El Metro de Quito se va pareciendo a un cuento de esos que se cuenta a los niños antes de dormir o al cuento del Gallo Pelón. Nació con muchas expectativas, pero se fue prolongando su entrada en funcionamiento con el tiempo, primero por la pandemia y después por múltiples razones todavía inexplicables.
Con el pasar del tiempo se va pareciendo a la promesa de la Refinería del Pacífico, un proyecto por el que el Estado pagó miles de millones de dólares para aplanar un terreno. Y la ciudad está pagando por el Metro de la ciudad sin resultados creíbles.
La última noticia en torno a este proyecto es la renuncia gerenta, Andrea Flores, argumentado que no cederá a presiones políticas que tendrían impacto en el cumplimiento del cronograma para la entrada en funcionamiento de la obra. ¿Cuáles presiones? Para variar no especificó, como en todas la renuncias. ¿Cuál cronograma? ¿Hay un cronograma creíble y visible?
En su carta de renuncia, Flores aseguró que evaluar nuevamente el Modelo de Gestión del Metro de Quito tendrá un impacto en los cronogramas y fechas ya establecidas y anunciadas para el inicio de operaciones de la primera fase del Metro. ¿Cuáles fechas establecidas?
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