Desde Quito les dijeron que su carretera era imposible, y así parecía: implicaba abrir 120 kilómetros de trocha, cruzar tres quebradas de grandes precipicios y construir el puente más largo del Ecuador de entonces. Pero sin ella, la “banda oriental del Carchi” (Julio Andrade, Huaca, Cristóbal Colón, San Gabriel, La Paz, Bolívar) se habría quedado aislada del resto del país y sin acceso al nuevo medio de transporte que revolucionaba al mundo: el automóvil. Los pueblos del Carchi y del norte de Imbabura, con el liderazgo de la ciudad de San Gabriel, decidieron construirla con sus propias fuerzas, y así lo hicieron, entre 1927 1936.
Desde niño, casi sin darme cuenta, fui guardando en la memoria las narraciones orales de quienes participaron en esa gesta, pues viví en San Gabriel hasta los 11 años de edad, entre 1951 y 1961. Por eso, cuando, como historiador, buscaba un nuevo tema de investigación, me pareció natural organizar esos recuerdos y plasmarlos en un libro.
El largo proceso de investigación, sin embargo, mostró que todo lo que tenía era solamente “la punta del ovillo”. Nuevas visitas a diversas poblaciones del Carchi me permitieron recopilar otros testimonios orales de los descendientes de quienes participaron en la obra, pero también evidenciaron las lagunas, inexactitudes y hasta contradicciones de la información así recogida. Fue necesario, entonces, recurrir a las narraciones escritas, más o menos contemporáneas a esa historia, que hasta entonces desconocía, y que me permitieron ir construyendo el esquema del futuro libro, pero que no fueron suficientes para contestar todas las preguntas que el propio tema planteaba.
Como es usual en los trabajos históricos, fue necesario consultar los documentos de archivo. Los archivos más útiles para mi propósito fueron el archivo histórico del Concejo Municipal de Montúfar, San Gabriel (desgraciadamente, muy incompleto), el Archivo de la Asamblea Nacional, Quito, y la Biblioteca Ecuatoriana Aurelio Espinosa Pólit, también en Quito. A ellos se sumaron diversas colecciones privadas. Por último, la prensa local y nacional, especialmente el diario quiteño El Comercio de la época, me proporcionó abundante información de primera mano. Por ejemplo, El Comercio evidenció como las otras regiones del país, que al principio prestaron poca atención a ese proyecto vial, comenzaron a dale atención prioritaria y entusiasta una vez que se fue constatando que la carretera en efecto avanzaba, y a destacar en términos cada vez más elogiosos la conducta ejemplar y patriótica de los pueblos que la construían mediante su trabajo voluntario.
Por último, el estudio de literatura histórica pertinente permitió contextualizar la construcción de esa carretera dentro de la historia del Ecuador y del mundo. Por ejemplo, el libro muestra cómo y por qué, en medio de la “Gran Depresión” de la década de 1930, el Ecuador construyó el puente metálico de El Juncal, sobre el río Chota, que en su momento fue el puente más grande del país, contratando para ello a una importante empresa alemana. O cómo la carretera Panamericana, el proyecto vial más grande del mundo en su momento, símbolo de la unidad de los pueblos “de las tres Américas”, del cual terminó formando parte esa carretera del norte de la sierra ecuatoriana, fue formulado e impulsado por una alianza entre el Gobierno de los Estado Unidos y sus fabricantes de automóviles, como parte de un proyecto aún mayor: crear un enorme mercado de automóviles en América Latina y conquistarlo para los Estados Unidos, que habrían de convertirse, durante buena parte del siglo XX, en el mayor productor y exportador de automóviles del mundo.
Este libro se enmarca dentro de dos géneros poco cultivados en el país: la historia local y la historia de las vías de comunicación. Después de haberlo publicado, creo que ambas especialidades deberían ser cultivadas con mayor dedicación en nuestro país.
Como autor de Un pueblo y un camino, confío que el libro sea de alguna utilidad para mis colegas, los historiadores profesionales del Ecuador, que formamos una comunidad pequeña, pero extraordinariamente rica y diversa. Sin embargo, confieso que lo escribí pensando principalmente en la gente común, cuya historia narra, y con la esperanza de que le permita:
Los temas que se tratan en el libro son:
Capítulo uno: La vialidad en el Carchi a comienzos del siglo XX
Capítulo dos: El Comité Procarretera Oriental del Carchi
Capítulo tres: La construcción de la carretera
Capítulo cuatro: ¿Qué movió a los pueblos a construir la carretera?
Capítulo cinco: El impacto de la Carretera Oriental
Capítulo seis. El Procerato del Trabajo
Capítulo siete: Recomendaciones
Bibliografía
Fuentes primarias
Información oral
Entrevistas
Documentos escritos y fotografías
Fuentes secundarias
Libros
Anexo 1. “Don Moisés Erazo Calderón”, por Edmundo Aristizábal A.
Anexo 2. “El pueblo de Tulcán en la gran minga”
El libro fue editado por la Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador, y por Ediciones Abya-Yala.
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