Después de una accidentada instalación de la Asamblea de dos días, con divorcio de por medio, recesos y pedidos de suspensión de la sesión porque había que ir a comer y dormir, Guadalupe Llori, una mujer amazónica que estuvo encarcelada en el gobierno del expresidente Rafael Correa, llega a la Presidencia de la Asamblea, Por ironías de la vida, Pierina Correa, la hermana de quien la persiguió, fue la encargada de posesionarle en el cargo.
Su primer discurso fue el reconocimiento de las diferencias con el Presidente electo, Guillermo Lasso, pero con quien espera trabajar para trazar una agenda de gobernabilidad más allá de los odios, revanchas y venganzas que ofrecía el expresidente Correa, cuando creía que su alfil sería el nuevo Presidente de la República.
Lo primero será respetar la institucionalidad y, sobre todo, la independencia de poderes como el de la Justicia para evitar la impunidad y trazar una hoja de ruta en la lucha contra la corrupción y en la solución de los problemas más apremiantes del país, en gran parte producto de la pandemia del coronavirus que obligó al mundo a encerrarse y paralizó empresas y negocios de todo tipo.
El gran derrotado, sin duda, fue el correísmo que se había tomado con calma el triunfo de Guillermo Lasso porque, según lo revelado en el inicio de la sesión, tenía un plan B bajo la manga, en caso de no captar el Poder Ejecutivo, hacerse con el Poder Legislativo desde donde pensaba revisar los juicios por corrupción entablados en contra de su círculo más íntimo, en especial lograr la libertad del exvicepresidente Jorge Glas.
Ese otro plan explica el discurso del expresidente Correa en donde pasaba de los amenazas a ofrecer trabajo conjunto al nuevo Gobierno. Cuente con nuestros votos, decía. ¿Para qué? He ahí la trampa. El lobo feroz transformado en Caperucita roja, agazapado entre las cobijas.
Los llamados progresistas ahora yo no miran la Asamblea, su discurso apunta a cómo boicotear cualquier agenda de trabajo para desgastar al nuevo Gobierno. Ese es su norte en este momento, de lo que se puede leer en sus cuentas de redes sociales. Progresistas que pasaron del anticorreísmo, al bucaramismo y después al correísmo, tras intentar fungir de independientes. Personas que se acomodan a todo.
Por lo pronto, una mujer amazónica será la encargada de ponerle la banda presidencial a Guillermo Lasso, una mujer amazónica y perseguida por pensar distinto, por no aliarse con el discurso oficial ni ser servil.
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