muchos radicales libres es una señal de que no está funcionando bien y es ahí cuando el cuerpo empieza a producir agentes como el glutatión, que minimizan los efectos de estos radicales libres.
Dentro del contexto del país, la USFQ es pionera en desarrollar la medicina regenerativa aplicada a mitigar el estrés celular. La USFQ es una de las pocas universidades del mundo involucrada activamente en el uso de la mitocondria como agente terapéutico. Existen otros equipos de investigación internacionales sobre todo en los Estados Unidos y Europa que han llevado adelante la generación de compuestos que mitigan el estrés celular, pero en el Ecuador somos los primeros en proponer un cóctel antioxidante y trabajar en medicina espacial.
El estudio dirigido a la comunidad científica, médica, a la NASA y a los que están interesados en los viajes espaciales podría utilizarse en un futuro cercano. La investigación fue publicada en la revista Microgravity porque, precisamente, colabora con la NASA para desarrollar tecnologías y biomedicina.
En este trabajo participaron además estudiantes de la escuela de medicina de la USFQ y de la Universidad de Cornell Xavier Gómez, Serena Sanon, Kevin Zambrano, Samira Asquel, Mariuxi Bassantes, Julián E. Morales, Gabriela Otáñez, Core Pomaquero, Sarah Villarroel, Alejandro Zurita, Carlos Calvache, Kathlyn Celi, Terry Contreras, Dylan Corrales, María Belén Naciph y José Peña.
Este tipo de investigación es una evidencia hacia la comunidad científica internacional de lo que se puede hacer desde el Ecuador, los estudiantes son investigadores con muchas ganas de generar ciencia disruptiva, necesaria en este contexto, porque se necesita empezar a creer que se pueden lograr avances radicales en el país.
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