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CAPACIDAD GERENCIAL para la buena administración del Estado

Wilson Araque
Universidad Andina Simón Bolívar
martes, mayo 4, 2021
Se ve con buenos ojos la decisión que ha tomado el Presidente electo Guillermo Lasso de encargar el mando -eso sí, en articulación con el Ministerio de Salud y el gobierno en general- del programa de vacunación a una persona que sabe de gestión de productos farmacéuticos
Tiempo de lectura: 3 minutos

Hace algunos años el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) publicó un libro intitulado “De Burócratas a Gerentes” -de Carlos Losada, como editor- que se convirtió en un gran referente para ir incorporando una cultura y práctica gerencial en la administración de las entidades del sector público y, así, lograr que esas organizaciones estatales logren un desempeño eficaz, eficiente, innovador y ético centrado en la mejora del bienestar de todas las personas que integran una determinada nación.

Ahora, claro -como bien lo resalta la publicación de Losada-, lo que sí se debe tomar en cuenta es que la gerencia de una entidad pública es distinta a la que se da en una privada, por los objetivos que persigue cada una y, también, por la cultura organizacional existente. Cuando no se toma en cuenta esta premisa, se corre el riesgo de que, sin ese ejercicio adaptativo, se termine forzando en lo público el uso de herramientas y técnicas que, quizá, funcionan bien en lo privado y viceversa; generándose, así, como es de esperarse, un fracaso de gestión prematuro.

Ubicando el análisis, en los tiempos actuales, se puede ver que, con el programa de vacunación masiva impulsado por el gobierno del Presidente Lenín Moreno, lo que ha estado ausente es, precisamente, un modelo basado en los principios de la buena gestión organizacional, ya que, una acción de salud de ese tipo y de tremenda complejidad, va más allá del conocimiento de los profesionales de la medicina; pues, también se requiere el concurso, en articulación con los expertos de la salud, de personas especialistas provenientes de otras disciplinas que conozcan, por ejemplo, de gerencia, sobre todo, de temas logísticos que permitan, primero, obtener las vacunas en el exterior y, luego, una vez compradas, traerlas, almacenarlas y, con el cumplimiento de todos los requerimientos técnicos de almacenaje y transporte, llevarlas a los puntos de vacunación, en donde, cientos o miles de personas, está ansiosas porque se les aplique la vacuna de forma efectiva y oportuna; sin esperas de largas horas o con la indignación de que ciertos vivos se saltan la fila para acceder a ese bien preciado de la actualidad llamado vacuna.

Sobre este último punto, se ve con buenos ojos la decisión que ha tomado el Presidente electo Guillermo Lasso de encargar el mando -eso sí, en articulación con el Ministerio de Salud y el gobierno en general- del programa de vacunación a una persona que sabe de gestión de productos farmacéuticos.

Esperemos que, por el bien de todo el país, las cosas salgan bien y, así, se vaya de a poco sentando las bases de la esperanza de una real reactivación del tejido productivo y social del Ecuador. Aquí, nada más a Carlos Cueva González -la persona elegida por el Presidente Lasso-, para evitar contratiempos y sorpresas en los resultados a obtener, es necesario considerar la premisa que se analizó en líneas anterior y que se resume en: “Una es la realidad para la gerencia en el sector privado y otra es, cuando el espacio del ejercicio gerencial es el sector público”.

Finalmente, vale la pena recordar una frase que, muchas veces, la he repetido a los estudiantes -en mis clases de gerencia- basada, a su vez, en la reflexión que, en su momento, nos trasmitió uno de los maestros -cuando hacía mis estudios de Maestría en Administración- para resaltar, metafóricamente, la importancia de saber escoger a quien va a gerenciar los destinos de un determinado tipo de espacio organizacional -uno de ellos, por supuesto, el de las entidades públicas-: “Cuando se busca elegir al director de un hospital, la costumbre ha sido, generalmente, seleccionar al mejor cirujano, al mejor cardiólogo, al mejor urólogo, al mejor intensivista, etc.. Con lo cual, al final, se estará ganando un mal administrador y, a su vez, perdiendo a un gran médico”. De ahí, la importancia de exigir en los perfiles de la autoridad elegida y del equipo cercano que lo rodea una combinación entre las capacidades técnicas y aquellas relacionadas al campo administrativo y, también, de buen olfato para la negociación política positiva.

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