Cada día nacen en el mundo miles de niños y niñas en una época diferente a la que fueron criados sus padres ¿Cuál es el concepto de una crianza respetuosa en la actualidad?
La pregunta es muy importante y actual, porque reúne dos temas que convocan al análisis de la época y la familia. La familia contemporánea de hecho o de derecho como lo nombra Eric Laurent (psicoanalista francés) en su libro “El Niño y la Familia” incluye distintas formas de unión, monoparentales, homoparentales, ampliadas, yuxtapuestas, entre otras.
Entonces, la familia ha sufrido una transformación a partir de los cambios sociales, económicos, la caída de los ideales, las distintas formas de vida y de convivencia: pasaje de la familia conyugal a nuevas formas de familia.
Las configuraciones familiares cambian y con ello las formas de hacer lazos entre sus miembros, de tal manera que los vínculos entre padres e hijos se inscriben en lógicas diferentes. Si además mencionamos que la familia propia del capitalismo está tomada por el empuje de la ciencia que propone que todo es perfectamente programable, que todo debe funcionar perfectamente calculado, entonces hay un empuje continuo hacia programas, cursos, de cómo educar, de cómo criar, de cómo hacer hijos exitosos, etc, lo que tiene una incidencia en la subjetividad de los padres, de los hijos y de la familia.
Sería interesante pensar ¿qué sería una crianza respetuosa?, ¿respetuoso de qué?, ¿quién ejerce esta forma de crianza? Nos permite plantear entonces qué es la familia, desde el psicoanálisis: “un espacio ocupado por una red de relaciones decidida a veces, por una determinación biológica, pero sublimadas en todos los casos por un vínculo social, por una relación de palabra”.
Es decir que se trata de una construcción, en la que no hay nada natural, que tanto la función paterna, como el deseo materno deben ser consentidos, solo así un hijo o una hija es adoptado en el seno de una familia y se hace transmisión de un nombre, de un lugar de todo un referente simbólico que hace posible la introducción de la prohibición y de lo permitido, de la cultura, de la palabra, del otro.
Finalmente más que hablar una crianza respetuosa diría una transmisión en la que los hijos van consintiendo los ideales, los valores familiares, el acceso a la cultura, pues a claras luces no se trata de nada que se imponga sino que transmita.
Dentro de este concepto los límites se entienden como una forma de cuidado y no de represión ¿cómo educar a los niños sin perder la autoridad como padre?
El psicoanálisis menciona que la familia propia del capitalismo tiene lugar en la “epoca de la caída del Nombre del Padre”, la que justamente tambalea es esta función paterna como reguladora de la prohibición y transmisora de los ideales, los grandes referentes caen, se vuelven ambiguos produciendo para la época y los sujetos una pobreza simbólica.
Para el psicoanálisis el padre o sus subrogados cumplen una función primordial que es la transmisión de la ley, ley que permite internalizar un orden, una regulación, podemos entonces responder a la pregunta: ¿cómo educar a los niños sin perder la autoridad como padre?:
Ejerciendo una ley que no sea caprichosa, ni arbitraria. Una ley que sea consistente.
¿Se está formando la llamada generación de cristal?
La generación de cristal es un término acuñado por la filósofa española Monserrat Nebrera, a esta generación se le atribuye una fragilidad o la manera en que quedan “rotos” por dentro si algo no les sale como ellos deseaban.
Una generación con una fragilidad simbólica, lo cual no es poco decir, fragilidad que produce una labilidad en las identificaciones, una desorientación, un desamparo, lo que unido a la oferta del discurso capitalista produce hiper desconexión, hiperactividad, inhibiciones graves, encierro, depresión y aburrimiento generalizado.
Plantearía que se trata de niños que están ubicados como objetos a los que cuidar, alimentar, educar, formar, en ese intento proliferan una serie de programas y de formas que se tornan excesivos, por ejemplo enseñar a los padres a tener autoridad, o de crear escuelas de padres para enseñarles los buenos comportamientos.
Madres, padres y cuidadores se enfrentan constantemente a un bombardeo de informaciones y métodos de crianza, que puede generar confusión y frustración ¿qué hacer al respecto?
Es importante pensar que no hay una crianza perfecta, que mientras más calculada y programada sea la crianza, es posible que se originen, síntomas.
Los niños son sujetos en un tiempo de estructuración subjetiva, lo que no está ligado a lo cronológico sino a un tiempo lógico de cada niño, de allí que la familia debe considerar que una técnica o una forma no sirve “para todos”.
La crianza, la educación del hijo se da dentro de una estructura familiar, con figuras que independiente de la biológica, ejerzan las respectivas funciones paterna y materna.
Dentro de la familia se construyen lazos los cuales son fundamentales en la crianza de los hijos, por ejemplo, en el acceso del niño a la cultura, al aprendizaje y todas las responsabilidades que en ese orden surgen. La educación esfinteriana, el deseo de aprender tienen un soporte primordial en las relaciones padres- hijos.
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Claramente aquí la opinión es en contra de la “”familia capitalista. “”
La institución de la familia tiene cientos de años sino miles de años y ha estado presente en todas las culturas, es por lo tanto universal. Por consiguiente a lo largo de su historia, la familia siempre ha sido “contemporánea” y ha venido experimentado cambios. Y seguirá de esa manera.
El psicoanalista dice que en psicoanálisis en la familia capitalista””no hay nada “”natural”” en la relación padres-hijos…
Y las preguntas surgen: cómo habrá sido la relación del psicoanalista con sus propios padres? Será que el psicoanalista necesita un psicoanálisis? Cuál es la orientación ideológica del psicoanalista? Ya que opina en contra de la familia “capitalista,” qué opina de la familia comunista? Cómo saber todo eso.?
Me permito con respeto responder que cuando menciono, la familia capitalista, hago una lectura de las formas de hacer lazo, tomando la referencia del discurso capitalista (Lacan, 1972), entendiéndose un discurso como un hecho de lenguaje que ubica lugares y promueve modalidades de lazo social.